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Pedro de Osórez de Ulloa y Porres

Biografía

Osórez de Ulloa y Porres, Pedro. Portillo (Chile), 10.I.1554 – Santiago (Chile), 18.IX.1624. Militar, gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia del Reino de Chile, caballero de la Orden de Alcántara.

Nació en Portillo y fue bautizado en la iglesia de San Juan el 10 de enero de 1554, como hijo de Juan de Ulloa y Argüello y de Catalina de Porres y Morales, señora de la Vega de Porres.

Ingresó como soldado al servicio de Su Majestad y en tal calidad asistió a la batalla de Lepanto, a bordo de la galera San Francisco de España, en 1571 y a la de Navarino, en 1572; estuvo en la jornada de Túnez y el asalto de La Goleta, donde resultó herido, hecho prisionero y llevado a Túnez, donde estuvo cautivo durante dieciocho meses.

Vuelto a Cádiz en 1586, se embarcó a las Indias después de ser nombrado corregidor de Potosí, cargo que aún desempeñaba en 1593 año en que, como tal, condujo una fuerte remesa de plata desde Potosí a Lima.

En 1594 se desempeñó como instructor de doscientos soldados que se juntaron en Charcas para la jornada de los Mojos y posteriormente estuvo nombrado almirante de la escuadra que persiguió desde Callao a Punta de Sangallán, a los corsarios Cordes y van der Noort.

Ascendido a maestre de campo general, ejerció el cargo por cuatro años y en 1610 fue designado corregidor de Huancavelica del cual fue exonerado para, años después ser repuesto en su cargo.

En 1613 inició expediente de pruebas de limpieza de sangre con el objeto de cruzarse caballero del hábito de la Orden de Alcántara, hecho que ocurrió el 15 de enero de 1615, previa dispensa de Su Santidad por la villanía de su bisabuela paterna. Era hombre acomodado, hizo fortuna y buenos matrimonios ya que fue casado primero, en Potosí, con María de Anguerana y segundo con Francisca Campusano.

Fue agraciado con la encomienda de Viraco, en Perú y designado corregidor de Castro Virreina. En 1620 fue repuesto en su cargo de corregidor de Huancavelica que era una importante plaza dada la riqueza de mercurio que existía en la zona.

En ese cargo se encontraba cuando el virrey del Perú, príncipe de Esquilache, le nombró gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia de Chile, el 28 de abril de 1621, poniendo como reparo su mucha edad (era ya octogenario) y la rudeza de su carácter. Pese a ello, el Consejo de Indias y el propio Monarca se inclinaron por su nombre para el gobierno de Chile y se le confirmó en el cargo por Real Cédula de 17 de febrero de 1622.

Una vez nombrado se dio a la tarea de reclutar soldados y después de muchos trabajos y no pocas promesas solo logró alistar a trescientos once hombres con los cuales se embarcó en Callao, rumbo a Chile, el 1 de octubre de 1621 arribando a Concepción el 4 de noviembre de ese mismo año.

Once días después se recibió del gobierno ante el Cabildo de esa ciudad y en carta al virrey del Perú le hacía saber su impresión del estado del Reino diciéndole: “Estaba esta tierra por la falta de bastimentos, llena de aflicción, trabajos y desnudez de los soldados, por lo que fue necesario quitar por fuerza las haciendas, comidas y bastimentos de los mercaderes de esta ciudad y de otras partes para sustentarlos, aunque la gente que había aquí y en los campos era poca y muchos impedidos, descontentos, llenos de agravio, y lo peor de todo acorralados y olvidados de la milicia, con la suspensión de las armas de nueve años que había estado en la guerra defensiva y si obediencia ninguna”.

De esa observación inicial, surgió un visceral rechazo a la política implantada por el padre Valdivia y la llamada guerra defensiva a la que culpaba de no hacer posible el redoblamiento de las ciudades del sur y de haber ocasionado una retrogradación de la frontera porque la mayor parte de los fuertes de la ribera sur del Biobío se habían despoblado todo lo cual, decía “el enemigo ha quedado y está notablemente victorioso, creciendo en atrevimiento, robos y daños”.

Después de poner orden en la frontera, se trasladó a la capital donde fue recibido por el Cabildo de Santiago, ante quien tomó posesión del gobierno, el 22 de abril de 1622.

Empeñado en poner orden en la administración del país y en la conducción del Ejército, Osores de Ulloa entró en disputa con la Audiencia y en especial con el oidor De la Cerda y castigó con extrema dureza las deserciones de los soldados que agobiados por la miseria intentaban huir buscando un mejor destino.

Los piratas holandeses que incursionaban en el Pacífico, en especial la expedición de Jacobo L’Hermite, hicieron pensar a las autoridades virreinales en la necesidad de repoblar la ciudad de Valdivia, puerto seguro de recalada de los barcos piratas que quisieran adentrarse en Chile. El virrey envió a reconocer esas costas a dos embarcaciones que los indios recibieron dando muestras de paz enarbolando una cruz pero, al bajar a tierra el comandante de la nave capitana fue muerto por los naturales. Osores refería el suceso diciendo “esta es la guerra defensiva”.

Ya anciano y achacoso, a los ochenta y cuatro años de edad, murió en Santiago, el 18 de septiembre de 1624, no sin antes dejar nombrado como su sucesor a Francisco de Alaba y Norueña. Su viuda inició en 1625 juicio por la posesión de la rica encomienda de Viraco, en Perú.

 

Bibl.: P. Córdoba y Figueroa, “Historia de Chile”, en Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, t. II, Santiago, 1862; M. Olivares, “Historia militar, civil y sagrada de Chile”, en Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, t. IV, Santiago, 1864; V. Carvallo Goyeneche, “Descripción Histórico-Jeográfica del Reyno de Chile”, en Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional, ts. VIII-X, Imp. del Ferrocarril, Santiago, 1875; D. Rosales, Historia General del Reino de Chile. Flandes Indiano, Valparaíso, 1877; J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial, Santiago, Imprenta Elzebiariana, 1906; F. A. Encina, Historia de Chile, Santiago, Editorial Nascimento, 1940; J. L. Espejo, Nobiliario de la Capitanía General de Chile, Santiago, Andrés Bello, 1956; A. Ovalle, Histórica Relación del Reyno de Chile, Santiago, Instituto de Literatura Chilena, 1969; S. Villalobos, Historia del pueblo chileno, t. IV, Santiago, Editorial Universitaria, 2000; D. Barros Arana, Historia General de Chile, Santiago, Editorial Universitaria, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2000.

 

Julio Retamal Ávila

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