Ceballos y Vargas, Francisco de. Marqués de Torrelavega (I). Torrelavega (Cantabria), 9.X.1814 – Madrid, 9.III.1883. Militar, ministro, senador.
Fueron sus padres Pablo de Ceballos y Prieto, abogado de los Reales Consejos, y Basilia Díaz de Vargas y Gutiérrez.
Cuando tenía siete años, su padre fue trasladado a México, y sus primeros estudios los realizó en el colegio de San Francisco, de la capital mexicana.
De vuelta a la Península, comenzó a preparar la carrera de Leyes, cursando tres grados de Filosofía, pero al final se decidió por la profesión militar.
En el mes de julio de 1833 se le concedió el ingreso en el Cuerpo de Guardias de la Real Persona, con el que los siguientes años prestó servicio de guarnición en la Corte.
Con el empleo de teniente de Infantería se incorporó en diciembre de 1835 al Regimiento Provincial de Laredo, que pasó a formar parte del Ejército del Norte.
En marzo de 1836 se halló en la acción de Castrejana (Vizcaya) y seguidamente en el segundo y tercer sitio de Bilbao, cayendo herido en el primero de ellos y siendo su actuación tan destacada que recibió como recompensa el grado de capitán y una Cruz de San Fernando de 1.ª clase.
En octubre de 1837 fue nombrado ayudante de campo del comandante en jefe del Ejército de Operaciones de Aragón, el general Santos Fernández San Miguel, a cuyas órdenes combatió durante ese año y el siguiente, ganando el empleo de capitán de Infantería por méritos de guerra en atención a su valeroso comportamiento el 3 de marzo de 1838 en la acción de Vistabella (Tarragona). Seguidamente luchó en la provincia de Castellón, encontrándose el 7 de julio en la acción de Muniesa, por la que se le concedió por segunda vez el empleo de capitán, el 28 y 29 del mismo mes en la de la Torre de Miró, y desde el 30 de julio hasta el 19 de agosto en el sitio y acciones de Morella, combatiendo en este último mes en las alturas de la capital del Maestrazgo; su valeroso comportamiento le valió el ser recompensado sobre el campo de batalla con el empleo de capitán por tercera vez, siéndole canjeados posteriormente estos dos últimos empleos por la Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica y por una segunda Cruz de San Fernando de 1.ª clase.
En el mes de septiembre de 1839, una vez le fue reconocido su empleo de capitán, causó baja en el Provincial de Laredo y fue trasladado al Regimiento del Príncipe, que se hallaba en Bilbao, prestando los años siguientes servicio de guarnición en Estella y desempeñando desde noviembre de 1840 el cargo de ayudante de campo del capitán general de Galicia y posteriormente de Castilla la Vieja, el general Santos Fernández San Miguel.
Durante los meses de septiembre y octubre de 1843 participó en el sitio y rendición de Zaragoza, a las órdenes del general Manuel de la Concha, siendo premiado con el grado de comandante por méritos de guerra y con una Cruz de San Fernando de 1.ª clase.
En enero de 1844 pasó a servir en el Regimiento de la Unión con el empleo de segundo comandante.
Desde 1843, viudo ya y sin hijos, había solicitado el pase al Ejército de las islas de Cuba o de Puerto Rico con ascenso al empleo superior, siéndole concedido en 1845 la segunda jefatura en comisión del Regimiento de Nápoles, de guarnición en Cuba, desempeñando también desde el mes de noviembre de 1847 el cargo de ayudante de campo del capitán general, Leopoldo O’Donnell, cesando en el primero de los cargos en el mes de diciembre siguiente y en el segundo, en enero de 1848, concediéndosele a continuación destino en el Regimiento de Tarragona.
Pero muy pronto el clima de la isla afectó a su salud, dañándole el estómago y el hígado, lo que le obligó a solicitar un año de convalecencia en la Península, que le fue concedido.
A su regreso, continuó prestando servicios de guarnición en Cuba, hasta que en 1852 fue nombrado gobernador político-militar de Cienfuegos y posteriormente de Villaclara, desde donde en mayo de 1853 solicitó se le concediese destino en la Península por llevar más de ocho años en aquella isla, solicitud que le fue aceptada pero de la que no hizo uso. En 1854 volvió a desempeñar el cargo de gobernador en Cienfuegos, donde, debido a su iniciativa, fue construido el Hospital de la Caridad.
