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Gregorio Brito y Carvallo

Biografía

Brito Carvallo, Gregorio de. Vizconde de Térmens (I). Lisboa (Portugal), c. 5.XII.1600 – Zaragoza, 6.IV.1648. General de artillería, gobernador de la plaza de Lérida y capitán general de la Artillería de Cataluña, caballero de la Orden de Calatrava.

Militar portugués al servicio de Felipe IV, era hijo de Asensio Carvallo de Brito y de Maria de João; su abuelo Francisco era originario de Évora. Inició su carrera militar en 1624, sirviendo en Ultramar, Flandes e Italia. Tomó parte en la Guerra de Separación de Cataluña desde su inicio, como maese de campo, hasta que el 26 de octubre de 1645 se le encomendó la defensa de la plaza de Lérida. En ese puesto, y en los dos siguientes años, desplegó su ingenio, sagacidad y experiencia, consiguiendo superar dos duros asedios franceses seguidos, y se tiene por seguro que el éxito se debió principalmente a su mando.

Su primera acción memorable fue la toma de la villa de Térmens, el 7 de abril de 1646, “encamisada” que ejecutó con astucia, conjuntamente con el general alemán barón de Seebach, y que le valió no sólo la recepción triunfal que le dedicaron en Lérida, sino también la concesión, el 30 de marzo de 1647, del título nobiliario de vizconde de Térmens.

Acto seguido, el virrey francés, conde de Harcourt, puso asedio a Lérida, y ya a mediados de mayo de 1646, Brito efectuó una brava salida en la cual rechazó a la caballería enemiga, ocasionándole graves pérdidas y acaso siendo él mismo gravemente herido. En octubre, aprovechando un accidentado incendio, hizo otra salida y en la confusión degolló a más de seiscientos franceses e hirió a más de un millar. Una vez levantado el sitio, Brito fortificó la plaza dejándola inexpugnable y entró víveres para que su nutrida guarnición resistiera un año entero. A mediados de mayo de 1647, fue el joven virrey príncipe de Condé el que puso sitio a la plaza (21 de mayo-18 de junio de 1647). Brito se hallaba en la Corte y fue enviado a toda prisa a defenderla; consiguió entrar a tiempo de que el enemigo estrechara el cerco. Una vez allí, guarneció el fuerte de Gardeny y realizó una salida en la que desbarató a los soldados galos que cruzaban el puente: mató a más de un centenar e hizo numerosos prisioneros que canjeó al día siguiente. De hecho, fueron sus furiosas salidas las que desplazaron al ejército sitiador de sus aproximaciones y destruyeron las minas cavadas, cosa que, junto con una crudeza del combate que comportó grandes pérdidas en ambos bandos, forzaron a Condé a levantar el asedio.

Brito basaba sus éxitos militares en el empleo de todo tipo de argucias y añagazas, y en la sorpresa, furia y contundencia de sus salidas. En el último asedio ordenó disparar exclusivamente contra los ingenieros y minadores; así, al acabar con la mayor parte de ellos y desbarató las operaciones de minado, hasta poner en serios apuros técnicos a su oponente. También compraba información a los centinelas franceses para permanecer enterado de guardias, turnos, contraseñas y demás datos que utilizaba hábilmente en las salidas, de manera que al imaginario del militar francés se le antojaba que Brito se convertía en lobo por las noches y vagaba por sus trincheras. El Gran Condé confesó por carta a la Reina regente que hubiera preferido encontrar la plaza guarnecida con tres mil soldados más, que gobernada por Brito. Como gobernador, controló con mano de hierro y de forma harto arbitraria y poco ortodoxa todos aquellos aspectos civiles tocantes a la defensa de la plaza, haciéndose muchos enemigos políticos; los pares leridanos elevaron súplicas y memoriales de queja a la Corona.

Brito solía tomar parte en las salidas contra el enemigo y así lo hizo en la más arriesgada de todas ellas, el 13 de junio de 1647, en la que, pese a la victoria, fue herido por dos disparos de mosquete en el vientre y en una pierna. Tales heridas no fueron óbice para que se determinase a acudir a Zaragoza a batirse en duelo contra el general de Artillería Antonio Saavedra, con quien mantuvo una áspera enemistad. Para evitarlo, Brito fue arrestado en agosto de 1647 y conducido a Zaragoza, donde expiró al cabo de unos meses a consecuencia de una repentina dolencia. En recompensa por sus valiosos servicios, Felipe IV le distinguió con el cargo de capitán general de la Artillería de Cataluña (14 de diciembre de 1647) y le concedió asimismo sendas encomiendas en Torres y Canena, y la villa de Almenar. Brito no dejó descendencia, y legó seiscientos mil reales a los establecimientos de huérfanos y expósitos de Zaragoza, y el título vizcondal al duque de Abrantes, título que fue rehabilitado en 1910, con no poco escándalo, por una amante del duque de Montpensier, cuñado de Alfonso XII. Fue enterrado en la iglesia del Pilar.

 

Fuentes y bibl.: Biblioteca Nacional de España, Manuscritos, reg. 2.331, f. 70-77 (A. Albertí, Relación de todo lo sucedido en el sitio tocante a la defensa d’esta plaza de Lérida y ofensa que hizo el enemigo, defendiéndola el illustríssimo don Gregorio Brito), 160-161, 270 y 311-316; reg. 2.332, fols. 35- 37, 102, 166-168, 200, 304-305, 315, 335; reg. 2.333, fol. 102; reg. 2.335, fol. 204; reg. 2.377, fols. 140-143 y 179- 180; reg. 2.378, fols. 251-267 (Relacion fidelisima de todo lo sucedido en el sitio de Lérida este año 1647, Zaragoza, Diego Dormer, 1647) y 268-269 (Relatione della liberatione di Lerida [...], Milán, Fratelli Malatesta, [1647]); “Cartas de algunos padres de la compañía de Jesus sobre los sucesos de la monarquía entre los años de 1634 y 1648”, en Memorial Histórico Español, ts. XV-XIX, Madrid, Imprenta Nacional, 1861-1866, vol. xvi, págs. 277-278, 342-343, 372, 399, 460, 488, 502 y 504; vol. XIX, págs. 1 y 15.

M. Jiménez Catalá, Don Gregorio de Brito, gobernador de las armas de Lérida (1646-1648), Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1919; J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras, 1956, págs. 309 y 377-379; F. M. de Melo, Historia de los movimientos de separación y guerra de Cataluña en tiempos de Felipe IV [...], Cádiz, Universidad, 1990, págs. 316 y 318; H. Ettinghausen, La Guerra dels Segadors a través de la premsa de l’època, t. IV, Barcelona, Curial, 1993; t. II, n.º 156, pág. 1051; n.º 163, págs. 1083-1084; n.º 166, pág. 1095; n.º 172, págs. 1128, 1130 y 1133; J. L. Gonzalo, A. Ribes y Ó. Uceda, Els setges de Lleida, 1644-1647, Lérida, Ayuntamiento, 1997, págs. 102, 104, 127-128 y 137-142; J. L. Casas, “El mausoleo de la vizcondesa”, en Diario de Córdoba, 10 de junio de 2003.

 

Manuel Güell Junkert

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