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Martín Gutiérrez

Biografía

Gutiérrez, Martín. Almodóvar del Campo (Ciudad Real), 1524 – Cardeilhac, Haute-Garonne (Francia), 1573. Jesuita (SI), predicador, superior de los colegios.

Nacido en la patria que había sido también del maestro Juan de Ávila, mereció los retratos de algunos de los jesuitas más ilustres de su tiempo. Pedro de Ribadeneira hablaba de él como “de dulce y apacible condición”, mientras que Juan Eusebio Nieremberg destacaba su carácter: “Con sus amigos muy alegre y gracioso”. Fue un destacado universitario antes de entrar en la Compañía de Jesús, como estudiante de Filosofía y Medicina en Alcalá de Henares, llegando a obtener el doctorado. Permaneció bajo la dirección de Francisco de Villanueva, primer superior que fue después del colegio de los jesuitas de Alcalá. Martín Gutiérrez llegó a ejercer como médico en un pequeño pueblo de este extenso arzobispado de Toledo, San Martín de la Vega (hoy en la provincia de Madrid).

Sin embargo, los efectos de los ejercicios espirituales le hicieron volver a Alcalá de Henares, donde fue admitido por el citado Francisco Villanueva en 1550.

Según cuentan las cartas de los jesuitas, con algunos tonos hagiográficos, Villanueva le dio el oficio de comprador y con esta misión salía de la Universidad que había contemplado sus estudios, con una sotana raída a comprar lo que era necesario para la casa. Tras una grave enfermedad, fue destinado a Salamanca, donde comenzó a estudiar las disciplinas teológicas bajo la dirección del maestro fray Pedro de Sotomayor. Cinco años salmantinos que culminaron después en el gobierno del colegio de Plasencia desde 1557 hasta 1562.

Se vio involucrado en el delicado proceso desarrolladocontra el arzobispo de Toledo Bartolomé de Carranza.

Después Martín Gutiérrez continuó como superior del colegio de Valladolid (entre 1562 y 1565), desde Salamanca (desde 1568), entablando contacto con la madre Teresa de Jesús, a la cual facilitó la fundación del convento carmelitano en la ciudad del Tormes: “Me escrivió un rector de la Compañía de Jesús de Salamanca —escribe la santa carmelita en el Libro de las Fundaciones—, diciéndome que estaría allí muy bien un monesterio de éstos, dándome de ello razones”.

Destacó, además de como hombre de gobierno, como gran predicador, despertando muchas vocaciones para la Compañía de Jesús y muy especialmente en el ámbito universitario. Recordaba e insistía Gaspar de Astete que tenía tan buena y excepcional memoria que después de leer dos o tres veces un artículo de santo Tomás de Aquino, ya lo repetía de memoria.

En Valladolid introdujo la costumbre de predicar en la capilla de la Universidad, haciendo además pláticas espirituales a los estudiantes gramáticos, los cuales pertenecían a aquellas enseñanzas latinas que el claustro de la Universidad había cedido a los jesuitas vallisoletanos. También frecuentó el púlpito ante los funcionarios de la Real Chancillería de Valladolid, institucionalizando las pláticas en el patio del Tribunal durante el tiempo fuerte de la Cuaresma.

Una costumbre que continuaron los funcionarios de la Chancillería de Granada y los de la Audiencia de Sevilla: “No le estorbaban sus gobiernos el officio de predicar —escribía Bartolomé de Alcázar—, para el qual tenía excelente talento, especialmente en convencer con razones claras y efficazes los entendimientos”.

Como superior de Salamanca, consiguió que este colegio se incorporase a la Universidad y así se lo justificaba a Francisco de Borja: “Mire vuesa paternidad que todo el gobierno d’España sale desta Universidad; por tanto ayude mucho a este colegio, que si de aquí van buenos cristianos los gobernadores, será gran bien universal”. Su fama de santidad, como era costumbre, también lo fue de milagros para su vida espiritual y de oración mística. Sobresalió, además, desde sus días de estudiante en la enseñanza del catecismo, participó en el sínodo de Salamanca de 1570 y fue habitual en la dirección espiritual en la cárcel y los hospitales.

Tras su participación en la Congregación General II de 1565, Martín Gutiérrez tuvo que solucionar los falsos testimonios que una mujer de Plasencia le había levantado.

Regresó a Valladolid, de nuevo, como superior de la recién transformada Casa Profesa (antiguo colegio de San Antonio). Con este oficio acudió de nuevo a la Congregación General III (en 1572) para elegir un sucesor del que había sido general, Francisco de Borja. Le acompañaban en este peligroso viaje el provincial castellano Gil González Dávila y el padre Juan Suárez (anterior provincial y rector de la Casa Profesa de Burgos).

Los tres fueron apresados por los calvinistas de la región de Cardeilhac. Los redujeron a una torre, no resistiendo el cuerpo y salud de Martín Gutiérrez las precariedades de la prisión. Hubo que esperar a 1603, a que el padre Diego de Torres Bollo, de vuelta de Roma y en viaje para encargarse como procurador de la provincia de Perú, llevase consigo el cuerpo del padre Gutiérrez para entregárselo al provincial castellano Alonso Ferrer y enterrarlo en la Casa Profesa de Valladolid. Algunos de sus contemporáneos y autores posteriores publicaron su biografía o Vida —más bien hagiografía—, como las incluidas por Francisco Sacchino en la segunda parte de la historia de la compañía, o Luis de La Puente dentro de la propia de Baltasar Álvarez, además de las citadas páginas escritas por Juan Eusebio Nieremberg.

 

Bibl.: F. Sacchino, Historiae Societatis Iesu pars secunda sive Lainus, Antuerpiae, ex officina fliorum Martín Nutii, 1620; J. E. Nieremberg, Compendio de la vida de el venerable P. Martín Gutiérrez, de la Compañía de Jesús, escrita por [...], de la misma Compañía de Jesús, Jaén, Francisco Pérez de Castilla, 1639; Firmamento Religioso de Luzidos astros en algunos Claros Varones de la Compañía de Jesús, Madrid, María de Quiñones, 1644, págs. 158-170; B. de Alcázar, Chrono-Historia de la Compañía de Jesús en la provincia de Toledo y elogios de sus varones ilustres, fundadores, bienhechores, fautores e hijos espirituales, 2.ª parte, Madrid, Juan García Infanzón, 1710, págs. 436-440; C. M. Abad, “El padre Martín Gutiérrez: su vida y sus pláticas sobre los modos de oración”, en Miscelánea Comillas, 28 (1957), págs. 11-74 y 75-286; L. de la Puente, “Vida del padre Baltasar Álvarez”, en Obras escogidas del V. P. Luis de la Puente, Madrid, Atlas, 1958 (col. Biblioteca de Autores Españoles, t. 111), caps. 23 y 27, págs. 115-119 y 130-135; “Gutiérrez, Martín”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 1069-1070; E. de la Madre de Dios y O. Steggink, Santa Teresa y su tiempo, Salamanca, Caja de Ahorros y Monte de Piedad, 1982-1984.

 

Javier Burrieza Sánchez

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