Armendáriz Idocin, Francisca. Tafalla (Navarra), 1.IV.1883 – Cartagena (Murcia), 11.V.1962. Hija de la Caridad (HC) de San Vicente de Paúl, educadora y fundadora de una asociación juvenil masculina.
Nació en el seno de una familia navarra de clase media acomodada. Sus padres, Pablo e Hipólita, son propietarios de la empresa agrícola familiar con asalariados a su cargo. Se educa en el recién fundado colegio de las Hijas de la Cruz (1888). Con estas religiosas, de origen francés, adquirió una buena cultura y desarrolló su capacidad de aprender, cualidad que le acompañará toda la vida, así como la facilidad para transmitir sus conocimientos y convicciones. Recordaban sus profesoras haberla encontrado una vez de niña, escondida tras la puerta de una clase superior a la suya, escuchando las explicaciones que en ella se daban y al preguntarle por qué lo hacía contestó: “Porque quiero saber más”. Un detalle revelador de su aptitud para el estudio.
El 1 de julio de 1907 Francisca Armendáriz ingresa en el seminario o noviciado de las Hijas de la Caridad de Madrid, sito en la calle de Jesús número 3, allí vivirá seis meses de completo recogimiento. El 12 de enero de 1908 concluye su ciclo de formación interna y recibe su destino a la Casa de Misericordia de Cartagena (Murcia), obra social del ayuntamiento de la ciudad, confiada a las Hijas de la Caridad desde 1864. Se le encarga la clase superior de niños externos, iniciando su labor pedagógica el 24 de enero del mismo año y, salvo el paréntesis de la Guerra Civil, toda su vida transcurre en Cartagena, consagrada durante cincuenta y cuatro años a la educación. Pronto se hace sentir la necesidad de ampliar sus enseñanzas a los adolescentes y jóvenes que deben prepararse para el mundo laboral, o el ingreso en carreras superiores, y aprovecha durante varios veranos las vacaciones para profundizar en las ciencias exactas en Madrid, adquiriendo tal dominio de las mismas que llegó a ser considerada una legítima autoridad entre los profesores de otros centros docentes. Sus condiscípulos agradecían sus soluciones algebraicas, más rápidas y luminosas que las del propio profesor.
Sin embargo, la principal labor de sor Armendáriz no se ceñía a la evolución intelectual de sus alumnos, sino que abarcaba la formación moral de los mismos, para lo cual gozaba de una penetración psicológica que ayudaba, sin aparente esfuerzo, a cada niño, a cada adolescente y a cada joven maduro, en la superación de sus respectivos problemas internos.
Cartagena le debe al menos dos generaciones de ciudadanos conscientes, fraguados en el yunque de una honradez integral.
Mantenedora de una disciplina casi castrense en el recinto de su aula, era propulsora de restallante alegría a la hora del recreo, debiéndose a ella el primer balón de reglamento, la primera constitución deportiva- infantil y hasta el primer saque de honor. Allí estaba el secreto: conocía y amaba a cada alumno como si fuera el único.
El 15 de septiembre de 1918, funda con un grupo de antiguos alumnos una asociación de carácter religioso, cultural y recreativo, que pondrá bajo la advocación de la Virgen Milagrosa, y que le permite, de forma discreta, mantenerse cerca a cientos de jóvenes y prestarles en todo momento su apoyo, su luz y su ánimo. Desde el primer momento supo darle un fuerte contenido social y hacer de ella un vivero de buenos cristianos, buenos profesionales, excelentes compañeros y buenos ciudadanos.
El 28 de septiembre de 1947, el capitán general del Departamento Marítimo, Francisco Bastarreche y Díez de Bulnes, le impone la Cruz de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a sus méritos, abnegación y denodados servicios a favor de la enseñanza. El 5 de octubre de 1958, el alcalde Miguel Hernández la nombra Hija Adoptiva de Cartagena, según acuerdo de la Corporación Municipal el 27 de junio de 1958.
El 19 de febrero de 1964, la Corporación Municipal acuerda dar el nombre de Sor Francisca Armendáriz a la calle de reciente apertura que une la plaza de Jaime Bosch con el Paseo de Alfonso XIII. Y ese mismo año el escultor murciano José Luis Navarro, realiza el busto de bronce de sor Francisca costeado por suscripción entre sus ex alumnos y miembros de la Asociación.
Sor Francisca falleció el 11 de mayo de 1962 y el homenaje tributado en su entierro congregó a buena parte del pueblo de Cartagena que acompañó sus restos, presidido por el alcalde y otras autoridades. Sus antiguos alumnos e Hijos de María se turnaron en el traslado a hombros durante los más de dos kilómetros de recorrido al cementerio.
Bibl.: E. Albiol, “Nuestra historia de 25 años”, en El Eco de la Milagrosa (EEM), Cartagena (Murcia) (septiembre de 1943), págs. 20-25; D. Obradors, “Embajadora de la Virgen”, en EEM, número monográfico (julio-agosto de 1957), pág. 3; E. Albiol, “Eternamente esposa”, en EEM (julioagosto de 1957), pág. 15; S. Ros Fuenmayor, “Sor Francisca Hija de la Caridad”, en EEM (julio-agosto de 1957), págs. 21- 22; A. Gimeno, “Educadora de la Infancia”, en EEM (julioagosto de 1957), págs. 23-24; L. Amante Duarte, “Forjadora de una obra ejemplar”, EEM (julio-agosto de 1957), págs. 25- 26; M. Guillén Molina, “Sor Francisca Cartagenera”, en EEM (julio-agosto de 1957), págs. 27-28; J. A. Conesa, “Bodas de Plata”, en EEM (julio-agosto de 1957), págs. 29- 30; J. A. Mercader, “Persecución”, en EEM (julio-agosto de 1957), págs. 31-32; D. Vivancos López, “Premio a una labor constante”, en EEM (julio-agosto de 1957), págs. 33-34; A. Sanz García, “Últimos Tiempos”, en EEM (julio-agosto de 1957), págs. 35-36; V. Franco, “Bodas de oro de Sor Francisca Armendáriz” (Crónica), en Anales de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad (Madrid) (octubre de 1957), págs. 429-431. E. Albiol, “Genio e intuición de Sor Francisca”, en EEM (junio de 1962), pág. 2; A Gimeno Miguel, “Últimos momentos de Sor Francisca”, en EEM (junio de 1962), págs. 4-5; VV. AA., “Facetas de una vida. Testimonios y documentos gráficos”, en EEM (junio de 1962).
Josefina Salvo Salanova, HC