Zuaznábar y Larramendi, Miguel Antonio. Hernani (Guipúzcoa), 4.IV.1685 ant. – Madrid, 15.IV.1750. Jefe de la guardarropa del Príncipe de Asturias, consejero del Consejo de Hacienda y director de la Compañía Guipuzcoana de Caracas en la Corte.
Miguel Antonio de Zuaznábar nació en el seno de una familia muy ligada al comercio con las Indias, la cual, a finales del siglo XVII, ya había conseguido amasar una cuantiosa fortuna.
En 1707, comenzó su carrera militar en las prestigiosas Guardias de Corps, en donde ejerció como cadete desde el 1 de mayo de 1711. Diez años después, en 1721, y debido a su antigüedad, fue elegido subrigadier de la compañía española de este mismo cuerpo.
Sin embargo, y de la mano de su bienhechor, Juan de Idiaquez, su ascenso y su reputación se consolidó poderosamente cuando se introdujo al servicio de la Familia Real. Durante el reinado de Luis I consiguió el nombramiento de jefe de la guardarropa del señor infante don Fernando, al que seguirá sirviendo en los años posteriores, tras su nombramiento como príncipe de Asturias. Junto a estas posiciones, reforzó su peso en la Corte cuando, en 1741, fue nombrado por consejero del Consejo de Hacienda, desde donde también pudo actuar e influir sobre las políticas de la Monarquía.
Por otra parte, Miguel Antonio estuvo muy relacionado con las nuevas empresas respaldas por Felipe V, como fueron las compañías privilegiadas por acciones, para las que, además de participar con la compra de acciones y ocupar cargos directivos, trabajó y negoció para su implantación. De este modo, desde un principio, ayudó a la fundación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728), siendo elegido como su representante en la Corte. En 1744, fue nombrado director de la Compañía en la Corte, con el aditamento de diputado en Corte. Igualmente, y a este respecto, fue una de las piezas clave para llevar a cabo la fundación de la Compañía de La Habana (1740), colaborando estrechamente con Martín de Aróstegui en las negociaciones para su institución. Una vez instaurada, fue elegido, junto al baztanés Miguel Francisco de Aldecoa, como uno de los dos apoderados de la Compañía en la Corte.
A pesar de desarrollar su carrera lejos de Guipúzcoa, su poder e influencia se hizo notar intensamente en su comunidad de origen. El 8 de marzo de 1744 recibió del Ayuntamiento de Hernani el título honorífico de padre de la patria. Además, en ese mismo año, salió elegido diputado general de Guipúzcoa y, un año después, en 1745, fue nombrado alcalde de Hernani, y su sobrino José Agustín de Zuaznábar, teniente alcalde. Asimismo, por Real Cédula de 28 de marzo de 1743, consiguió de Felipe V el patronato, para una vida, de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, de Hernani, y el 31 de agosto de 1747 recibió otra Real Cédula en donde Fernando VI ratificó esta concesión y amplió este derecho a todos sus descendientes legítimos.
Miguel Antonio de Zuaznábar contrajo matrimonio en dos ocasiones. Inicialmente, casó con Ana María de Soroa, hija del importante asentista y constructor naval Ignacio de Soroa, de la que tuvo a Francisca Javiera y a Matilde, que entraron en el Convento de las Agustinas de Hernani, a Esteban, que fue jefe de guardarropa y ayuda de cámara de Su Majestad, y a Miguel Antonio, que sentó plaza de guardia marina en 1759, llegando a ocupar el cargo de capitán de la Armada y que heredó el patronato de la iglesia de San Juan Bautista. Posteriormente, se desposó con su sobrina Francisca Antonia de Zuaznábar. De este matrimonio tuvieron a Hermenegildo, muy ligado a la Compañía Guipuzcoana de Caracas, ocupando los puestos de oficial de la contaduría y de secretario del director Joaristi.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Guerra Moderna, leg. 2246; Archivo General de Palacio (Madrid), Personal, caja 1116, exp. 10; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Órdenes Militares, Santiago, exp. 9168, año 1793.
D. de la Válgoma y Díaz-Varela, Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval: Catálogo de pruebas de caballeros aspirantes, Madrid, Instituto Histórico de Marina, 1943; M. Gára te Oja ngure n, La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, San Sebastián, Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, 1990, págs. 231 y 237; Comercio ultramarino e Ilustración: la Real Compañía de La Habana, Donostia-San Sebastián, Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 1993, págs. 24-26.
Rafael Guerrero Elecalde