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Manuel Antonio Terán Bustamante Álvaro de los Ríos

Biografía

Terán Bustamante Álvaro de los Ríos, Manuel Antonio. Barón de la Linde (I). Ontaneda (Cantabria), 15.V.1714 – Zaragoza, 9.III.1793. Intendente de Ejército.

Fue hijo de Sebastián Terán y Bustamante, natural de Ontaneda, y de Margarita Francisca de Quevedo Álvaro de los Ríos, de Cotillo (Cantabria).

Su primer contacto con la Administración tuvo lugar en Italia, adonde marchó en 1735 como secretario de José del Campillo, intendente por entonces del Ejército español que, al mando del duque de Montemar, luchaba contra los austríacos en procura de un Reino italiano para el infante don Carlos. Allí se granjeó la amistad y protección del que pronto iba a ser nombrado secretario del Despacho de Guerra, Hacienda, Marina e Indias, y allí también acumuló unos conocimientos prácticos de la administración militar que con el tiempo le iban a ser muy útiles.

Al regreso de ambos a España en 1737, Campillo fue nombrado intendente del Ejército y Reino de Aragón, y a su vez encomendó a Terán el gobierno de la Acequia Imperial de los Reinos de Aragón y Navarra, y la construcción de los caminos reales. Con Campillo ya al frente de las Secretarías de Estado y del Despacho, a Terán se le designó recaudador del distrito de Zaragoza y tesorero general del Ejército de Aragón (julio de 1743). Sin duda, debió de contar también con la confianza del marqués de la Ensenada, sucesor de Campillo a la muerte de éste en 1743, porque pronto el joven Terán fue nombrado caballero de la Orden de Santiago (1744) y contador principal del Ejército y Reino de Aragón (noviembre de 1753).

Continuando el cursus honorum de su carrera administrativa, le fue concedido el empleo de comisario ordenador honorario (abril de 1764) y el título de primer barón de la Linde (30 de abril de 1768). No tardó en ser promovido al cargo de contador principal del Ejército y Principado de Cataluña (abril de 1770), dentro de la intendencia más importante entonces y mejor remunerada de todas las del país (60.000 reales anuales de sueldo más otros 25.000 de gratificación), y cuyo titular era Juan Felipe Castaños, el padre del vencedor de Bailén.

Empezó entonces el período más importante de la gestión administrativa de Manuel Terán, porque Castaños fue cesado en 1776 como consecuencia de una denuncia, y Terán pasó a hacerse cargo de la intendencia con carácter interino en septiembre de ese año.

Sin embargo, se trató de una interinidad que duró casi nueve años, hasta que el 6 de junio de 1785 el barón recibió en propiedad el título de intendente del Ejército y Principado de Cataluña, en lo que no dejó de intervenir su amistad con el recién nombrado secretario de Hacienda Pedro López de Lerena.

Una de las actuaciones que ha sido más destacada en relación con la gestión de Terán en el Principado fue la construcción de la Mina de Aguas de Moncada y la conducción de éstas hasta Barcelona entre 1787 y 1789. Su experiencia como gobernador de la Acequia Imperial le fue de gran utilidad a este respecto. Escartín cita el siguiente párrafo del escrito que la corporación municipal dirigió el 23 de septiembre de 1789 al por entonces ya jubilado Manuel Terán: “Agradecido debe estar todo el público a la apreciable obra que a impulsos del celo de Vuestra Señoría acaba de concluirse de las Minas, Albañales que por debajo del río Besós absorve el agua para la seguridad del servicio de la Acequia Real y Condal sin riesgo de que las avenidas de dicho río puedan detener su curso como se experimentaba antes con sensible detrimento de la causa pública”.

En lo que se refiere a la Hacienda, Terán hizo sobre todo hincapié en la persecución del contrabando. Encargado en 1772 de las confiscaciones del Principado, cuyas rentas aún no habían sido liquidadas, y para aliviar las tensiones que persistían en aquél desde la implantación del Decreto de Nueva Planta, propuso al secretario del Despacho de Hacienda Miguel de Múzquiz archivar este capítulo, pues ya quedaban pocas, y de esta manera “quedaría enteramente extinguida la memoria de los funestos motivos de que dimanaban los confiscados”. Esa misma visión política la empleó a la hora de practicar con prudencia y habilidad el cobro del recargo del tercio del catastro fijado para atender a los gastos de la Guerra de la Independencia de las colonias británicas en Norteamérica.

