Gallegos, Ignacio Fausto. Lima (Perú), c. 1686 – Santiago de Chile (Chile), c. 1748. Oidor en Indias.
Hijo del capitán Diego Fausto Gallegos y de Leonor Pereyra. Su hermano José Fausto Gallegos fue medio racionero de la iglesia catedral de Lima (20 de octubre de 1709) y luego canónigo de ella (24 de noviembre de 1725).
Estudió en la Universidad de San Marcos de Lima, donde fue colegial del Real Colegio de San Martín, y se graduó de bachiller en Cánones por la Universidad de San Marcos (7 de junio de 1702).
Como muchos naturales de las Indias aprovechó las urgencias económicas por las que atravesaba la Corona y, previo servicio pecuniario de 2500 doblones, obtuvo una plaza supernumeraria de oidor en la Real Audiencia de Santiago de Chile, con entrada y goce desde luego, opción a la primera vacante, la seguridad de que no la afectarían futuras reformas y con licencia para casar con americana. Se le despachó título de esta plaza el 21 de febrero de 1709.
Antes de pasar a tomar posesión de su destino, contrajo matrimonio por poder en la ciudad de Lima (15 de diciembre de 1712) con María Dávalos de Ribera y Mendoza, natural de Lima, quien le aportó en dote la suma de 9.578 pesos y 6 reales. De este enlace nacieron cuatro hijos: Rosa de Santa María Josefa del Corazón de Jesús, profesa en el Carmelo de Santiago (1748), Diego Fausto Leandro, muerto en la adolescencia (1738), María de la Gracia Antonia y Manuel José María Antonio de Gallegos y Dávalos, segundo conde de Casa Dávalos, casado con María del Castillo y Castañeda.
Comenzó a despachar en su oficio en la Audiencia chilena el 4 de mayo de 1713 y el 20 de mayo de 1715 se le dio la posesión de una plaza del número en la que se mantuvo hasta su jubilación.
En 1722 se había querellado por injurias, con gran escándalo, contra el general Pedro Erazo y el marqués de Piedra Blanca de Guana, pues, según él, le habían llamado “pícaro, traidor, ladrón, borracho, cornudo”.
Este incidente tuvo su origen en el desempeño de una serie de comisiones que en 1722 ejecutó el oidor Gallegos en Coquimbo y Huasco y en la mensura y deslinde del mineral de Santa Cruz en el asiento de Petorca, en los que tenía interés el marqués de Piedra Blanca de Guana, quien en 1723 le acusó de haber cometido una serie de excesos en tales servicios. Por estas acusaciones el presidente de la Audiencia ordenó instruir una investigación sumaria para averiguar sus actuaciones y, además, instruyó otro sumario para dejar en claro la notoria inhabilidad e insuficiencia de este ministro, debido a lo cual el oidor Gallegos se refugió en la iglesia de Santo Domingo. El presidente acompañó al Consejo, con carta fechada el 30 de marzo de 1723, los testimonios de dichas informaciones y, sobre consulta del Consejo, se despachó Real Cédula fechada en Buen Retiro el 27 de junio de 1724 dirigida al virrey del Perú para que ordenara hacer comparecer en Lima al oidor e instruirle causa en acuerdo de la Audiencia, o en su defecto que compareciera mediante apoderado A pesar de estas acusaciones, de las que tardó muchos años en liberarse, se mantuvo en el servicio de su plaza, hasta que por Real Cédula del 13 de noviembre de 1740 se le comunicó que había sido jubilado, gracia de la que comenzó a gozar en 1745.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Chile, 67, 68, 70 y 223; Archivo Histórico Nacional de Chile, Capitanía General, 283 y 689; Escribanos de Santiago, 518, 559 y 596; Real Audiencia, 2.119 y 3.136.
M. Burkholder y D. S. Chandler, Biographical Dictionary of Audiencia Ministers in the Americas, 1687-1821, Westport, Greenwood Press, 1982, pág. 129; De la impotencia a la autoridad, México, Fondo de Cultura Económica, 1984, págs. 208, 248 y 326.
Javier Barrientos Grandon