Rucoba Octavio de Toledo, Joaquín. Laredo (Cantabria), 13.I.1844 – Santander (Cantabria), 18.IV.1919. Arquitecto.
Nació en el seno de una familia acomodada. Su padre era coronel del Ejército y su madre descendía de un linaje aristocrático. Su niñez transcurrió en Madrid, donde habían destacado a su progenitor y donde cursó la carrera de Arquitectura; obtuvo el título en 1869.
Inmediatamente consiguió el puesto de arquitecto provincial de Orense, aunque no llegó a tomar posesión, ya que optó por ejercer como profesor en la Escuela de Maestros de Obras de Vergara (Guipúzcoa), centro al que estuvo vinculado a lo largo del curso 1869-1870.
En esta última fecha logró la plaza de arquitecto municipal de Málaga, ciudad en la que residió hasta 1883.
Seguidamente se trasladó a Bilbao para desempeñar el mismo cargo durante otros tres años. Dimitió de este último puesto en 1886, aunque continuó en la capital vizcaína desempeñando libremente la profesión hasta 1893. Se afincó nuevamente en Madrid entre 1893 y 1896, fecha en la que retornó a Málaga. Finalmente, en 1900 fue nombrado arquitecto diocesano honorario de Santander, lugar en el que se avecindó y en el que residió hasta el final de su vida.
Algunas de las ciudades en las que Rucoba ejerció su actividad al servicio de la Administración se encontraban en esos momentos en pleno proceso de expansión, lo que exigía y propiciaba importantes intervenciones por parte de los arquitectos municipales. De esta manera y gracias a una coyuntura favorable, su paso por la oficina técnica de los Ayuntamientos de Málaga y Bilbao se saldó con proyectos tan relevantes como el malagueño Mercado de las Atarazanas o el Ayuntamiento de la capital vizcaína.
Su obra se enmarca dentro del eclecticismo de fuerte impronta francesa, presidido por la recreación de formas clásicas y barrocas, la incorporación de escultura monumental y, en ocasiones, la combinación de materiales, con el consiguiente juego de texturas y policromía. Varios de sus proyectos (Ayuntamiento de Bilbao y Teatro Arriaga) revelan la influencia de Charles Garnier, en especial del edificio de la Ópera de París. Asimismo, diversos historicismos como el neogótico, el neomudéjar y el “alhambrismo” incidieron en su producción, aunque también tuvieron cabida lenguajes más modernos como la arquitectura del hierro, utilizada en el Mercado de las Atarazanas, donde además recuperó un valioso testimonio del patrimonio arquitectónico hispano-musulmán, ya que incorporó el arco de ingreso, uno de los escasos vestigios que quedaban en pie del antiguo edificio, a modo de entrada principal al nuevo inmueble.
Rucoba fue nombrado académico de la de San Telmo de Málaga en 1871 y correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1911.
En 1887 recibió la encomienda de la Orden de Isabel la Católica. Falleció el 18 de abril de 1919 a los setenta y cinco años. Fue enterrado en la ermita de Santa Ana del barrio laredano de Tarrueza; heredada de sus antepasados, el propio arquitecto había remodelado esta ermita para convertirla en panteón familiar.
Obras de ~: Mercado de las Atarazanas, Málaga, 1873; Plaza de toros “La Malagueta”, Málaga, 1874; Teatro-Circo, Bilbao, 1883; Ayuntamiento, Bilbao, 1883; Teatro Arriaga, Bilbao, 1885; Escuelas Públicas de Albia, Bilbao, 1887; Frontón Beti- Jai, Madrid, 1891; Asilo de las Hermanitas de los Pobres, Madrid, 1895; Iglesia de Nuestra Señora de la Visitación, Santander, 1898; Restauración de la Catedral, Santander, 1903; Casa de vecindad de Pío Jusué, Torrelavega (Cantabria), 1904; Escuelas Públicas del Doctor Velasco, Laredo (Cantabria), 1908.
Bibl.: J. M. Morales Folguera, Málaga en el siglo XIX. Estudios sobre su paisaje urbano, Málaga, Universidad, 1982; I. Ordieres Díez, Joaquín Rucoba. Arquitecto (1844-1919), Santander, Tantín, 1986; M. Paliza Monduate, “Joaquín de Rucoba y el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao”, en Kobie. Serie Bellas Artes, 5 (1988), págs. 47-57; M. Basas, Casa de la Villa de Bilbao. Primer centenario 1892-1992, Bilbao, Bilbao Bizcaia Kutxa, 1992; L. Sazatornil Ruiz, Arquitectura y desarrollo urbano de Cantabria en el siglo XIX, Santander, Universidad de Cantabria-Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria y Fundación Botín, 1996; M. Paliza Monduate, “La construcción de la imagen de la ciudad. Bilbao en torno a 1900”, en Bidebarrieta, XIII (2003), págs. 313-365.
Maite Paliza Monduate
