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Wenceslao Villa-Urrutia y de la Fuente

Biografía

Villa-Urrutia y de la Fuente, Wenceslao. Alcalá de Henares (Madrid), 30.X.1790 – La Habana (Cuba), 5.II.1862. Político, economista, promotor del primer ferrocarril en el Reino de España (La Habana-Güines).

Hijo de Jacobo Villa-Urrutia, corregidor de Alcalá de Henares, y de Ramona de la Puente. Su padre fue destinado de oidor de la Audiencia de Guatemala. Tanto en Guatemala como en Méjico, a cuya Audiencia ascendió su padre, Wenceslao recibió una esmerada educación, recibiendo el bachillerato en Leyes en Méjico en 1808. Ese mismo año planificó con su primo, el marqués de Apartado, un viaje romántico e intelectual por España, Francia e Inglaterra, obteniendo de “la Europa”, a pesar de las guerras, una visión moderna y constructiva, sobre todo en asuntos administrativos, legales y económicos.

Trasladado a la Superintendencia de Hacienda de Cuba ya en 1817 fue nombrado secretario del Consulado y de la Junta de Fomento, en cuyos cargos permaneció veinte años, hasta que, faltándole la vista, tuvo que renunciar a sus puestos, después de efectuar algunos millares de luminosos informes, llenos de “erudición, fácil palabra, correcta pluma y buen lenguaje” (Pezuela, 1866). Por su posición económica renunció a la jubilación a la que tenía derecho. Se le concedió la encomienda de Carlos III y los honores de intendente de Provincia.

Villa-Urrutia fue el autor intelectual y material del primer ferrocarril de Cuba (y de todo el reino español), el de La Habana a Güines (48 km). Planificado todo por escrito ante la Junta de Fomento, se tropezó con la falta de dinero, que Villa-Urrutia obtuvo finalmente en Inglaterra, a un interés moderado, cuyo préstamo se reintegraría con los productos generados por el ferrocarril, como así sucedió. El ferrocarril entró en funcionamiento, atendiendo por completo la demanda de transporte del azúcar.

Y en este asunto tan cubano, el azúcar, Villa-Urrutia amplió los horizontes. En 1842 llamó a La Habana al ingeniero francés Derosne (o d’Erosne), pidiéndole que construyera una amplia instalación llamada “tren para la elaboración de azúcar refinada”, que lograba obtener azúcar de primera calidad aún de las peores meladuras. El cubano J. de la Pezuela, en su Diccionario… (1866), describe con gran detalle el procedimiento de esta fabricación, revolucionaria por entonces. Instalado en 1843 dio el ejemplo a todos los demás propietarios para establecer estos grandes artefactos en los ingenios cubanos (de hecho, Villa-Urrutia publicó un informe sobre los extraordinarios resultados de su zafra), y Cuba contempló, a mediados del siglo XIX, un auge extraordinario en la producción de azúcar.   

Villa-Urrutia casó con Dolores Montalvo y Zayas, de las primeras familias de la isla. De los cuatro hijos que tuvo, dos murieron, con poca diferencia, en Hamburgo y en Roma, a los 21 y a los 22 años. Villa-Urrutia, casi ciego, viajó a Berlín para ser operado de cataratas por el Dr. Yunkon, con éxito fugaz, pues a los pocos meses volvió a quedar casi ciego. Sus últimos tres años, con ceguera total, dictó a un nieto sus memorias, que quedaron incompletas, pues murió el 5 de febrero de 1862, cuando sus recuerdos iban por el quinto lustro de su vida.

 

Obras de ~: Informe presentado a la Real Junta de Fomento, de Agricultura y Fomento de esta isla, sobre los resultados de la zafra que este año ha hecho su ingenio en un tren de Derosne, Habana, Oficina del Faro Industrial, 1843.

 

Bibl.: J. de la Pezuela, Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico, de la Isla de Cuba, vol. I, Madrid, Est. tip. de Mellado, 1863, pág. 64 [artículo “Azúcar”], y vol. IV, Madrid, Imp. del Banco Industrial y Mercantil, 1866, pág. 666 [“Villa-Urrutia y de la Fuente, Wenceslao”]; C. M. Trelles, Bibliografía Cubana del Siglo XIX, Matanzas, Imp. de Quirós. 1912, vol. III, pág. 58: Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana…, Madrid, Espasa-Calpe, vol. LVIII, 1929, pág. 1.529.

 

Fernando Rodríguez de la Torre