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Pedro Juan Cavallero

Biografía

Cavallero, Pedro Juan. Tobatí (Paraguay), 1786 – 13.VII.1821. Militar paraguayo, capitán, independentista.

Hijo del comandante Luis Cavallero y de Lucía García de Otazu. Perteneció a una rama poco conocida de esta familia, pero su padre fue quien hizo la gran picada y el puente de Tacuary, y los concluyó en una noche. Por las mismas atacaron los paraguayos y vencieron a los de Buenos Aires, debido a este gran esfuerzo el comandante Luis Cavallero murió de cansancio.

La historiadora académica Concepción Leyes de Chaves dice al respecto: “descendía de una antigua y acaudalada familia, los Cavalleros de Añasco que habían dado a la provincia hombres de primera fila” (1959) y por su parte el escritor Manuel Riquelme escribe: “Pedro Juan Cavallero, que pertenecía a la noble familia de los Cavallero de Bazan [...]” (1932).

Esto no implica ninguna contradicción puesto que ambos apellidos designan dos grupos salidos de un mismo tronco.

Tuvo cuatro hermanos que también sirvieron en el ejército provincial. Acudió al frente de los milicianos de su pueblo para defensa de la provincia amenazada por la expedición armada de Belgrano. Su juventud le había privado de la posibilidad de integrar la fuerza militar enviada por el Paraguay contra las invasiones inglesas al Río de la Plata; pero se distinguió en las acciones de Paraguari y Tacuary.

Fue uno de los primeros y más decididos conspiradores contra el gobernador español Bernardo de Velasco, asistía regularmente a las reuniones celebradas en la casa de Petrona Cavallero Bazán viuda del español Martínez Sáenz y se atribuye a su parentesco con esta señora la elección de dicha casa para sede de laconspiración y que hoy es el museo histórico llamado Casa de la Independencia.

Cuando se tornó inminente el descubrimiento del complot Cavallero asumió la jefatura de los implicados en ausencia de Fulgencio Yegros y Manuel Atanasio Cavañas de Ampuero y en la noche del 14 de mayo de 1811 ocupó el cuartel de infantería o cuartel de la Plaza también conocido como cuartel del colegio por ocupar la antigua sede del colegio carolino, desde aquí subordinó esa misma noche a su mando las guarniciones del cuartel de la Rivera y de la Maestranza de Artillería.

Desde aquí intimó rendición al gobernador Velasco y Huidobro a través del alférez Vicente Ignacio Iturbe Domínguez y ésta se produjo en la madrugada del 15 de mayo, comenzando así el proceso que culminará con la separación del Paraguay de la Corona de Castilla y la proclamación de la primera República de Suramérica en 12 de octubre de 1813.

El mismo día 15 lanzó un bando en que establecía el nuevo orden, cerró los puertos de la provincia, mientras no llegaran todos los oficiales del interior, separó a algunos españoles del entorno de Velasco y prohibió la salida de los portugueses que se encontraban en la Asunción, disponiendo, sin embargo, que el comercio, los oficios y la agricultura siguieran sin embarazo y que la comunicación entre la capital, villas y pueblos fuera libre.

A la llegada de Fulgencio Yegros desde Itapúa entregó el mando de los cuarteles y milicias de la provincia a este jefe.

Al integrarse la Primera Junta Gubernativa integró este colectivo y mientras formó parte del gobierno se proclamó la libre navegación de los ríos, se protegió la primera empresa de navegación a vapor, se fomentó la enseñanza y cultura general del pueblo, con la educación obligatoria y la creación de la Academia Literaria; se gestionó y se obtuvo la independencia judicial respecto a la Audiencia Pretorial de Buenos Aires —y ésta fue la primera independencia lograda—. En lo militar se organizó la toma de la fortaleza de Borbón del poder de los portugueses, con una tropa que no llegó a destino porque los hombres de Villa Real de Concepción recuperaron el fuerte antes del arribo de las fuerzas de la Asunción.

En octubre de 1813 buena parte de los congresistas eran partidarios de la reelección de Cavallero en el mando, pero fue superada por los partidarios de Yegros.

En 1814 en vísperas del nuevo congreso estuvo al frente de un sector de opinión que propugnaba la oposición contra Francia, que tampoco prosperó. Ya en el seno de la Junta se había hecho notorio un enfrentamiento entre ambos, pues Cavallero representaba y pretendía ejercer con superioridad el poder militar frente al civilismo del dictador Francia. El primero había ejercido presiones sobre el cabildo para una medida a favor de Francia, alejado por disgusto de la Junta. Se logró que triunfara la posición de Cavallero, que aunque favorecía entonces al futuro dictador, hizo que éste reprochara al capitán diciéndole: “Ésta y no más”, refiriéndose a la ingerencia militar en asuntos civiles.

Al retirarse del poder, siguió dedicándose a sus antiguas actividades, que aparte de la tradicional ganadería abarcaba la industria y comercialización de la yerba mate y del tabaco, que solía enviar en barcazas propias a Buenos Aires y Montevideo. Aparte de la de Tobatí, tuvo posesiones rurales en Gasory, jurisdicción de Villa San Pedro y Tacuatî en tierras de Villa Real.

Su madre, al testar, le designó a Pedro Juan como encargado de ocuparse de gastos y pompas de su sepelio, y en su lista de legado, entre muchas otras cosas, figura un Cristo artístico.

Casó con Juana Mayor y Viana, lo cual dio motivo para que el jefe del españolismo paraguayo, coronel José Antonio de Zavala y Delgadillo, le enrostrara despectivamente el haber tomado por mujer a la nieta de un portugués; también encuentra hechos en la conducta de Cavallero para tacharlo de vanidoso.

Entre su numerosa descendencia se encuentra el presidente de la República Cándido Pastor Bareiro Caballero (1878-1880), muerto en el poder, y el poeta Francisco Bareiro entre otros ciudadanos destacados.

Vivió en Tobatí hasta que cayó en la delación de una trama contra el dictador Francia, quien lo hizo apresar. Dice H. Sánchez Quell: “Fue el único que tuvo un gesto de altivez cuando el dictardor envió a la cárcel a los autores de nuestra liberación”. Según la tradición escribió con su sangre en las paredes de su celda estas palabras: “Sé que el suicidio es contrario a la ley de Dios y de los Hombres pero la sed de sangre del tirano de mi patria no se aplacará con la mía”, antes de quitarse la vida el 13 de julio de 1821.

En París y en Río de Janeiro existen sendos monumentos a su memoria como “Libertador del Paraguay”; también una importante ciudad paraguaya lleva su nombre.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Nacional de Asunción, Autos de la Independencia, 1961 (Real Academia Paraguaya de la Historia).

M. Riquelme, Esfuerzo, Asunción, 1932; M. C. Leyes de Chaves, Cumbre, Buenos Aires, Editorial Peuser, 1959; C. Zubizarreta Recalde, Cien Vidas paraguayas, Asunción, Nizza, 1961; L. G. Benítez, Breve historia de grandes hombres, Asunción, Comuneros, 1986.

 

Pedro Antonio Alvarenga Caballero