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José Ignacio de Llorens y Peguera

Biografía

Llorens y Peguera, José Ignacio de. Puebla de Segur (Lérida), 26.VIII.1758 – ?, c. 1838. Magistrado y consejero de Castilla.

Procedía de una familia de hijosdalgo. Sus padres eran José de Llorens y María Peguera. Una vez cursados tres años de Filosofía en la Universidad de Cervera obtuvo el grado de bachiller con todos los honores de primera clase el 3 de abril de 1776. En la misma Universidad consiguió, después de tres años de estudios, el grado de bachiller en Leyes el 14 de mayo de 1779. Seguidamente, estudió otros dos años de Leyes y realizó una lección de hora, ad ostentationem, en el teatro mayor o capilla de aquella Universidad, previa a la obtención de los grados de licenciado y doctor, que recibió, respectivamente, el 8 y 16 de mayo de 1781. Más tarde dedicó a la práctica jurídica cuatro años; asistió, los tres primeros, al estudio de Juan Quintana, abogado de la Audiencia de Cataluña, y el último al de Luis Gabaldón y López, abogado del Colegio de Madrid. El 31 de agosto de 1784 aprobó el examen de abogado del Consejo de Castilla. Este año y los dos siguientes fue nombrado comisario elector por la parroquia de Santa María la Real de la Almudena de la Corte, para asistir a las casas de su Ayuntamiento, a la elección y nombramiento de diputados, y personero común de ella.

Fue individuo de la Real Academia de Derecho Patrio y Público, radicada en la Real Casa Oratorio de padres de San Felipe Neri de Madrid, en la que desempeñó los empleos de vicesecretario y secretario. También fue secretario durante dos años de la Junta y Diputación de Caridad del barrio del Sacramento de Madrid. El duque del Infantado le nombró el 22 de noviembre de 1787 alcalde mayor de Budía, y demás comprendidas en el sexmo de Durón, radicado en la provincia de Guadalajara. Ocupó la alcaldía algo más de tres años. En ese tiempo procuró fomentar la agricultura e industria, en especial una escuela de hilazas a torno. Satisfecho el duque del Infantado de cómo había ejercido la alcaldía, lo ascendió al corregimiento de Lerma, del que tomó posesión el 22 de marzo de 1791. Como corregidor mandó empedrar las calles, construyó edificios, caminos y pantanos; realizó paseos y arboledas, conservando y aumentando los montes y plantíos. Su padre, José de Llorens, y dos de sus cinco hermanos, Miguel José María y Francisco, salieron el 5 de junio de 1794 de la villa de la Puebla de Segur con ciento veintisiete hombres para defender la villa de Esterri de Aneu, donde habían entrado los franceses el 1 del mismo mes.

En 1796, con motivo de estar plagada la provincia de Burgos y toda Castilla la Vieja de contrabandistas, ladrones y malhechores, sería comisionado por los tribunales para acabar con esa lacra. A tal fin recorrió las provincias de Burgos, Segovia, Soria, Palencia y Castilla la Nueva, deteniendo y encarcelando a veintidós malhechores. Estuvo varias veces con riesgo inminente de perder la vida, en particular los días 25 de febrero y 30 de abril. En la primera fecha le atravesó una bala el sombrero que llevaba puesto, y la segunda un tiro de bala le rozó la oreja y pelo del rizo derecho. El año siguiente, el 27 de abril, tomó posesión del corregimiento de las siete Merindades de Castilla la Vieja. En 1800 apresó a cinco ladrones de la compañía de Chafandin en la ermita de la Magdalena, merindad de Valdeporres y resultó herido con arma de fuego en un muslo; y en 1801 detuvo a ocho ladrones más que habían robado al cura de Villaverde y otros.

En el mes de abril de 1804 fue nombrado corregidor y capitán a guerra de la ciudad de Gibraltar, residente en San Roque. El mismo año consiguió impedir que se propagara una epidemia desoladora que había sobrevenido. Habiéndose intentado después la conquista de la plaza de Gibraltar, y acantonado a tal efecto en el campo de San Roque un ejército de treinta mil hombres, se esmeró en suministrar todos los auxilios necesarios. Por ello, el general en jefe recomendó sus servicios al Rey, quien por Decreto de 28 de julio de 1805 le concedió los honores de alcalde del Crimen de la Chancillería de Granada. También facilitaría a todos los prisioneros del combate en las aguas de Trafalgar cuantos auxilios y socorros fueron menester.

Cuando los franceses entraron en España, socolor de amistad, demostró Llorens gran displicencia, y rehusó cumplir las órdenes del gobernador del reino Murat, en particular la del papel sellado, que no publicó ni consintió que se consumiera en su jurisdicción ni medio pliego del mismo. Cuando estalló la insurrección en el campo de San Roque contra el enemigo francés, proporcionó armas y municiones al vecindario. Él mismo salió repetidas veces a perseguir y detener franceses. Fue nombrado capitán, y después comandante de las milicias honradas de San Roque. Era caballero maestrante de la ciudad de Ronda, y como tal fue comisionado en 1810 para comprar paños, granas, cartucheras y demás elementos necesarios para vestir y equipar al batallón que se levantó a expensas de los individuos de aquella Real Maestranza.

En agosto de 1810, sin haberlo pretendido, fue promovido a una plaza de oidor de la Audiencia de Cataluña. El presidente de ésta, general en jefe de Cataluña, le encargó el 13 de febrero de 1811 la regencia de dicho tribunal. El mes siguiente fue nombrado individuo del Tribunal o Junta de Contabilidad, y, más tarde, juez consultor del Tribunal del Breve Apostólico.

