Martín Cid, San. Zamora, c. 1090 – Monasterio de Valparaíso (Zamora), 7.X.1152. Sacerdote secular, eremita, cisterciense (OCist.), fundador del monasterio de Valparaíso.
Parece que descendía de una familia acomodada, que tenía importantes posesiones al sur de Zamora, en las inmediaciones de Cubo, lugar fronterizo que por su orografía y vegetación constituía un buen albergue de salteadores que atacaban a los viajeros y peregrinos que discurrían por la Vía de la Plata.
Probablemente fue descubierto por Alfonso VII durante una cacería, que lo encontró haciendo penitencia en su cueva. La difusión de su existencia atrajo a otras gentes que querían imitar su forma de vida, hasta que, finalmente, aprovechando que era zona de afluencia de peregrinos, construyeron una alberguería para acogerlos, bajo el ceremonial establecido por san Benito. Se incorporaron al Císter, Orden que comenzaba a gozar de importancia en España, gracias al desarrollo que impulsó Bernardo de Claraval.
Acudió a él para que le enviara algunos discípulos: Egeas, Gerardo, Pedro y Bernardo, quienes se unieron a ellos para transformar la alberguería en un monasterio bajo las observancias del Císter. Para ello Alfonso VII y su hermana, la infanta Sancha les cedieron en 1137 las villas de Cubo y Cubeto, entonces despobladas, con todas sus posesiones y derechos.
La edificación incluyó una iglesia que, siguiendo los preceptos del Císter, se dedicó a Santa María. Las construcciones iniciales fueron muy pobres, pues, además de carecer de medios, la espiritualidad de la Orden, según la impronta de san Bernardo, exigía austeridad y sencillez.
El monasterio se llamó en un principio Bellofonte, por hallarse situado muy próximo a una fuente, paraje discretamente bello, junto a Peleas de Arriba, aunque en 1232 gracias a Fernando III el Santo se trasladó a Valparaíso, cambiando su nombre por el de este lugar. Martín Cid estuvo al frente durante quince años, hasta su muerte el 7 de octubre de 1152. Fue enterrado en la iglesia de San Miguel, pero sus restos se trasladaron al nuevo emplazamiento del monasterio en 1232.
La afluencia de fieles para venerar sus reliquias llegó a un punto que hizo temer por la seguridad de las mismas, por lo que tuvieron que ser trasladas a la iglesia del monasterio, en 1619. En 1835 al ser expulsados del monasterio los monjes por la desamortización, se trasladaron a la catedral de Zamora. Allí estuvieron custodiadas hasta 1980, cuando fueron cedidas por el Cabildo al monasterio de benedictinas recientemente creado en la misma ciudad.
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Damián Yáñez Neira, OCSO