Gallardo Soler (o Solier), Mateo. ?, 1600-1605 – Madrid, 11.IX.1667. Pintor.
Mateo Gallardo Soler, o Solier, según indican algunos documentos, fue un pintor de cierto prestigio en su época, si bien su nombre es hoy apenas conocido acaso porque el biógrafo de todos nuestros pintores barrocos más importantes, Antonio Palomino, no le dedicó una “vida” en su famoso Parnaso español.
Perteneciente a una familia de pintores con varios hermanos dedicados al mismo oficio —Jerónimo y Francisco—, la biografía de Mateo Gallardo permanece aún oscura en cuanto al lugar y fecha de su nacimiento, supuesto entre 1600 y 1605 tras considerar que en 1624, fecha de su matrimonio con Isabel de Arianciaga, hija de unos ricos hacendados murcianos, podría tener a la sazón unos veinte o veinticinco años. Es precisamente este dato la primera fecha conocida de su biografía cronológica y por él se sabe que se casaron en la madrileña parroquia de San Sebastián, alojándose en la calle de Carretas. En dicha parroquia, de la que fueron parroquianos hasta el final de su vida, bautizaron al menos a ocho de sus hijos: Juliana (21 de enero de 1628), Bartolomé (22 de agosto de 1629), María Luisa (24 de mayo de 1631), Mateo (25 de febrero de 1633), Cristóbal (19 de febrero de 1634), Alonso (8 de enero de 1636), Jerónimo (12 de febrero de 1638) y Francisco (30 de septiembre de 1640), aunque sólo Jerónimo llegaría a ser pintor como su padre.
La fama de Mateo Gallardo debió de llegarle al inicio de la década de 1630. Ese año, el 13 de abril, el pintor ratificó, junto a otros artistas —Roque Díaz, Baltasar Fernández y Luis Fernández—, un compromiso con la Cofradía de los Siete Dolores obligándose por tiempo indefinido, y en nombre de toda la profesión, a sacar durante la Semana Santa un paso en procesión de la Cruz a Cuestas. El acuerdo devocional, con tintes un tanto gremiales, trajo pronto desacuerdos entre los pintores más concienciados de su condición de artista considerando el compromiso una obligación gremial indigna de un arte liberal como la Pintura.
Años después, entre 1636 y 1637 atendía diversos asuntos familiares relacionados con la herencia que su mujer había recibido de sus padres en las localidades de Alcocer y Valdeolivas. La familia Gallardo crecía en número de hijos al tiempo que iba cambiando de domicilio. Así, pasó de la calle de Carretas a la de San Juan, posteriormente a la plaza de Antón Martín, después a la calle de Atocha, para establecerse finalmente en la calle de las Huertas, donde compraron unas casas (doc. 1641). A lo largo de estos años, su vida familiar, aunque con algunos altibajos, pues fallecieron varios hijos a edad temprana (1630, 1636), parece transcurrir con entera normalidad: en 1654 Francisco ingresó en el seminario de San Lorenzo de El Escorial y sus hijos Juliana (1659), María Luisa y Jerónimo (1662) se casaron.
Al final de su vida Mateo Gallardo quedó viudo sufriendo también la pérdida de otro de sus vástagos, Cristóbal, que falleció en 1665.
Su carrera profesional parecía estar consolidada en 1653 cuando recibió, junto al pintor Luis Fernández y el dorador Simón López, un importante encargo para dorar y pintar el retablo mayor de la catedral de Plasencia, donde también intervino Francisco Rizi. Lázaro Díaz del Valle, cronista de Felipe IV y cantor de la Real Capilla, consignó el prestigio de Gallardo en 1657 refiriendo en su Origen ilustración del nobilísimo y real arte de la pintura que el artista vivía la sazón “en opinión de famoso pintor y con mucha razón”.
Su obra hoy es muy poco conocida aunque resulta interesante y significativa en la pintura madrileña de mediados del siglo XVII. Un magnífico lienzo de Jael y Sísara (comercio), firmado y fechado en 1636, muestra sus dotes para la composición con un formidable paisaje al fondo de estilo veneciano. Se conoce otra versión más modesta en la antigua colección Fórum.
Otros lienzos como el del Martirio de santa Catalina (Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo), notable por su calidad artística, dan idea de su adscripción a los maestros de la primera generación del siglo, especialmente a Maíno, Núñez y Carducho. Sin embargo, el tono amable que la pintura madrileña va adquiriendo en esos años hace que el pintor acuse también las influencias de su amigo Rizi, apreciables en Tobías y el ángel (1653) de la embajada de España en Bruselas, así como en la Inmaculada Concepción del colegio universitario Padre Poveda. Otros cuadros suyos son la Circuncisión del retablo de Plasencia, con evidentes recuerdos de Carducho a lo Rizi, y los Siete arcángeles, procedentes del convento alcalaíno de las Magdalenas, resueltos con gran habilidad decorativa y con ese tono mesurado, dulce y devocional que caracterizan algunas de sus obras.