En el contexto militar ya había intervenido directamente, aún como contador principal, con motivo de la preparación en Barcelona de una de las expediciones que confluyeron en la jornada de Argel de 1775; y luego lo hizo desde su nuevo cargo de intendente para preparar aprestos y caudales con que atender al intermitente bloqueo de Gibraltar entre 1779 y 1782, y a la expedición de reconquista de Menorca de 1781.

Otro de los ámbitos en que destacó su labor fue en el que le correspondió como presidente de la Junta y Consulado de Comercio, impulsando las iniciativas de ésta. Siendo función específica de los intendentes la del fomento económico dentro de su circunscripción respectiva, y de acuerdo con la filosofía propia de la Ilustración, encargó al erudito padre Jaime Caresmar el estudio de los distintos partidos de Cataluña, con toda clase de informaciones y datos que pudieran ser de interés a la Junta de Comercio para remediar los males que observara y fomentar la economía en todo el Principado. El resultado se reflejó en una publicación bajo el título de Discurso sobre la Agricultura, Comercio e Industria con inclusión de la consistencia y estado en que se halla cada partido o veguería de los que componen el Principado y de la consistencia antigua y moderna de Cataluña.

Sin embargo, no todos fueron éxitos. Los disturbios de los Rembomboris del pá de 1789 fueron el detonante de su cese, junto con el de otras autoridades, aunque el mismo, más que como tal, fue presentado como una jubilación, con base en un decreto de 25 de marzo de 1789 que disponía la de los intendentes con la mitad de sueldo cuando por su edad o estado físico no estuvieran en condiciones de seguir sirviendo. Manuel Terán acababa de cumplir setenta años cuando el 24 de mayo de ese mismo año se le comunicó su cese. El intendente mostró su disconformidad con el mismo alegando su buena salud, y solicitando en todo caso una mejora de la pensión en atención a los servicios prestados en toda una vida puesta al servicio del Rey.

Esa dedicación a favor de la administración del Reino, y muy en concreto la prestada a Cataluña, le fue reconocida por sus propios contemporáneos. La Real Junta y Consulado de Comercio le hizo patente con motivo de su cese “el concepto en que ha estado siempre de que la infatigable aplicación e ilustrado celo de vuestra señoría no le permiten perder instante en que no se ocupe en los asuntos del Real Servicio y bien del Estado”.

Retirado en Zaragoza, donde en 1743 había contraído matrimonio con Margarita Sánchez del Castillo, falleció allí el 9 de marzo de 1793.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Secretaría de Guerra, leg. 3928; Secretaría y Superintendencia de Hacienda, leg. 537; Dirección General del Tesoro, invent. 2, legs. 48, 54 y 69, inventario 3, leg. 27, inventario 24, leg. 268; Tribunal Mayor de Cuentas, legs. 2050 y 2142; Archivo Histórico Nacional, Ministerio de Hacienda, leg. 229/1; Órdenes Militares, Santiago, exp. 8038.

A. Pérez de Azagra, “Barones de la Linde”, en Revista de Historia y Genealogía española, 2.ª época, año 4, n.º 21 (1930), pág. 175; A. y A. García Carraffa, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, Madrid, Imprenta Antonio Marzo, 1952-1963 (col. Enciclopedia heráldica y genealógica hipanoamericana, t. 86), pág. 146; E. Escartín Sánchez, “Los intendentes de Cataluña en el siglo xviii. Datos biográficos”, en Historia social de la Administración española, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1980, págs. 263-265; F. Abbad y D. Ozanam, Les intendants espagnols du xviiie siècle, Madrid, Casa de Velázquez, 1992, pág. 175.

 

Juan Miguel Teijeiro de la Rosa