En 1857 se le encomendó el mando del Batallón de Cazadores de la Unión, con el que durante ese año y el siguiente guarneció el castillo del Morro y las plazas de Cienfuegos y Matanzas.
En febrero de 1858 fue ascendido a coronel y se le dio el mando del Regimiento de Tarragona, solicitando en el mes de diciembre que se le permitiese el regreso a la Península, que le fue nuevamente concedido, por lo que embarcó en el mes de abril del año siguiente, quedando a su llegada en situación de reemplazo en Madrid, hasta que en el mes de noviembre fue nombrado ayudante de campo del general en jefe del Ejército de África, Leopoldo O’Donnell, al que ya había prestado sus servicios en Cuba.
En los meses siguientes combatió en multitud de acciones, siendo recompensado con el empleo de brigadier por méritos de guerra debido a su intervención en el combate librado el 9 de diciembre en las inmediaciones de los fuertes de Isabel II y Francisco de Asís. Al año siguiente se le concedió la Cruz de San Fernando de 3.ª clase por su valerosa actuación durante el combate de Samsa, el 11 de marzo.
Al finalizar la contienda, y de vuelta a España, en mayo pasó de cuartel a Madrid, confiándosele en el mes de julio de 1860 el mando de la 1.ª brigada de la 2.ª División de Infantería del 1.er Ejército, en Madrid, a cuyo frente estuvo hasta que en febrero de 1866 fue elegido diputado por la provincia de Santander.
En el mes de junio siguiente tuvo una decidida intervención en Madrid durante la sofocación de la sublevación del cuartel de San Gil, arriesgando su vida al atacar a los sediciosos en las calles del Carmen y de la Abada, resultando muerto su caballo; por su destacada actuación se le concedió el ascenso a mariscal de campo por méritos de guerra.
Seguidamente, después de desempeñar durante quince días el mando de la Comandancia General de la provincia de Gerona, fue cesado por divergencias con el Gobierno y enviado de cuartel a Palma de Mallorca, aunque muy pronto se le autorizó a regresar a Madrid, continuando de cuartel hasta que en diciembre de 1868 fue puesto a las inmediatas órdenes del capitán general de Andalucía, tomando parte en enero del año siguiente en la sofocación de la insurrección producida en la plaza de Málaga, recibiendo por ello como recompensa la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo. Durante todos estos años solicitó y obtuvo varias licencias para trasladarse a diversas poblaciones de la provincia de Santander y a Francia con objeto de restablecer su salud y de acompañar a uno de sus hijos, que se encontraba enfermo.
En enero de 1872 consiguió un destino activo, recibiendo el nombramiento de segundo cabo de la Capitanía General de la isla de Cuba y subinspector de las Armas de Infantería y Caballería del Ejército de la misma, haciéndose cargo en el mes de julio de la Capitanía General por haber cesado el general Blas de Villate y de la Hera, conde de Valmaseda.
Proclamada la República, en marzo de 1873 se le ordenó que hiciese entrega del mando interino de Cuba al general Cándido Pieltain, dimitiendo dos meses después del cargo de segundo cabo por motivos de salud, regresando a la Península y pasando a residir en Madrid en situación de cuartel.
En el mes de agosto fue nombrado por Salmerón coronel general primer jefe del 1.er Batallón Distinguido de Jefes y Oficiales, creado por el Gobierno republicano con el fin de reorganizar el Ejército.
Por los éxitos conseguidos en la lucha contra la insurrección cubana durante su mandato, en octubre de 1873 fue ascendido a teniente general por méritos de guerra, siendo seguidamente nombrado capitán general de Valencia y general en jefe del Ejército de Operaciones de aquel Distrito, al que se incorporó en Alicante, rechazando a su llegada el ataque a la ciudad verificado por los buques de guerra sublevados durante el movimiento cantonalista. A continuación, partió hacia Cartagena, sustituyendo al general Martínez Campos en el bloqueo y sitio establecido a aquella ciudad, pero su mal estado de salud le obligó a dimitir en el mes de diciembre, siendo sustituido por el general López Domínguez.
