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Manuel Mejías Rapela

Biografía

Mejías Rapela, Manuel. Bienvenida, el Papa Negro. Bienvenida (Badajoz), 12.II.1884 – Madrid, 4.X.1964. Torero.

Conocido también como el Papa Negro, Manuel Mejías Rapela Bienvenida, fue hijo de Manuel Mejías Luján, hermano de José Mejías Rapela y padre de Manolo, Pepe, Rafael, Antonio, Ángel Luis y Juan Mejías Jiménez, todos ellos matadores (excepto Rafael, que fue novillero) y todos apodados Bienvenida.

Nacido y crecido en un ambiente familiar muy taurino, muy pronto sintió también él la vocación de torero. Sobre su precocidad, ha escrito María de la Hiz Flor: “Un día, camino de la escuela, le habla un amigo de un ganado que hay en Tablado de paso para el matadero, y con sus ocho años y sirviéndose de su marinerita como muleta, se enfrenta valerosamente a una vaca grande y cornalona, que se lo echa a los lomos, haciéndole un rasguño en el vientre; primera herida torera, que muestra con orgullo a los amigos y vecinos y que le cuesta una buena reprimenda de la madre”. Al poco tiempo, junto a su hermano Pepe, acudió a la finca El Cuarto, de la ganadería de Miura, y dio unos pases a un toro que tenía una pata rota.

Poco después fue incluido en la Cuadrilla de Niños Sevillanos formada por el industrial Manuel Anta, y que estaba formada por Ruedita y Arias (de más de dieciocho años), y José Bienvenida (de trece), como sobresaliente. El 19 de agosto de 1893 debutó en Cruz Quebrada (Portugal). Según de la Hiz Flor, “a los ‘Niños Sevillanos’ no les contrata nadie más, pero Manolito torea diecisiete becerradas, ganando unas dos mil pesetas, que no ve, teniendo además que coger colillas para la cuadrilla, en paro forzoso y que va de fonda en fonda”.

De regreso a España toreó muchas becerradas, acompañado por su padre “como maestro, banderillero y apoderado”. Siguió toreando en Portugal, en Francia y en España, hasta debutar en Madrid como becerrista el 18 de diciembre de 1898. Sobre esa novillada escribió el crítico Dulzuras: “Manolito Mejías, superior de toda superioridad, y sobre todo al recibir a toda ley al primero y al segundo. Vale mucho el chico”. En ese festejo, Miguel de la Hera Cerote toreó (quizá ni toreó y desde luego que no mató, pues escuchó los tres avisos) subido en zancos un morucho embolado y Vicente Pastor El Chico de la Blusa mató dos toros, con los que no estuvo bien. En 1900 sufrió una cornada grave en Niza (Francia). Debutó con picadores el 30 de marzo de 1902, en Badajoz, y en Madrid toreó por primera vez con los varilargueros el 8 de marzo de 1903, alternando con Tomás Fernández Alarcón Mazzantinito y Antonio Boto Recatero Regaterín.

Sobre ese festejo, el crítico Pascual Millán escribió: “Bienvenida le está limpiando el polvo al sillón que dejó vacante Guerrita”. A continuación toreó con éxito en plazas tan importantes como Madrid, Valladolid, Valencia, Barcelona y Sevilla, el 14 de junio, novillada en la que alcanzó tal éxito que fue llevado en hombros hasta su casa.

Tomó la alternativa el 14 de octubre de 1905 en Zaragoza. José García Rodríguez Algabeño le cedió el toro Cristalino, de Pablo Benjumea, en presencia de Rafael Molina Martínez Lagartijo Chico. Al finalizar esa temporada, Dulzuras escribió en su anuario Toros y Toreros en 1905: “Extraordinario torero que sabe alrededor de los toros tanto como si tuviera cuarenta años y llevara veinticinco lidiando. No se puede pedir más seguridad ni más conocimiento de lo que traen las reses que lo que demuestra Manuel Mejías”.

Confirmó la alternativa en Madrid el 14 de marzo de 1906, matando un toro de Miura y otro de Murube, en la corrida celebrada en honor de los reyes de Portugal.

El padrino de la ceremonia fue de nuevo Algabeño, que le cedió el toro Javato (escrito con uve), de Miura, en presencia de Lagartijo Chico y Rafael González Madrid Machaquito.

Respecto al sobrenombre del Papa Negro, Cossío escribe: “El hiperbólico revistero Don Modesto, que profesaba humorísticamente en la iglesia taurina en que papa Bombita, denominó a Bienvenida el Papa negro”. Las temporadas 1908 y 1909 fueron excelentes en su trayectoria; el 10 de julio de 1910 sufrió una grave cornada en Madrid al dar el denominado “pase de la muerte” (por él inventado) a un toro de Trespalacios.

Año aciago porque también muere su padre. A partir de ese momento, comenzó la decadencia taurina de Bienvenida, aunque conoció a Carmen Álvarez Jiménez, hija de un tallista, nacida en Sevilla, con la que se casó en la iglesia del Buen Suceso de Madrid, el 17 de septiembre de 1911.

Siguió toreando los años siguientes y, ya sin mucho cartel, emigró a América, a torear y a trabajar en otros negocios. De aquel continente regresó convertido en “el padre de los Bienvenida”, cuando sus hijos Manolo y Pepe comenzaron a torear como becerristas.

En los años siguientes se dedicó a dirigir la carrera taurina de sus seis hijos toreros, y a ganar bien merecida fama de maestro del toreo. Falleció en Madrid, satisfecho de su gran obra —seis hijos toreros, cinco de ellos matadores de toros, y uno, Manolo, su primogénito, gran figura del toreo—, el 4 de octubre de 1964.

 

Bibl.: S. Íbero, Los chicos de Bienvenida son grandes, Barcelona, Graficas A. Porta, s. f.; J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. III, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 586-588; L. de Armiñán, Don Manuel Mejías. El Papa Negro. Vida y novela de un matador de toros, Madrid, Biblioteca Nueva, 1953 (1999); A. Vera, Los Bienvenidas, Madrid, Gráficas Barandilla, 1958; C. Guillén (seud.), Dos dinastías famosas de toreros. Los Bienvenida. Los Dominguín, Madrid, A. Vasallo, 1961; C. Jalón, Memorias de “Clarito”, Madrid, Guadarrama, 1972; F. Mira, Antonio Bienvenida. Historia de un torero, Madrid, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, 1977; A. Santainés Cirés, La dinastía de los Bienvenida, Barcelona, Mira Editores, 1988; F. Claramunt, Historia ilustrada de la Tauromaquia, Madrid, Espasa Calpe, 1989; R. Gómez López-Egea, Antonio Bienvenida, Madrid Ediciones Palabra, 1990; M. Gómez-Santos, “El Papa Negro”, en Mi ruedo ibérico, Madrid, Espasa Calpe, 1991, págs. 85-116; D. Tapia, Historia del toreo, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1992; M. de la Hiz Flores, Bienvenida. Dinastía torera, Madrid, Espasa Calpe, 1993; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993, págs. 258-259 (3.ª ed.); V. Pérez López, Anales de la plaza de toros de Madrid (1874-1934), t. I (vol. 2) y t. II (vol. 3), Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2004 y 2006.

 

José Luis Ramón Carrión

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