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Martín de la Fuente

Biografía

Fuente, Martín de la. ?, p. m. s. xvi – Monasterio de San Clodio (Orense), 1593. Monje del Císter (OCist.), varón piadoso y erudito que recopiló los usos de los cistercienses.

Fray Martín de la Fuente fue uno de esos monjes de vida venerable que pudo quedar plenamente en el anonimato si no hubiera sido porque los abades de la Congregación Cisterciense de Castilla, reunidos en Capítulo en el monasterio de Palazuelos (Valladolid), de 1584, le encargaron la recopilación y ordenación de los usos, ceremonias y ritos de la Orden. Se añade un dato significativo que localiza algo más al personaje, cual es el de ser monje profeso del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta (Soria) y que era un varón muy piadoso, altamente versado en las ciencias sagradas y profundo conocedor de las tradiciones monásticas.

El encargo recibido respondía a una urgente necesidad, dada la diversidad de costumbres que había en las casas, y se pedía unidad y una cierta uniformidad, siguiendo la primitiva legislación de la Orden. A los dos años tenía terminada su labor con aprobación y aplauso de todos. La obra consta de tres partes; la primera, la más extensa, trata de los oficiales del monasterio, abad, prior, cillerero, maestro de novicios, etc.; comprende cuarenta y cuatro capítulos. La segunda versa sobre el oficio divino en los domingos y ferias, y la tercera, de los oficios en las fiestas de los santos.

Termina la obra con una descripción de las señas que utilizaban los cistercienses desde los tiempos más antiguos.

Este varón santo y piadoso vino a fallecer en el monasterio gallego de San Clodio, provincia de Orense, con toda probabilidad en 1593; había ido de Huerta a prestar sus servicio a ese monasterio, el año anterior, y allí le alcanzó la muerte, dando signos extraordinarios de santidad. Arrebatado en éxtasis, reveló muchas cosas y, con semblante alegre y radiante, pidió que le cantasen el Credo; cuando llegaron a las palabras “y se hizo Hombre”, abandonó este mundo, quedando con los ojos fijos en el cielo.

 

Obras de ~: Libro de los Usos de la Sagrada Orden de Císter y Observancia de España, Salamanca, Casa de Juan Fernández, 1586.

 

Bibl.: C. Cordón, Obispos, Generales y Abades de Huerta, s. f. (inéd.) (en Archivo de la Abadía de Santa María de Huerta, fol. 71r.); C. Henríquez, Poenix reviviscens, Bruxelles, apud J. Meerbequium, 1626, págs. 436-437; C. de Visch, Bibliotheca Scriptorum Sacri Ordinis Cisterciensis, Colonia, 1656, pág. 238 (2.ª ed.); A. Manrique, Cisterciensium seu verius Ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, vol. IV, Lugduni, 1659, págs. 654 y 661 (Farnboroug, Gregg, 1970); L. Esteban, “Los escritores hortenses”, en Cistercium, 79 (1962), págs. 283-284.

 

Agustín Romero Redondo, OCist.

 

Fuente, Martín de la. ?, p. m. s. XVI – Monasterio de San Clodio (Orense), 1593. Monje del Císter (OCist.), varón piadoso y erudito que recopiló los usos de los Cistercienses.

Fray Martín de la Fuente fue uno de esos monjes de vida en verdad venerable, que pudo quedar plenamente en el anonimato, si no fuera porque los abades de la Congregación Cisterciense de Castilla, reunidos en capítulo en el Monasterio de Palazuelos (Valladolid), de 1584, le encargaran la recopilación y ordenación de los usos, ceremonias y ritos de la Orden. Añaden un dato significativo que localiza algo más al personaje, cual es el de ser monje profeso del Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta (Soria) y que era un varón muy piadoso, altamente versado en las ciencias sagradas y profundo conocedor de las tradiciones monásticas.

El encargo recibido respondía a una urgente necesidad, dada la diversidad de costumbres que había en las casas, y se pedía unidad y una cierta uniformidad, siguiendo la primitiva legislación de la Orden. A los dos años, tenía terminada su labor con aprobación y aplauso de todos. Consta la obra de tres partes; la primera, la más extensa, trata de los oficiales del monasterio, abad, prior, cillerero, maestro de novicios, etc.; consta de cuarenta y cuatro capítulos. La segunda versa sobre el oficio divino en los domingos y ferias, y la tercera, de los oficios en las fiestas de los santos. Termina la obra con una descripción de las señas que utilizaban los cistercienses desde los tiempos más antiguos.

Este varón santo y piadoso vino a fallecer en el monasterio gallego de San Clodio, provincia de Orense, con toda probabilidad en 1593; había ido de Huerta a prestar sus servicio a ese monasterio, el año anterior, y allí le alcanzó la muerte, dando signos extraordinarios de santidad. Arrebatado en éxtasis, reveló muchas cosas y, con semblante alegre y radiante, pidió que le cantasen el Credo; cuando llegaron a las palabras “y se hizo Hombre”, abandonó este mundo, quedando con los ojos fijos en el cielo.

Obras de ~: Libro de los Usos de la Sagrada Orden de Císter y Observancia de España, Salamanca, Casa de Juan Fernández, 1586.

Bibl.: C. Cordón, Obispos, Generales y Abades de Huerta, s. l., s. f. (inéd.) (en Archivo de la Abadía de Santa María de Huerta, fols. 71r.); C. Henríquez, Poenix reviviscens, Bruselas, apud J. Meerbequium, 1626, págs. 436-437; C. de Visch, Bibliotheca Scriptorum Sacri Ordinis Cisterciensis, Colonia, 1656, pág. 238 (2.ª ed.); A. Manrique, Cisterciensium seu verius Ecclesiasticorum Annalium a condito Cistercio, vol. IV, Lugduni, 1659, págs. 654 y 661 (Farnboroug, Gregg, 1970); L. Esteban, “Los escritores hortenses”, en Cistercium, 79 (1962), págs. 283-284.

Agustín Romero Redondo, OCist.

 

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