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Juan Bautista de Irisarri

Biografía

Irisarri, Juan Bautista de. Arantza (Navarra), c. 1755 – Guatemala, 5.V.1805. Comerciante, escritor y posible independentista.

Era hijo de Martín de Irisarri Michelena y de María Ignacia de Larraín y Vicuña. A la edad de dieciocho años salió para las Indias y recorrió primero Cuba, Puerto Rico y México, antes de llegar a Guatemala, donde radicó. Aquí tenía ya muchos contactos, antiguos vecinos suyos oriundos de Navarra ya activos en el comercio, y cabe la posibilidad de que estuviera vinculado con ellos por lazos de la francmasonería también.

Irisarri era un joven enérgico, astuto y emprendedor, y para 1781 estaba funcionando como comerciante independiente, buscando la forma de establecer relaciones con La Habana y con otras colonias de la región.

En 1783 se casó con una española, María de la Paz Alonso y Barragán. El primero de sus hijos no sobrevivió.

El segundo nació en febrero de 1786 y fue bautizado con el nombre de Antonio José. Más adelante nacieron cinco hijos más, tres mujeres y dos varones. Paz Alonso falleció en 1794, e Irisarri contrajo un segundo enlace con una dama criolla, María Josefa Arrivillaga, unión que sirvió para acercarlo al poderoso clan Aycinena y de la cual nacieron cuatro hijas.

Irisarri entendía lo vulnerable que era un territorio que contase con sólo un cultivo exportable —el añil en el caso de Guatemala— y luchó de diferentes maneras por diversificar la economía, desarrollar los puertos de la costa sur y ampliar la gama de puertos con los cuales se pudiera comerciar. Como miembro del Consulado de Comercio, abogó por el fomento de relaciones mercantiles con México, Lima y China, y con autorización de esa entidad encabezó entre 1796 y 1799 varias expediciones al litoral pacífico en busca de sitios con potencialidad de habilitación. El Consulado, sin embargo, no compartía el entusiasmo de Irisarri y el desarrollo de la costa sur acabó por ser una empresa personal suya. Como dueño de una hacienda, La Soledad, situada a poca distancia de Acajutla, era natural que ese puerto tuviera para Irisarri una importancia especial. A su propia costa emprendió obras considerables para mejorar y poblar Acajutla, y para 1800 el puerto era el centro de una red comercial que abarcaba Guayaquil, Lima, Valparaíso y diferentes puertos mexicanos. Este celo e industria mereció la aprobación de Carlos IV, quien, en una Real Orden de julio de 1803, autorizó a Irisarri para que prosiguiera con la habilitación de Acajutla como puerto.

Irisarri contribuía con frecuencia con artículos a la Gazeta de Guatemala. A finales de 1797 anunció en esa publicación su propósito de enviar en mayo del siguiente año un barco con un cargamento de efectos de Castilla y de Guatemala desde Acajutla a San Blas en México. Se trataba de una empresa pionera y, por ende, arriesgada, y, por cierto, la nave sufrió extensos daños como consecuencia de varias tempestades, arribando finalmente, no a San Blas, sino a Acapulco, después de cincuenta y siete días en alta mar. En agosto de 1798 Irisarri publicó un informe detallado del viaje con el fin de ilustrar al público y pidiendo a los lectores de la Gazeta que aportaran sus conocimientos y sugerencias sobre viajes de ese tipo.

Estas primeras contribuciones a la Gazeta estaban firmadas por JBI. A partir de finales de 1799 empezó a contribuir con cierta regularidad con elocuentes y apasionados artículos, firmados con el seudónimo Guindalesio Chirimía, sobre cuestiones económicas, ocupándose primordialmente de la monocultura, la fragilidad de la economía y la necesidad de comerciar con naciones neutrales. Entrañan estos artículos críticas más o menos abiertas a la política colonial española, dando a entender que la guerra contra la Gran Bretaña era asunto de España, no de América, y que eran las Indias las que salían más perjudicadas por la interrupción del comercio que causaba el conflicto.

Otra ambición de Irisarri era la iniciación de relaciones mercantiles con los angloamericanos. En 1799, aprovechando diferentes reales órdenes, emitidas en 1797, que permitían a las colonias comerciar con estados neutrales utilizando bajeles neutrales, Irisarri mandó fletar en Filadelfia y Baltimore tres barcos que debían traer mercancías desde Estados Unidos para Guatemala. Las naves en cuestión fondearon en el puerto de Omoa en febrero de 1800, pero en el ínterin había llegado otra real orden que prohibía de nuevo el comercio con países neutrales, lo cual significaba que, lo que había empezado siendo una empresa legal, era ya ilegal. Inicialmente el capitán general, Domás y Valle, estaba dispuesto a permitir que Irisarri desembarcase sus mercancías para disminuir algo sus pérdidas, pero ante las vehementes protestas del Consulado de Comercio y de varios comerciantes particulares, este permiso fue retirado.

Uno de los barcos traía un panfleto publicado en español en Estados Unidos, que denunciaba en los más expresivos términos el sistema que gobernaba el comercio de las Indias, aludiendo al progreso hecho por los ciudadanos estadounidenses después de su declaración de Independencia. No se sabe si el panfleto en cuestión fue traído bajo órdenes de Irisarri, pero dada la actitud crítica que sobresale en sus artículos publicados en la Gazeta, parece del todo verosímil que Irisarri no habría desaprobado el mensaje sedicioso del documento. Aun cuando quizás no hubiera abogado por una separación total de España por parte de América, no cabe duda de que habría apoyado extensas y radicales reformas en el comercio colonial.

Falleció Irisarri cuando apenas había cumplido los cincuenta años. Su temprana muerte privó a Guatemala de uno de sus ciudadanos más útiles. Fue enterrado en la iglesia del convento de San Francisco.

 

Bibl.: R. L. Woodward, Class Privilege and Economic Development, the consulado de comercio of Guatemala, 1793-1871, Chapel Hill, N. C., University of North Carolina Press, 1966; J. Browning, Vida e ideología de Antonio José de Irisarri, Guatemala, USAC, 1986; “Los Irisarri y la Independencia: especulaciones, conjeturas, adivinanzas y hechos concretos”, en Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, LXXIV (1999), págs. 281-300.

 

John Brow ning

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