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José María de San Cristóbal

Biografía

San Cristóbal, José María de. ?, s. m. s. xviii – 1824 post. Químico industrial.

Los primeros años de su vida son poco conocidos. Sólo se sabe que en 1792 estuvo matriculado en la Escuela de Minas de Almadén, donde figura como “ingeniero de Almadén”. A principios del siglo xix se encontraba en Francia donde, en colaboración con Josep Garriga i Buach, publicó un Curso de química general aplicada a las artes que fue muy favorablemente recibido por la comunidad científica francesa de esos años. Al comienzo de las guerras napoleónicas en la Península, San Cristóbal estaba todavía en París y, entre mediados de noviembre y principios de diciembre de 1808, acudió a la embajada española para prestar juramento de fidelidad a José Bonaparte, tal y como también hicieron otros pensionados españoles. Los pocos datos disponibles indican que permaneció en París en los años posteriores a la guerra y, en varias ocasiones, se dirigió al Gobierno español para obtener un empleo. Finalmente, en mayo de 1819, fue agregado al recientemente creado Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Según su testimonio, en esos momentos trabajaba en la traducción del famoso libro de texto de Thomas Thomson, A System of Chemistry. Se trataba de una de las obras más importantes de la química de esos años que nunca llegó a aparecer publicada en castellano. San Cristóbal también pretendía organizar la información recogida en sus viajes para redactar “un tratado de química aplicada a las artes”.

En septiembre de 1819, San Cristóbal fue de nuevo pensionado para que volviera a Francia y visitara “sus principales fábricas”, “con el objeto de instruirse más de propósito en la práctica de la tintorería, e introducir en España, por medio de un curso público las perfeccionadas maniobras de este arte importante, y difundir los principios científicos en que se fundan”. Siguiendo este plan, San Cristóbal visitó diversas industrias químicas de ciudades francesas como Burdeos, Limoges, Orleans, Rouen y Louviers. En esta última ciudad, en la que existía una antigua industria textil, consiguió “asistir diariamente a una de las mejores tintorerías”, donde, además de las operaciones habituales, practicó “una serie de experimentos” con tintes. San Cristóbal trabajó también en la traducción de un “manual del tintorero de hilo y algodón hilado” escrito por el profesor de química aplicada a las artes de Rouen, Jean-Baptiste Vitalis, que enriqueció “con una instrucción acerca del arte del blanqueo y otras mejoras” gracias a su amistad con el autor. Aunque los datos disponibles indican que San Cristóbal llegó a completar su obra de traducción, y que llegó a remitirla para imprimirla en la imprenta de Sancha, no existen pruebas de que la traducción llegara finalmente a publicarse. De nuevo la inestabilidad política española volvió a frustrar la carrera científica de San Cristóbal. Conoció las primeras noticias sobre el pronunciamiento de Riego en la isla de Louviers, mientras trabajaba en la traducción del libro mencionado de Vitalis. Siguió visitando fábricas en el norte de Francia y realizó un acuerdo con un maestro artesano de Sedan que, a cambio de 12.000 reales, lo aceptó en su taller con la promesa de comunicarle “el secreto de sus preciosos procedimientos”.

En octubre de 1820, San Cristóbal dejó de percibir el pago de su pensión y vivió de “cursos de lengua y literatura españolas, y tal cual vez de física y química”, al mismo tiempo que seguía “un curso de ciencias naturales”. En estas circunstancias, no pudo llevarse a cabo la proyectada escuela práctica de tintes de Madrid —“ fundada no en recetas inciertas [...] sino en los principios científicos de la Química”— que debía haber servido para difundir los conocimientos adquiridos por San Cristóbal. Tras la caída del Gobierno constitucional, San Cristóbal fue obligado a probar su lealtad al nuevo régimen absolutista con informes y certificados de “sujetos calificados por sus sentimientos monárquicos” de la capital francesa. El envío de estos certificados de fidelidad al Gobierno de Fernando VII es el último documento conocido sobre San Cristóbal. Su biografía muestra cómo la crisis de la sociedad española del primer tercio del siglo xix impidió la plena incorporación de la excelente generación de jóvenes científicos de finales de la Ilustración, por lo que no pudo aprovecharse plenamente la formación adquirida en el extranjero para introducir nuevas prácticas tecnológicas e ideas científicas en España.

 

Obras de ~: con J. Garriga i Buach, Curso de química general aplicada a las artes, Paris, Carlos Crapelet, 1804-1805, 2 vols.

 

Bibl.: F. J. Puerto Sarmiento, “La huella de Proust: el laboratorio de química del Museo de Historia Natural”, en Asclepio, 46 (1) (1994), págs. 197‑220; A. García Belmar y J. R. Bertomeu Sánchez, “Viajes a Francia para el estudio de la química, 1770-1833”, en Asclepio, 53 (1) (2001), págs. 95- 135; “El Curso de química general aplicada a las artes (1804- 1805) de José María San Cristóbal y Josep Garriga i Buach”, en J. Ll. Barona et al. (eds.), La Ilustración y las ciencias, Valencia, Universitat, 2003, págs. 179-237.

 

José Ramón Bertomeu Sánchez

 

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