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Diego de Córdoba y Lasso de Castilla

Biografía

Córdoba y Lasso de Castilla, Diego de. Marqués de Armuña (I). ¿Madrid?, s. XVI –Madrid, 1.IV.1624. Noble.

Hijo de Diego Fernández de Córdoba y Fernández de Córdoba, IV señor de Armuña, caballerizo mayor de Felipe II, y de Ana M.ª Lasso de Castilla y Ungnad. En 1587 era arcediano de Pedroche y canónigo de Córdoba y, en 1588, se le autorizó ausentarse para proseguir sus estudios en Artes y Teología en la Universidad de Alcalá. Concluidos estos, fue arcediano de Jerez, obteniendo el 4 de julio de 1594 una canonjía en la catedral de Sevilla y alcanzó la dignidad de deán e inquisidor del Santo Oficio de Llerena.

En 1598 heredó el señorío de Armuña, del que fue su VI señor, al suceder a su hermano Francisco Pacheco de Córdoba (Bruselas, ¿?-Madrid, 1593), gentilhombre de boca y de cámara de Felipe II, V señor de Armuña. Durante su gobierno, Diego de Córdoba levantó las deudas de su estado y lo mejoró, destacando en este empeño las obras que financió en 1600 en la iglesia de Armuña (Almería). Gracias a los contactos de su hermana, la I marquesa de Estepa, entabló buena relación con banqueros genoveses, especialmente los Sauli, realizando buenos negocios con el comercio indiano y con diversas instituciones eclesiásticas.

Amante de las artes, fue un importante mecenas en Sevilla, donde tenía una destacada pinacoteca, siendo uno de sus pintores favoritos Francisco Herrera el viejo. También favoreció los círculos literarios, protegiendo en su casa al poeta hispalense Melchor Zambrano, quien le dedicó en 1604 una de sus obras, al igual que el maestro fray Gaspar de los Reyes, en 1614.

Diego de Córdoba se vinculó a la orden de los agustinos, estrechando lazos de amistad personal con fray Juan de San Agustín, confesor del I marqués de Flores-Dávila y miembro del partido anglófilo. Animado por este fraile, Córdoba marchó a Madrid y se instaló en el palacio de Victoria Grimaldo Ceba Adorno, esposa del contador mayor de Alcántara, Gabriel de Peralta y Calderón, abriéndose paso en el mundo áulico. Frecuentó también el Colegio-Seminario fundado por su prima, Ana de Córdoba y Aragón, dama que fue de la infanta Isabel Clara Eugenia de Austria, en cuya institución también se vinculó al agustino fray Juan Bravo de Lagunas, obispo de Ugento y a Juan Pardo y Arenillas, fiscal de Cruzada. Gracias a este círculo de religiosos, el 19 de octubre de 1619 obtuvo el título de I marqués de Armuña sobre su señorío almeriense.

En 1622 comenzó a sanear sus finanzas, con objeto de que su sobrino, Francisco Hiscio Centurión de Córdoba, heredase su estado y mayorazgo, así como su título nobiliario, del que sería a su muerte II marqués de Armuña. A la muerte de Diego de Córdoba, acaecida en 1624, pronunció su sermón fúnebre el predicador hispalense Álvaro Pizaño de Palacios, heredando sus casas cordobesas el convento de los capuchinos. Se enterró en Santo Domingo el Real, en la capilla de los Castilla, donde estaba sepultado su padre y su hermana, la VIII condesa de Paredes de Nava, dama de Isabel Clara Eugenia de Austria.

 

Bibl.: V. Sánchez Ramos, “Los Fernández de Córdoba y su señorío almeriense: el Marquesado de Armuña”, en F. Toro Ceballos (coord.), Los Fernández de Córdoba. Nobleza, hegemonía y fama. Homenaje a Manuel Peláez del Rosal, Alcalá la Real, 2018, págs. 564-580.

 

Valeriano Sánchez Ramos

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