Vallejo Nájera, Antonio. Paredes de Nava (Palencia), 20.VII.1889 – Madrid, 25.II.1960. Médico, catedrático, psiquiatra.
Cursó los estudios de licenciatura en la Facultad de Medicina de Valladolid, donde se licenció con sobresaliente.
Durante estos años, fue alumno interno en las Cátedras de Histología y Anatomía, pero el azar y algunas amistades hicieron que asistiera el último curso en el que estudiaba los temas psiquiátricos al Manicomio de Valladolid, despertándose en él su vocación por esta materia. Acabada la carrera, ingresó en el cuerpo de Sanidad Militar con el número 1 y es a partir de este momento cuando se inició en él una importante trayectoria en la milicia, aunque siempre en el cuerpo de sanidad. Fue destinado inicialmente a Marruecos donde trabajó en diversos hospitales, tanto en primera línea atendiendo a los heridos, como en hospitales de sangre, siendo posteriormente destinado a Barcelona. Durante la Primera Guerra Mundial, muy influenciado políticamente, fue destinado a la Embajada de España en Berlín, donde prestó servicios en diversos campos de prisioneros a la vez que tuvo la oportunidad de tener relaciones con los psiquiatras más importantes de la medicina berlinesa.
De vuelta a Barcelona y tras poco tiempo allí, fue destinado a la Academia de Sanidad Militar donde desempeñó la función de profesor de Sanidad. Dentro de la milicia, alcanzó diversos puestos de responsabilidad, siendo nombrado en 1928 médico consultor y, al poco tiempo, jefe clínico para pasar a ser designado director de la Clínica Psiquiátrica Militar y posteriormente desempeñar la Jefatura de los Servicios Psiquiátricos del Ejército. Decidido a hacer además carrera universitaria, se matriculó y realizó el doctorado en la Universidad Central, obteniendo en 1929 el grado de doctor tras la lectura y defensa de la tesis doctoral titulada Aspectos clínicos de la simulación de las enfermedades mentales. En 1930 fue designado director del Sanatorio Psiquiátrico de San José ubicado en Ciempozuelos, habiendo previamente trabajado en diversos cargos, primero como consultor y posteriormente como jefe de Sección, en dicho establecimiento.
Es a partir de este momento cuando se volcó totalmente en la psiquiatría, comenzando sus aportaciones y sus éxitos terapéuticos. Trasformó el concepto y organización de los manicomios, y preconizó otros principios en el tratamiento de determinadas enfermedades, entre otras la parálisis general progresiva, de gran frecuencia por entonces en España, y las psicosis, a la vez que aplicó y propagó en España el método de Wagner-Jaurregg. Su pensamiento y compromiso político le llevó a posturas relacionadas con la psiquiatría que no fueron compartidas por muchos de sus compañeros. Fue un defensor acérrimo de la raza hispana, vertiendo enormes críticas a la mezcla racial.
Este hecho, aunque gozó del favor del nuevo Estado, le creó enemigos importantes y más después a acabar la Segunda Guerra Mundial. Con independencia de su prestigio e influencia, en su concepción por mejorar la higiene mental cometió errores mezclando lo social, lo político y lo psiquiátrico.
En 1940, la Cátedra de Madrid se encontraba vacante y fue ocupada interinamente por Juan José López Ibor, uno de los psiquiatras más preparados en ese momento en España. Sin embargo, convocadas las oposiciones en 1947, quien obtuvo por oposición la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid fue Vallejo Nájera, la primera en España de esa especialidad, con lo que se le abrían las puertas al éxito dentro de la psiquiatría española. Este hecho supuso, por una parte, en lo conceptual el reconocimiento de la psiquiatría dentro de la Universidad, y en lo personal el lanzamiento al mundo científico y profesional de los trabajos que venía realizando. Por ello, no es de extrañar que muchos de los pensamientos y métodos de trabajo, tanto en cuanto a diagnóstico como a tratamiento, de Vallejo Nájera se impusieran en toda la geografía nacional. El hecho de ser el primer catedrático de Psiquiatría en España hizo que se convirtiera en una referencia nacional, viniendo a su Cátedra multitud de médicos para aprender la especialidad, saliendo de su escuela un gran número de discípulos que alcanzaron gran prestigio en la sociedad española.
