Ortega Heredia, Antonio. El Fillo. San Fernando (Cádiz), 1807 – Sevilla, 4.II.1854. Cantaor.
Considerado discípulo de El Planeta y maestro de Tomás El Nitri y Silverio Franconetti, las noticias más directas de su existencia las aporta Serafín Estébanez Calderón en su obra Escenas andaluzas, al describirle físicamente y enumerar su vestimenta.
Ateniéndose a lo escrito por Antonio Machado Demófilo en su antología Cantes flamencos, “El Fillo ha sido quizá el cantador que ha alcanzado entre todos mayor fama. Unos le suponen nacido en la Isla (por San Fernando), otros en El Puerto de Santa María y otros en Puerto Real. Nosotros nos inclinamos a esta última opinión, que es la de algunas personas de Triana, barrio donde vive actualmente su viuda y uno de los hijos de dicho cantador [...]. El Fillo, asombro de gentes, comenzó a ir con frecuencia a Morón (Sevilla), donde conoció a Silverio y le animó para que se hiciera cantaor”. En su colección de coplas, el mismo autor recoge algunas que pasaron de maestro a discípulo y actualmente tienen vigencia interpretativa, otorgándole también el significativo mérito de dividir con su nombre tres épocas o generaciones de cantaores: la de antes de él, la coetánea y la posterior. Según las últimas investigaciones de Luis Javier Vázquez Morilla, Demófilo acertó con una de las tres localidades que presentó como el lugar de nacimiento de El Fillo. Sin embargo erró en cuanto a la persona, que confundió con Francisco de Paula Ortega Vargas, que en su vida también fue conocido con el mismo apodo, pero que era hijo del que había pasado a la historia como gran cantaor, que no era otro que Antonio Ortega Heredia, hijo de Francisco Ortega y Josefa Heredia, que casó el 19 de junio de 1829 con la sevillana María de los Santos Vargas, hija de Ramón Vargas y Josefa Feligrana.
Como creador de versiones propias de los cantes básicos (romances, tonás y siguiriyas), la tradición oral lo presenta como un verdadero artífice. A lo que hay que añadir la opinión generalizada de que su trascendencia en la historia del flamenco se debe también a la aportación, novedosa entonces, de una voz ronca y rozada, que por él se llamó “afillá”. El cantaor Antonio Mairena y el poeta y flamencólogo Ricardo Molina han dejado escrito: “Dentro de la esfera del cante gitano fue Francisco Ortega un cantaor general que en todas las modalidades sobresalió y dejó la huella inconfundible de su personalidad [...]. Su arcaísmo es patente. Trasciende aire de vieja toná gitana. Representa una fase especial que es la separación de la nebulosa materna de las tonás trianeras”.
El Fillo murió de tisis en Sevilla un sábado 4 de febrero de 1854, cuando contaba tan sólo con cuarenta y siete años de edad.
Bibl.: S. Estébanez Calderón, Escenas andaluzas, Madrid, Baltasar González, 1847; A. Machado y Álvarez (Demófilo), Colección de cantes flamencos, Sevilla, Imprenta El Porvenir, 1881; M. Ríos Ruiz, “Fillo, El”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. V, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 1999, pág. 140; L. J. Vázquez Morilla, Cal y cante (inéd.).
Manuel Ríos Ruiz