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José Luis Antuñano Orrantia

Biografía

Antuñano Orrantia, José Luis. ?, p. m. s. xix – f. s. xix. Político.

Miembro de una familia oriunda del Valle de Mena (Burgos) y afincada en la villa encartada de Balmaseda (Vizcaya). Fue hijo de Joaquín Antuñano Terreros y Bruna Orrantia. Los Antuñano emparentaron en Balmaseda con el mayorazgo de Los Heros, perteneciente a la elite económica y política local; con los Tellitu, conocidos industriales del cobre; con los Urrutia, propietarios y productores de chacolí, así como con otras familias notables, como los Llaguno y los Orrantia. Algunos miembros de esta familia se establecieron en diversos puntos de la Península y de América, desde donde emprendieron y dirigieron sus negocios. Francisco de Orrantia fue cosechero e integró la Corporación municipal de Jerez, a donde acudió su sobrino, Agustín Antuñano, al objeto de ejercer de administrador de fincas.

La capital madrileña fue residencia de Alejandra Orrantia y sus esposos, quienes se trasladaron más tarde a América, y de José Luis Antuñano, que habitaba ya en Madrid en torno a los años cuarenta. José Ramón Antuñano Terreros residió en Puebla (México) a principios del siglo xix, así como en Guatemala.

Los Antuñano participaron en la vida política local y provincial. José Ramón Antuñano Terreros fue alcalde honorario de Balmaseda en 1804 por residir en América. Alejandro Antuñano Orrantia estuvo al frente de la alcaldía de dicha villa en 1835, desempeñó el cargo de diputado del común en 1839, de regidor en suerte (1831-1833), de síndico (1854- 1856) y de diputado general (1856-1858, 1866-1868 y 1870-1872). Este apellido aparece también en la relación de los “capitalistas” de Balmaseda de 1810, que se reducían a una cuarentena dentro del corpus de vecinos contribuyentes. Vinculados a la industria del hierro y del cobre, a iniciativa de Alejandro Antuñano Orrantia emprendieron la comercialización de estos productos, fabricados en sus martinetes, calderas fundamentalmente, que llegaban a diversos puntos de la Península y América a mediados del siglo xix.

Contaban con dos conexiones de distribución, una en Cádiz y otra en La Habana. Alejandro Antuñano figuraba entre los mayores pudientes industriales de Vizcaya en el segundo tercio del siglo xix.

José Luis Antuñano estudió en las universidades de Oñate y de Valladolid. En este último centro se matriculó en Leyes, obteniendo el grado de Bachiller en 1836. Posteriormente fue nombrado “para jefe por el Ayuntamiento” de Balmaseda en torno a 1841. Fue diputado a Cortes por el distrito de Durango (Vizcaya) en las legislaturas de 1871 y 1872. En aquellas primeras sesiones parlamentarias presentó, junto a otros diputados, una proposición en la que se reclamaba al Congreso que mostrase su disconformidad ante el quebrantamiento de los Fueros del Señorío de Vizcaya, dado el nombramiento ilegal de su Diputación y Regimiento. En el breve discurso que protagonizó el 17 de julio de 1871, mostró su conformidad con la defensa que realizó Antonio Juan Vildósola de la Diputación Foral, desaparecida “contra todo derecho, contra la ley del fuero y la de la Constitución”.

En la legislatura de 1872, el ministro de Gracia y Justicia remitía al Congreso el suplicatorio del juez de Primera Instancia del Distrito Centro de Madrid, solicitando la autorización correspondiente para continuar la causa formada contra los diputados Cándido Nocedal, Vicente de la Hoz y José Luis Antuñano, por provocación a un alzamiento nacional contra las instituciones vigentes. Nombrada una comisión al respecto, en su dictamen sentenció encontrar “méritos suficientes para la continuación del proceso”.

José Luis Antuñano militó en las filas del carlismo.

Formó parte del comité directivo de la comunión carlista que asumió la organización de las cuestiones electivas, civiles y políticas del partido a partir de 1870, junto a personalidades de la Grandeza de España, como su presidente, el marqués de Villadarias, de la esfera política (Joaquín María Múzquiz, Cruz Ochoa de Zabalegui y Antonio Juan Vildósola) y periodística (Vicente de la Hoz).

 

Bibl.: M. Basas, Aspectos de la vida económica de Bilbao de 1861 a 1866, Bilbao, La Editorial Vizcaína, 1967; J. Goméz Prieto, “Fuentes para la Historia de la primera guerra carlista: Fondos de la correspondencia familiar de los Antuñano de Balmaseda”, en Letras de Deusto, 14, n.º 29 (1984), págs. 130- 150; J. Agirreazkuenaga, Vizcaya en el siglo xix: Las finanzas públicas de un Estado emergente, Bilbao, UPV-EHU, 1987; J. Gómez Prieto, Balmaseda s. xvi-xix. Una villa vizcaína en el Antiguo Régimen, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1991; J. Gómez Prieto, “Paz y Fueros”, en Balmaseda una historia local, Bilbao, 1991; J. Gómez Prieto, “La emigración vizcaína hacia América: los Indianos de Balmaseda”, en La emigración española a Ultramar 1492-1914, Madrid, 1991, págs. 157-166; J. Agirreazkuenaga, S. Serrano, J. R. Urquijo y M. Urquijo, Diccionario Biográfico de los Parlamentarios de Vasconia (1808-1876), Vitoria-Gasteiz, Parlamento Vasco, 1993.

 

Susana Serrano Abad

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