Entre ellos cabe destacar a su hijo Juan Antonio Vallejo-Nájera, Emilio Pelaz Martínez, Fernando Claramunt, Rodrigo González Pinto y José Escudero Valverde. Totalmente impregnado, como la mayoría de los psiquiatras de su época, por el pensamiento psiquiátrico alemán, configuró su cátedra y enseñanzas con base en ello.
Sus publicaciones fueron importantes y un referente en la época ya que por entonces existían pocos libros de la especialidad publicados en español y no todos los psiquiatras tenían acceso a los que se publicaban fuera de España. Entre ellos sobresalen sus libros Tratado de Psiquiatría y Propedéutica Clínica Psiquiátrica, los cuales fueron libros de texto prácticamente en todas las Facultades de Medicina de España. Además de éstos y sus publicaciones en revistas, realizó la traducción del libro de Hans Curschmann Las enfermedades del sistema nervioso, que se publicó en 1929.
En 1950 fue presidente del primer Congreso Internacional de Psiquiatría, así como presidente del Congreso de la Liga Española de Higiene Mental y el de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, académico correspondiente de diversas academias, tales como las de Granada, Canarias y Valladolid, miembro de honor de The Asociation of Military Surgeons de Estados Unidos, y presidente de la Academia Deontológica de Madrid.
Una faceta poco conocida de su vida, además de su dedicación a la psiquiatría, fue su especial afición por la música, de la cual era un profundo amante y conocedor, cultivándola durante toda su vida, llegando incluso a escribir algunos artículos sobre esta materia bajo el seudónimo de “Aube”. Su afición era tan grande que incluso adaptó al castellano obras de Richard Wagner. También su inquietud se extendió a otros campos como la literatura y escribió algunas obras de éste carácter, como El caso de Teresa Neuman a la luz de la Ciencia Moderna y Literatura y Psiquiatría.
En 1951 ingresó como académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina con el discurso Enseñanzas psiquiátricas de la segunda guerra mundial, ocupando el sillón número 16 vacante por el fallecimiento de Enrique Fernández Sanz, y siendo contestado por Antonio Piga y Pascual. Durante su estancia en la Real Academia realizó un trabajo muy activo interviniendo con frecuencia en las sesiones y aportando siempre nuevas ideas sin renunciar a sus propias convicciones.
Obras de ~: Relaciones psicopatológicas entre simulación y neurosis de deseo, Madrid, Sucesor de E. Teodoro, 1926; con J. Valdés Lambea, “Relaciones entre esquizofrenia y tuberculosis”, en La Medicina Ibera, n.º 590 (1929); Higiene de la raza: la asexualización de los psicópatas, Madrid, Edic. Medicina, Imprenta Palomeque, 1934; La simulación de la enfermedad, Madrid, Cénit, 1934; Psicopatología de la conducta antisocial, San Sebastián Editora Española, 1937; Política racial del nuevo estado, San Sebastián, Editora Española, 1938; Psicosis sintomáticas, Madrid, Miguel Servet, 1941; Psicosis de guerra: estudio clínico y estadístico, Madrid, Morata, 1942; Propedéutica Clínica Psiquiátrica, Madrid, Aldus Artes Gráficas, 1944; Tratado de Psiquiatría, Barcelona, Salvat, 1945; Biotipología, Barcelona, Modesto Usón, 1947; con T. A. Escudero Valverde, Trastornos psíquicos en traumatizados craneales, Barcelona, J. M. Masso, 1947; La enfermedad simulada, Barcelona, Salvat, 1951; Lecciones de psiquiatría, Madrid, Editorial Científico- Médica, 1955.
Bibl.: G. Rodríguez Lafora, “Nuestros recuerdos personales del doctor A. Vallejo Nájera” y E. Peláez Martínez, “El doctor Vallejo Nájera”, en Archivos de Neurobiología (AN), 23 (1960), págs. 73-74; J. J. López Ibor, “Antonio Vallejo Nájera”, en Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría, 19 (1960), págs. 217-219; J. M. Blázquez Garrudo, “Antonio Vallejo Nájera (1889-1960)”, en AN, 49 (1986), págs. 161- 177; L. Parajón Rodríguez, “La biotipología kretschmeriana en el Dr. Antonio Vallejo Nájera”, en Revista de Historia de la Psicología, 16 (1995), págs. 233-241; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo XX, Madrid, You & Us, 2000.
Manuel Díaz-Rubio García