La regencia de la Audiencia de La Coruña fue el siguiente empleo judicial que desempeñó. Un decreto despachado el 28 de junio de 1818 nombraba a Llorens regente de la Audiencia de Galicia, vacante por fallecimiento de Pedro María Garrido. Perseguido por el brutal jefe político de La Coruña José María Puente, en mayo de 1821 fue arrestado y encarcelado en el convento de Santo Domingo con otros serviles o realistas. Días después fue puesto en libertad.

Fernando VII, a consulta del Consejo de Estado, le nombró el 30 de agosto de 1821 regente de la Audiencia de Extremadura. Tomó posesión el 26 de septiembre de 1821. Durante el sistema revolucionario se relacionó con enemigos del mismo, como el vizconde de la Torre de Albarregena y marqués de Ovando. Siempre prestó ayuda a los perseguidos y procesados como defensores del Rey y enemigos del sistema revolucionario, visitándolos en la cárcel y empleando sus esfuerzos en mitigar el rigor de sus sentencias, como sucedió, entre otros, con el presbítero Fernando Hermoso, arcediano de Valencia, a quien libró del último suplicio a que fue condenado por el juez de primera instancia de Coria. Este juez había formado a Hermoso causa de conspiración contra el gobierno revolucionario, condenándole a la pena ordinaria de garrote. Apelada la sentencia ante la Audiencia territorial de Extremadura, conocieron de ella el regente y otros magistrados. Llorens habló con éstos para unir sus votos con el fin de revocar la primera sentencia. Además, sabiendo que el día de la vista pretendían presentarse los revolucionarios para intimidar al tribunal, habló con el marqués de Ovando para que fueran los realistas a la causa. El día de la vista asistieron el marqués, sus dos hermanos, Miguel y Esteban, y gran número de realistas. La sala revocó la sentencia del juez inferior y falló que el arcediano era reo convicto de conato o tentativa contra la Constitución, condenándole como tal a diez años de confinamiento en la ciudad de Mahón, con la pérdida de sus empleos, sueldos, honores y ocupaciones de las temporalidades. Por cuyo motivo los milicianos revolucionarios voluntarios se quejaron al Rey de los magistrados que habían dictado el fallo. Asistió a diferentes Juntas con el objeto de derribar la Constitución, libertó la vida a cuantos estuvieron presos por causas de conspiración. Emigró de Cáceres cuando comenzaron en esta provincia las incursiones de las tropas constitucionales, que le condenaron con otros a muerte de garrote. Éste, vehemente realista, perseguido y encarcelado por los revolucionarios, daría en Cáceres un giro copernicano a sus ideas, decantándose claramente por la Constitución. En efecto, públicamente se manifestó partidario del sistema constitucional. Ocurrió el 2 de enero de 1823. Con motivo de la apertura del año judicial Llorens pronunció un discurso, cuya última parte era de tintes claramente liberales. Finalizado el Trienio Constitucional, Llorens solicitó el 23 de julio de 1823 al Consejo desde Casa Tejada su purificación. El 29 de octubre el Consejo pleno acordó su reposición y continuación en la regencia de Extremadura.

El 20 de febrero de 1824 el Rey despachó un decreto nombrando ocho ministros del Consejo Real: el catalán, Juan Garrido, regente del Consejo de Navarra; León de la Cámara Cano, del Consejo de Hacienda; Miguel Otal, del mismo Consejo, y los alcaldes de Casa y Corte Francisco Martínez Galinsoga, Joaquín de Almazán, Tadeo Ignacio Gil y Luis de León. El 15 de marzo siguiente el ministro de Justicia pasaba a informe de Ignacio Martínez de Villela, gobernador del Consejo, un ejemplar impreso del discurso que Llorens había pronunciado el 2 de enero de 1823 a la apertura del tribunal de Extremadura, y que fue remitido al Ministerio por alguien que firmaba como “El amigo de la justicia”. El gobernador era partidario de que Llorens no fuera admitido a servir su plaza en el Consejo de Castilla hasta que “se purifica del cargo que le resulta por el discurso”. Fernando VII se conformó con el dictamen de Villela y le ordenó que suspendiera la posesión de Llorens. El 6 de mayo de 1825 suplicó al Rey ser reintegrado en su plaza del Consejo, a lo que Fernando VII respondió que no había lugar a la reposición. Llorens, hombre tenaz y profundamente convencido de su conducta política realista y anticonstitucional, volvió reiteradas veces en 1825 a pedir la reposición en el Consejo Real. Fernando VII, el 15 de ese mes resolvió la consulta del Consejo de la Cámara de 26 del mes anterior proponiendo magistrados para la vacante de Juan Antonio de Larrumbide. Nombraba a José Ignacio Llorens. El 5 de marzo se despachó su título de nombramiento y juró su plaza el 15. Desempeñó este oficio hasta la extinción del Consejo de Castilla en 1834. Una Real Orden despachada el 9 de abril le declaró cesante con las dos terceras partes de su sueldo de 55.000 reales. El 4 de septiembre, el cesante Llorens solicitó la concesión de una licencia de nueve meses para trasladarse a Cataluña a recuperar su quebrantada salud. El 10 se le concedió la licencia. El anciano magistrado se estableció en Barcelona. El 10 de junio de 1835 pidió prórroga de su licencia hasta su total curación. El 30 la Reina gobernadora accedió a su petición. Contrajo matrimonio con María Ana Gutiérrez.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Ministerio de Hacienda, legs. 1542/44 y 528; Ministerio de Justicia, Jueces y Magistrados, leg. 4522/4282bis.

P. Molas Ribalta, Los magistrados de la Ilustración, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000; “Aragón en el Consejo de Castilla”, en Cuadernos Dieciochescos (Ediciones Universidad Salamanca), vol. 2 (2001), págs. 13-35.

 

Ricardo Gómez Rivero