Es de lamentar que un Bautismo de Cristo alabado por Ceán Bermúdez por su “agraciado colorido, ternura y empaste” no se haya podido localizar.
Mateo Gallardo formalizó su testamento el 8 de septiembre de 1667 ordenando su enterramiento en la parroquia de San Sebastián. En él recordó especialmente a su hermano Francisco, residente en Palermo, legándole 1.400 reales, y a su nieto Isidro del Valle y Caviedes, hijo de María Luisa y de Alonso del Valle y Caviedes, a quien dejó una cruz de oro con una esmeralda.
Días después, el 11 de septiembre, Mateo Gallardo falleció dejando como herederos a sus hijos María Luisa, Francisco, Juliana y Domingo.
En cuanto a su persona es poco lo que se sabe sobre Mateo, si bien su calidad humana se aprecia en una manda testamentaria que hace a un aprendiz suyo ya fallecido, Pedro de Aliende, a quien ofrece veinte misas por su alma. No deja de ser significativo que muchos de sus amigos y conocidos le designaran como su albacea.
Obras de ~: Jael y Sísara (mercado), 1636; Serie de los siete arcángeles (mercado); Tobías y el ángel, Museo del Prado, depósito embajada de España en Bruselas, 1653; Circuncisión, catedral de Plasencia, Cáceres, 1653; Martirio de santa Catalina, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo, s. f.; Inmaculada Concepción, colegio universitario Padre Poveda, Madrid, s. f.; Virgen adorando al Niño, Museo del Prado, Madrid, s. f.; Jael y Sísara, colección Fórum Filatélico, Madrid; Triunfo de David, Madrid, colección Apelles, s. f.
Bibl.: L. Díaz del Valle, Epílogo y nomenclatura de algunos artífices, 1656-1659 (ed. en F. J. Sánchez Cantón, Fuentes literarias para la Historia del Arte Español, t. II, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1934); J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, 1800 (reimp. Madrid, Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia, 1965, t. II, págs. 155-156); D. José Benavides, [“Nota”], en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, t. XIII (1905), págs. 40-43; E. García Chico, Documentos para el estudio del arte en Castilla. T. II. Escultores, Valladolid, Universidad, 1941; J. J. Martín González, “Nuevas noticias sobre el retablo mayor de la Catedral de Plasencia (Cáceres)”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología. Universidad de Valladolid (BSAA), ts. XLXLI (1975), págs. 298-320; M. Agulló y Cobo, Noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI al XVII, Granada, Universidad, 1978; Más noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI al XVIII, Madrid, Ayuntamiento, 1981; M. Fernández García, “Pintores de los siglos XVI y XVII que fueron feligreses de la parroquia madrileña de San Sebastián”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños (AIEM) (1982), pág. 120; D. Angulo Íñiguez y A. E. Pérez Sánchez, Pintura madrileña del segundo tercio del siglo XVII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1983; I. Gutiérrez Pastor, “Una Inmaculada de Mateo Gallardo”, en BSAA, t. L (1984), págs. 452-456; P. Moreno Puertollano, “Los pintores madrileños y la Cofradía de Nuestra Señora de los Siete Dolores”, en AIEM (1986), págs. 51-68; Museo del Prado. Inventario General de Pinturas II. El Museo de la Trinidad, Madrid, Museo del Prado, Espasa Calpe, 1991; A. E. Pérez Sánchez, Pintura barroca en España, 1600-1750, Madrid, Cátedra, 1992; M. Agulló y Cobo, Documentos para la Historia de la Pintura Española, vol. I, Madrid, Museo del Prado, 1994; M. Fernández García, Parroquia Madrileña de San Sebastián: algunos personajes de su archivo, Madrid, Caparrós, 1995; M. Agulló y Cobo y M. T. Baratech Zalama, Documentos para la Historia de la Pintura Española, vol. II, Madrid, Museo del Prado, 1996; J. L. Barrio Moya, “Aportaciones a la biografía del pintor Mateo Gallardo”, en Boletín de Arte (Universidad de Málaga), n.º 18 (1997), págs. 143-153; B. Burke y M. Cherry, Spanish Inventoires, I. Collections of Paintings in Madrid, 1601-1755, Ann Arbor, 1997; VV. AA., The Apelles Collection. En torno a Velázquez, catálogo de exposición, Oviedo, Museo de Bellas Artes de Asturias, 1999; A. Aterido Fernández et al., Corpus Alonso Cano. Documentos y textos, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2002; VV. AA., Colección Fórum Filatélico. Pintura antigua española y flamenca de los siglos XVI y XVII, Madrid, Fundación Cultural Fórum Filatélico, 2002; M. A. Vizcaíno Villanueva, El pintor en la sociedad madrileña durante el reinado de Felipe IV, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2005; M. Agulló y Cobo, Documentos para la Historia de la Pintura Española, vol. III, Madrid, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, 2006.
Álvaro Piedra Adarves