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Antonio Martín y Bienes

Biografía

Martín y Bienes, Antonio. Zamora, 16.X.1806 – Roma (Italia), 28.I.1894. Trinitario calzado (OSST), superior general, consejero político.

Nació en el arrabal San Frontis de Zamora, siendo el sexto hijo de los siete que pusieron en el mundo Francisco Martín Ortiz y Agustina Bienes Salazar, honrados labradores. En el Seminario Conciliar de Zamora cursó tres años de Filosofía (1821-1824) y uno de Teología. Pretendiente al sacerdocio a título patrimonial, residió en su casa mientras proseguía cuatro cursos teológicos con los dominicos del colegio Santo Domingo de Guzmán (1825-1829). El 22 de diciembre de 1827 se ordenó de subdiácono y vistió el hábito trinitario el año 1829. En marzo de 1830, durante el noviciado, fue enviado al colegio trinitario de Alcalá de Henares como lector pasante de Filosofía.

Allí emitió, meses después, sus votos perpetuos.

Recibió la ordenación sacerdotal en Zamora (marzo o abril de 1831) de manos del obispo fray Tomás de la Iglesia. Continuó enseñando Filosofía hasta 1833 en el colegio alcalaíno. La misma docencia, ampliada después a la Teología, practicó seguidamente en el estudiantado de Toledo.

Como otros muchos clérigos, se identificó con la ideología carlista, en la que veía un baluarte para la defensa de la Iglesia frente a la corriente liberal. Su abierto apoyo a los carlistas le acarreó no pocos sufrimientos desde que estalló la guerra civil (1833).

Estuvo a punto de ser condenado a muerte por el Gobierno liberal en 1834, que al fin lo desterró a Córdoba. Estuvo exiliado en París al menos tres años, tiempo que aprovechó para recibir lecciones de Griego, Geología, Física, Botánica, etc., en la Facultad de Ciencias y en el Colegio de Francia. Carlos V y los demás altos personajes del Partido Tradicionalista siguieron consultándole en asuntos de importancia.

En todo este tiempo, por imposición de las leyes desamortizadoras (1835), actuó en calidad de sacerdote secular. Se incorporó luego al convento de la Santísima Trinidad de Via Condotti —único existente—, donde durante un decenio enseñó Filosofía y Teología.

Pío IX lo nombró superior de la casa en 1853 y más tarde comisario general de la Orden en 1856; le otorgó el grado de maestro en 1860 y lo constituyó vicario general en 1863 —con todas las facultades de ministro general—, autoridad que mantuvo de forma vitalicia. Fue superior conventual desde 1853 hasta 1860 y desde 1868 hasta su muerte. Asimismo, fue consultor de la santa Congregación de Obispos y Regulares y tomó parte en el Concilio Vaticano I (1869- 1870).

El padre Antonio Martín estuvo por última vez en España en el trienio 1878-1881, con varios propósitos: intentar reabrir alguno de los conventos suprimidos; reunir las cosas pertenecientes a la causa del beato Simón de Rojas; verificar y vender las propiedades aún reconocidas de la Orden; visitar los monasterios de trinitarias calzadas. Aunque logró en 1880 la concesión gubernamental oficial del viejo conventosantuario de Nuestra Señora de Tejeda (Cuenca), no pudo hacer efectivo su plan de reinstaurar a los trinitarios calzados en España. Hacia 1881, la comunidad romana de Via Condotti se hallaba reducida a cinco padres y tres hermanos legos. En tal estado, el padre Martín y Bienes rechazó la fraterna oferta de dos sacerdotes (uno para maestro de novicios) que le hizo el padre Bernardino del Santísimo Sacramento, comisario apostólico de los trinitarios descalzos.

Quienes lo trataron —jerarcas eclesiásticos, comprendidos tres Papas (Gregorio XVI, Pío IX y León XIII), decenas de obispos y sacerdotes, personajes del saber y de la política, ciudadanos de a pie— apreciaron su ciencia y su piedad, su apasionado patriotismo español, su sagacidad y prudencia, su generosidad y su ánimo hospitalario. Nunca renegó de su carlismo y fue uno de los consejeros del Partido Tradicionalista. Fue amigo de varios prelados españoles, a quienes brindaba sus buenos servicios en los palacios vaticanos y la hospitalidad de su convento.

El rasgo más estridente de su personalidad es su resignación ante la agonía de la Orden Trinitaria Calzada, de cuyo destino histórico fue en cierta medida responsable. Una ley del reino de Italia, datada el 19 de junio de 1873, decretó la supresión de las comunidades religiosas nacionales y la transformación de los conventos que dependieran de las potencias extranjeras. Ello generó un proceso largo y doloroso para intentar salvar los conventos trinitarios romanos de San Carlino (descalzos) y de Via Condotti, transformándolos formalmente en nuevos entes (seminarios de misiones o colegios). El padre Martín defendió con firmeza, frente a los intentos anexionistas del Gobierno español, la autonomía jurídica y moral de la casa. El beato Manuel Domingo y Sol, fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, puso en juego desde primeros de junio de 1890 todas sus habilidades e influencias con el fin de lograr el edificio para su anhelado Colegio Español en Roma. Y estuvo a punto de realizar su aspiración.

El 5 de diciembre de 1890 el padre Martín y Bienes y Mosén Sol firmaron el contrato privado de transformación de la casa. Pero dicho contrato no tuvo efecto. Respaldados por el cardenal Tomás Zigliara, fueron los dominicos de la provincia del Santísimo Rosario de Filipinas los que se alzaron con el inmueble, en virtud de un acuerdo de transferencia firmado el 30 de mayo de 1892 y un decreto posterior (5 de mayo de 1895) del Gobierno italiano. El acta de entrega del convento lleva la fecha del 17 de mayo de 1895.

El padre Martín y Bienes falleció en el convento romano de Via Condotti el 28 de enero de 1894 a las once y media de la noche, asistido por dos de sus tres religiosos (el padre Pedro Alba y el hermano Estanislao Cuende). Tenía ochenta y ocho años de edad. El funeral, que se distinguió por su solemnidad y la presencia de altos personajes eclesiásticos y políticos, fue oficiado por los superiores mayores de los trinitarios descalzos. Su muerte supuso también la muerte histórica de los trinitarios calzados o de la antigua observancia, que ya no resurgirían más.

 

Bibl.: “Fallecimiento y biografía del R. P. Martín, General de los Trinitarios”, en La Cruz, t. I (1894), págs. 206-209; A. de la Asunción, Ministrorum generalium Ordinis SS. Trinitatis series, Isola del Liri, 1936, págs. 141-142; B. Porres, “Trinitarios”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. IV, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1975, pág. 2595; F. Martín Hernández y L. Rubio Parrado, Mosén Sol, Salamanca, Editorial Sígueme, 1978, págs. 275-316; J. de A. Hernansanz, Pontificio Colegio Español de San José. Cien años de historia, Roma, 1992; A. Pujana, “Antonio Martín y Bienes (1806-1894), último superior mayor de los Trinitarios Calzados”, en Trinitarium, 3 (1994), págs. 195-229; “Antonio Martín y Bienes (1806-1894), último superior mayor de los Trinitarios Calzados. Nuevos documentos”, en Acta Ordinis Sanctissimae Trinitatis, 5 (1994), págs. 848- 920. F. Villarroel, “El convento de la SS. Trinidad a Via dei Condotti, Roma”, en Trinitarium, 9 (2000), págs. 179- 200.

 

Juan Pujana Ascorbeitia, OSTD

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