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José María Esclús Gómez

Biografía

Esclús Gómez, José María. Villafranca y Geltrú (Barcelona), 1795 – ?, s. xix. Militar, escritor y caballero laureado de San Fernando.

Entró a servir en el Ejército a los diecisiete años, concediéndosele por gracia especial el empleo de capitán de preferencia.

En 1812 se trasladó a Montevideo, pasando a prestar sus servicios al Cuerpo de Miñones, con el que participó en acciones contra las fuerzas disidentes, interviniendo en la defensa de dicha ciudad.

En 1820 regresó a la Península, pasando a servir en el tercer batallón de la Milicia Nacional de Barcelona, adhiriéndose al levantamiento constitucional de Riego. Al año siguiente fue ascendido a teniente, confiándosele la misión de perseguir malhechores en el Ampurdán.

En 1822 se le autorizó a que formase la Compañía de Cazadores de Montaña, de la que se le dio el mando, y que poco después se reforzó para formar el llamado Batallón de la Igualdad, que más tarde se convertiría en el cuarto de Cazadores Provinciales. Al año siguiente se enfrentó con las tropas realistas francesas, siendo hecho prisionero, emigrando posteriormente a Francia, de donde en 1829 entró en España con las fuerzas que le encomendó el general Miláns, y al resultar el intento un fracaso tuvo que regresar a Francia, sufriendo arresto en la cárcel de Perpiñán durante diez meses.

Concedida la amnistía de 1832, quedó fuera de ella, no consiguiendo su reivindicación hasta 1834, siendo al año siguiente nombrado capitán de la Milicia Urbana de Arenys de Mar.

Le fue revalidado el empleo de capitán de cuerpos francos en 1838, pasando a servir en el Batallón Móvil de Barcelona, con el que combatió a los carlistas.

Entre 1840 y 1842 disfrutó de licencia ilimitada, concediéndosele en el primero de estos años el pase al Arma de Infantería por gracia especial, incorporándose al final de su licencia al Batallón Provincial de Zaragoza, del que en 1843 pasó al Regimiento de Saboya.

En 1847 tomó parte en la segunda guerra civil al mando de la columna de Granollers. Al tener noticia el 15 de septiembre de dicho año de que doscientos carlistas ocupaban el pueblo de San Pedro de Villamayor, emprendió una rápida marcha con ciento sesenta infantes y quince caballos de la columna de Granollers en dirección de Cánovas, esperando que la columna de San Celoni saldría también a su encuentro, según aviso que al efecto se le había comunicado. El cabecilla Vilella, con fuerzas respetables, había bajado de la montaña esperando entre Cánovas y Morata, sabiendo, sin duda, que la columna de San Celoni se hallaba en Hostalrich.

Al aproximarse a los enemigos, las guerrillas de la columna de Granollers rompieron fuego, logrando desalojarlos de su ventajosa posición, pasando éstos enseguida a ocupar la formidable y aislada de Turó del Morral, de la que igualmente fueron expulsados a la bayoneta, a la vista de lo cual los carlistas, pesar de la superioridad de su número, emprendieron la retirada.

En este momento el comandante Esclús destacó tres guerrillas de veinte hombres y un oficial, pasando él con el resto de su fuerza a ocupar la posición de la cual había echado al enemigo; pero a poco rato se unieron a éstos nuevas fuerzas que venían de la parte de Cardedeu, componiendo entre todos un total de quinientos a seiscientos hombres con quince caballos.

Al incorporarse estas fuerzas se oyó un gran griterío, emprendiendo seguidamente contra las guerrillas del comandante Esclús un nuevo y decidido ataque, que resistió el grueso de la columna con la mayor bizarría, hasta que este jefe, con la mitad de su reserva, cargó al enemigo, bajando hacia la mitad de la falda de su posición, en cuyo punto, con un fuego graneado bastante nutrido, contuvo la fuerza total de los rebeldes, e insistió en su decidido ataque por tres veces consecutivas, en vista de lo cual los enemigos emprendieron la retirada.

Media hora después de haber cesado el fuego se presentó por la parte opuesta la columna de San Celoni, que pudo tirotear la retaguardia de los rebeldes, que huían a través de unos barrancos casi intransitables, por lo que viendo ambas columnas la imposibilidad de continuar su persecución marchando por aquellos pantanos, se reunieron en Cánovas para dar descanso a la tropa y atender al cuidado de los heridos.

El resultado de esta acción fue tener los carlistas la pérdida de doce hombres muertos y veinticinco heridos, siendo las bajas propias el teniente Onofre Esclús —que tan sólo contaba diecisiete años y era hijo del comandante jefe de la columna— y dos soldados más, habiendo sido también heridos de gravedad tres de éstos y un mozo de las escuadras. El teniente Esclús había seguido cargando al enemigo y animando a sus soldados a pesar de los tres balazos que le atravesaban el pecho, hasta que le fallaron las fuerzas.

El heroico comportamiento del capitán Esclús en esta acción le valió el ascenso a segundo comandante por méritos de guerra y la Cruz de San Fernando de segunda clase, laureada, que le sería concedida por Real Orden de 11 de enero de 1849.

En 1848 se le concedió el empleo de primer comandante también por méritos de guerra. Fue un destacado escritor.

 

Obras de ~: Curso completo del arte y la historia militar, Madrid, 1845.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar, Secc. 1.ª, leg. E-1151.

J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

José Luis Isabel Sánchez