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Francisco Palavesín y Rojas

Biografía

Palavesín y Rojas, Francisco. Toledo 6.IV.1599 – 17.XII.1646. Canónigo e inquisidor.

El año 1586 llegó a Toledo un mercader genovés llamado Juan Lucas Palavesín, cuyos negocios financieros le fueron sobradamente bien. En 1597 solicitaba al Concejo la condición de vecino, dado que llevaba más de diez años residiendo y hacía el mismo tiempo que estaba casado con Francisca de Rojas, hija del abogado Martín de Rojas. Ese matrimonio procreó a Juan Jerónimo, Tobías, que fue regidor, Juan Francisco, María (mujer de Juan Benito Spínola) y Victoria, abadesa de Santo Domingo el Antiguo. La casa familiar estuvo primero en la parroquia de San Bartolomé de Sonsoles y luego en la de San Andrés. La importancia que adquirió el negocio hizo que el cabeza de familia pasara largas temporadas en Madrid. Al menos así ocurrió a partir de 1615, dadas las grandes posibilidades mercantiles y de proyección social que ofrecía la Corte. Su mujer le acompañó a partir de 1625.

Juan Lucas Palavesín presentó en la secretaría del Cabildo catedralicio unas letras apostólicas el día 19 de agosto de 1616. Esa concesión papel otorgaba a su hijo [Juan] Francisco la canonjía que hasta entonces ocupaba Antonio Sandoval y Moscoso, quien la resignó a cambio de una pensión. El joven apenas tenía diecisiete años de edad. Había tomado órdenes menores y es de presumir que estudiase Leyes en la Universidad toledana. El Cabildo catedralicio designó al canónigo Carlos Venero de Leiva instructor del expediente de limpieza de sangre. Ese requisito era imprescindible para quedar incluido en el grupo de prebendados catedralicios, desde la imposición del estatuto por el arzobispo Siliceo.

Los testimonios que tomó el instructor Venero de Leyva comenzaron a ser desfavorables nada más preguntar a los primeros testigos. Relacionaban al pretendiente con los culpables de un acto sacrílego sucedido en Olías hacia el año 1555, en una casa de campo propiedad de su abuelo, el abogado Martín de Rojas. En ella fueron detenidos unos conversos que flagelaban a un cristo al amanecer. Las referencias negativas de los informantes sobre la familia materna les vinculaban con Fernando de Rojas, el autor de La Celestina, y con el linaje de Francos, uno y otros de rememorada ascendencia conversa. Los alegatos, en la acción de dificultar el ingreso, hacen referencia a ciertos sobornos y cohechos que, para despejar las reticencias, realizó el padre del pretendiente. Es cierto que contaba con buenos clientes y deudores entre los capitulares. Sea como fuere, el Cabildo votó favorablemente el expediente en agosto de 1617. Al año siguiente, el canónigo Palavesín siguió rompiendo barreras e ingresó en las hermandades de San Pedro, San Miguel y San Bartolomé, donde era requerido un exhaustivo expediente de limpieza para la admisión.

Su participación en los actos del Cabildo catedralicio fue intensa durante los años posteriores y eso que las condiciones físicas de aquel hombre nunca fueron óptimas. En el mes de noviembre del año 1621 pidió permiso al deán para recuperarse de “una enfermedad uniforme antigua y rebelde de un inoportuno y tenaz corrimiento de la cabeza al pecho y bronchios de pulmón, con una calentura deforme en grandeza...”. Años después, concretamente en 1632, figura ejerciendo el cargo de capiscol catedralicio. Entonces sus concanónigos le asignaron hacer la información de limpieza de Francisco Moscoso y Mendoza. En 1634 actuaba en calidad de inquisidor provincial y dos años después ejercía el cargo de promotor y abogado fiscal del Consejo de la Inquisición. A partir de julio de 1645 aparece como consejero de la Suprema. Murió el 17 de diciembre de 1646, cuando estaba en Madrid ocupándose de tareas inherentes a su cargo. Su cadáver fue trasladado a Toledo para sepultarlo, el lunes 19 de diciembre, frente a la capilla catedralicia de la Virgen del Sagrario, acto al que asistió la clerecía de la parroquia de San Andrés, donde vivía. La numerosa comitiva contó con la asistencia de los cantores, raciones y canónigos catedralicios, así como de la cofradía de la Caridad y la congregación de San Pedro, formada por sacerdotes.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Catedral de Toledo, Limpiezas de sangre, exp. 122, Actas capitulares, años 1618 a 1646; Archivo Histórico Municipal de Toledo, Expedientes de solicitud de cartas de vecindad, sig. 2370; Expediente de limpieza de sangre para ingresar en la cofradía de San Pedro, San Miguel y San Bartolomé, años 1616 y 1618; Archivo Histórico Provincial de Toledo, Protocolos, n.º 139, fols. 182 y 559; n.º 3328, fol. 653; n.º 3011, fol. 947; n.º 3416, fol. 671; Archivo Histórico Protocolos de Madrid, Protocolo 3704, fol. 328, año 1642; Protocolo 5038, fol. 665, año 1648, Protocolo 6656, fol. 310.

N. de Esténaga, “Sobre el bachiller Fernando de Rojas y otros varones toledanos del mismo apellido”, en Boletín de la Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 4 (1923), págs. 78-91; S. Gilman y R. Gonzálvez, “The family of Fernando de Rojas”, en Romaniche Forschungen, 78 (1966), págs. 1-26; S. Gilman, La España de Fernando de Rojas. Panorama intelectual y social de La Celestina, Madrid, Turus, 1978; L. Matz, “Converso Families in Fifteenth an Sixteenth Century Toledo: The Significance of Linaje”, en Sefarad, 48 (1988), págs. 117-196; R. Gonzálvez, “Lectores de la Celestina después de la muerte de Fernando de Rojas”, en Toletvum, 42 (2000), págs. 73-82; H. Rodríguez de Gracia, “Fortuna y promoción social. Las expectativas de los genoveses toledanos en tiempo del Quijote”, en P. Sanz Camañes (ed.), La Monarquía Hispánica en tiempos del Quijote, Madrid, Sílex, 2005, págs. 165-188; C. Álvarez Nogal, “Las compañías bancarias genovesas en Madrid a comienzo del siglo xvii”, en Hispania, 219 (2005), págs. 67-90; J. L. Pérez López “El converso Fernando de Rojas a la luz del expediente Palavesín”, en Bulletin of Hispanic Studies, 83 (2006), págs. 285-315.

 

Hilario Rodríguez de Gracia

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