El 29 de junio de 1874 cesó en la situación de cuartel en Madrid al ser destinado a las órdenes del general en jefe del Ejército del Norte, que lo era de forma interina el general Echagüe al haberse producido la muerte del marqués del Duero el 27 de junio. Durante dos meses estuvo al mando del 2.º Cuerpo de Ejército, haciéndose cargo en septiembre de la Capitanía General de Vascongadas y del mando del Cuerpo de Ejército del Centro, que tampoco conservó durante mucho tiempo, ya que al cabo de veinte días recibió el nombramiento de director general del Cuerpo de Sanidad Militar, del que en enero de 1875 pasó al de director general de Infantería, desempeñando al mismo tiempo entre junio y septiembre el mando interino de la Capitanía General de Castilla la Nueva.
Antes de finalizar el año 1875, fue nombrado ministro de la Guerra en el Gabinete de Cánovas, acompañando en febrero siguiente a Alfonso XII para que tomase el mando del Ejército del Norte, regresando a Madrid en el mes de marzo tras la salida de España de don Carlos, concediéndosele un mes más tarde el título de marqués de Torrelavega como recompensa a su actuación como general en jefe de las tropas en campaña. Prueba de la amistad que le profesaba Alfonso XII fueron las visitas que el Monarca realizó al palacio de los Ceballos, en Torrelavega.
En marzo de 1879 dimitió del cargo de ministro y pasó a desempeñar por segunda vez el de director general de Infantería, en el que cesó en el mes de julio para pasar a ser primer ayudante de campo de Alfonso XII, que tuvo que abandonar en 1881 al cumplir el plazo fijado.
Los últimos años de su vida los pasó de cuartel en Madrid, realizando frecuentes viajes a Torrelavega.
En enero de 1864 se le había concedido la Encomienda de la Orden de Carlos III por su participación en los estudios y ensayos comparativos para la adopción de la nueva táctica de Infantería escrita por el general Manuel de la Concha, marqués del Duero.
Poseía, además, las Grandes Cruces de Isabel la Católica (1865), San Hermenegildo (1866), al Mérito Militar (1869) y Carlos III (1880), habiendo sido condecorado con el Gran Cordón de San Mauricio y San Lázaro de Italia (1876), la Gran Cruz de Nisham Iftijar de Túnez (1876) y la Medalla de Oro de la reina Victoria (1876) por haber socorrido en 1858 a la goleta inglesa Mary Wilson que había naufragado en el puerto de La Habana, consiguiendo que se salvase toda su tripulación sin que se produjese ninguna víctima; en 1864 había sido nombrado gentilhombre de cámara de Su Majestad.
Fue senador por la provincia de Santander en la legislatura 1876-1877, y vitalicio a partir de 1877, estando afiliado al Partido Conservador Liberal.
En 1839 contrajo matrimonio en primeras nupcias con María Asunción de Hornedo y Velasco, nacida en Santander en 1816 y fallecida en Puente la Reina (Navarra) en 1840, y en 1854, en segundas, con Victoria de los Santos Avilés y Dorticos, nacida en Cienfuegos (Cuba) en 1831. No tuvo hijos de su primer matrimonio, y de los siete habidos del segundo, los seis varones fueron militares. En la iglesia de la Asunción de Torrelavega reposan sus restos en unión de los de su segunda esposa y los de su hijo mayor Pablo, perteneciente al Arma de Caballería.
Fuentes y bibl.: Instituto de historia y Cultura Militar (Madrid), Célebres, caja 31, exp. 1, expediente personal de Francisco Ceballos y Vargas.
P. Chamorro, Estado Mayor General del Ejército español, Madrid, 1850-1858; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998, M. Teira Cobo, Marqués y marquesado de Torrelavega, Torrelavega, Ayuntamiento, 2002; M. Crespo López, Cántabros del siglo xix. Semblanzas biográficas, Santander, Ediciones Librería Estudio, 2004.
José Luis Isabel Sánchez