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María Rita de Barrenechea y Morante

Biografía

Barrenechea y Morante, María Rita de. Condesa del Carpio (I) y marquesa de la Solana (V). Bilbao (Vizcaya), V.1757 – Madrid, 23.XI.1795. Escritora, miembro del primer grupo de mujeres de la Junta de Damas de la Sociedad Económica Matritense.

Nació en Bilbao, en mayo de 1757. Fueron sus padres José Fernando de Barrenechea y Novia de Salcedo, II marqués del Puerto, y Ana María Morante de la Madrid y Castejón, IV marquesa de la Solana, a la que sucedió en el título. Muerta su madre en 1761, se trasladó a Valladolid con su padre, ordenado sacerdote y nombrado diputado-administrador de los Votos de Santiago en su Real Chancillería. Allí se educó en el monasterio de las Huelgas y se casó, el 3 de enero de 1775, con el vallisoletano Juan de Sahagún de la Mata Linares, I conde del Carpio desde el año anterior y alcalde del Crimen en la Audiencia de Barcelona. Tras unos años en Barcelona, donde nacieron sus dos hijas, María Martina, que murió de niña, y Francisca Javiera, que contraerá matrimonio con Francisco Solano, primogénito del marqués del Socorro, se trasladó a Madrid en 1780, al ser nombrado su marido alcalde de Casa y Corte (luego será ministro del Consejo de Órdenes). Muy delicada de salud desde su juventud, falleció en Madrid el 23 de noviembre de 1795. Meses antes se hizo retratar por Goya (La marquesa de la Solana, Museo del Louvre). Estuvo muy próxima a la Sociedad Bascongada, tanto por parte de su familia paterna como por la de su esposo, incorporado a ella desde el primer momento, gracias a su amistad con Ignacio Luis de Aguirre, sobrino del conde de Peñaflorida. Cercana también a la Matritense, en la que ingresó su marido en 1781 y tres años después su cuñado, Francisco Manuel de la Mata Linares, fue una de las catorce mujeres que formaron el primer grupo de socias de la Junta de Damas, tras su creación en 1787. En su casa madrileña tenía lugar una animada tertulia, donde, al decir del viajero inglés Joseph Towsend, brillaba por su encanto personal y viveza de ingenio. Compartió con su esposo una estrecha amistad con Jovellanos, quien la describió como “mujer de grande espíritu, talento y gracia” (Diario, 25 de septiembre de 1795). Trató también a la duquesa de Alba y fue gran amiga de María Rosa Gálvez, como refleja su poema “La noche. Canto en verso suelto a la memoria de la señora condesa del Carpio” (Obras poéticas, 1804). Por su entorno familiar y social gozó de un ambiente muy favorable a la creación literaria. Su marido, hombre culto y muy aficionado al teatro, fue autor, entre otras obras, de una traducción —hoy perdida— del Horace de Corneille, que presentó en Vergara en febrero de 1765, con motivo de la Junta constitutiva de la Bascongada. Su gran amigo Ignacio Luis de Aguirre presentó, también en la misma ocasión, un discurso sobre la utilidad del teatro y La Casilda (adaptación del Tartuffe de Molière) y, pocos años después, participó en el concurso fraguado en la tertulia sevillana de Olavide con un drama sentimental titulado Los derechos de un padre.

Según Serrano y Sanz, que vio sus papeles en el archivo de su descendiente el marqués de Socorro, dejó escritos, además de una “interesante” correspondencia con su marido, tres comedias: Catalin, La aya y otra sin título, protagonizada por su propia hija y otras niñas amigas suyas, una Descripción de un viaje por la Mancha, notas para varias comedias, y “varios ensayos y apuntes”. De ellos, sólo han llegado hasta nosotros las dos primeras: Catalin, a través de una edición hecha por un admirador desconocido, que se publicó anónimamente en Jaén en 1783, y La aya, conservada en una copia manuscrita de la Biblioteca Nacional, también anónima, que perteneció al erudito Agustín Durán y se publicó en 2005.

Aunque ambas coinciden en su adhesión a la estética neoclásica (la acción se desarrolla en un gabinete, durante unas pocas horas), el contenido moral de signo ilustrado y algunas características formales (prosa, un acto, alrededor de veinte escenas), son de factura distinta, pues la segunda, que está ambientada en un caserío próximo a Portugalete, sigue las pautas del drama sentimental. Escritas a principios de los ochenta, constituyen dos de las muestras más tempranas de la nueva comedia española del siglo XVIII y las primeras obras literarias de una escritora del País Vasco.

 

Obras de ~: Catalin. Comedia en prosa, Jaén, 1783 (reed. facs. en I. Urzainqui, “Catalin” de Rita de Barrenechea y otras voces de mujeres en el siglo XVIII, Vitoria, Institución del Ararteko, 2006, págs. 1-61); La aya (ed. de M. J. García Garrosa, “En los inicios de la comedia neoclásica: La aya, de María Rita de Barrenechea (1750-1795). Estudio y edición”, en Cuadernos de Estudios del Siglo XVIII n.º 14 (2004 [2005]), págs. 25-66); Descripción de un viaje por la Mancha, s. l., s. f. (desapar.).

 

Bibl.: M. Serrano y Sanz, Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1833, Madrid, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1903-1905; J. Towsend, Viaje por España en la época de Carlos III (1786 y 1787) (pról. de I. Robertson, trad. de J. Portús, Madrid, Turner, 1988, pág. 210); J. Baticle, Goya, Barcelona, Crítica, 1995, págs. 145-146; N. Glendinning, “Los amigos de Jovellanos”, en Jovellanos, Ministro de Gracia y Justicia. Exposición organizada por la Fundación “La Caixa”, Barcelona, Fundación “La Caixa”-Ayuntamiento de Gijón-Ministerio de Cultura- Banco Herrero, 1998, págs. 41-54; J. A. Hormigón (dir.), Autoras en la historia del teatro español, 1500-1994, t. I, Madrid, Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena, 1996-1997, págs. 421-423; J. Bordiga Grinstein, “Panorama de la dramaturgia femenina española en la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX”, en Dieciocho, vol. 25, n.º 2 (2002), págs. 195-218; E. Palacios Fernández, La mujer y las letras en la España del siglo XVIII, Madrid, Laberinto, 2002; I. Urzainqui, “Estudio preliminar”, en “Catalin” de Rita de Barrenechea y otras voces de mujeres en el siglo XVIII, op. cit.

 

Inmaculada Urzainqui Miqueleiz