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Manuel Antonio Merino Irigoyen

Biografía

Merino Irigoyen, Manuel Antonio. Andrés Merino de Jesucristo. El Filósofo Incógnito. Elciego (Álava), 25.XII.1730 – Valencia, 17.VII.1787. Pedagogo, lingüista, paleógrafo, novelista.

Sus progenitores, Juan Merino y Francisca Irigoyen, no eran naturales de Elciego, sino que su estancia estuvo relacionada con la profesión del padre, que se ignora cuál era. Se desconocen los datos sobre la infancia y juventud de Manuel Antonio, aunque parece que la familia pasó a vivir a la ciudad de Valencia hacia 1738.

La información se hace más precisa cuando su biografía entra en relación con los escolapios, cuyos historiadores lo rememoran como uno de sus miembros más destacados, de conducta ejemplar y piadosa. Tras un año de noviciado tomó el hábito de las Escuelas Pías en la parroquia de San Fernando de Madrid, haciendo los votos solemnes en 1760. Cambió entonces su nombre de pila por el de Andrés de Jesucristo. Pasó luego al colegio madrileño de San Antón, del que llegó a ser rector durante dos trienios (de junio de 1775 a mayo de 1778 y de mayo de 1781 a julio de 1784). En ambos centros llevó a cabo su misión pastoral y educativa, y puede decirse que el éxito escolar de los padres escolapios en la capital está ligado a sus propuestas pedagógicas, que supieron aunar el espíritu religioso con las nuevas inquietudes de un siglo en renovación, ligar las enseñanzas tradicionales (Religión, Sagrada Escritura...) con las modernas (Matemáticas, Geografía, Astronomía...).

Aunque gran parte de las obras del escritor están vinculadas a sus labores escolares, casi siempre superan este ámbito menor. Su primer libro fue un Tratado de Rhetorica para uso de las escuelas (1775). Es un manual breve y claro, en el que insiste en el valor de lo normativo como elemento moderador del genio creativo, tal como defendían los neoclásicos. Define la retórica como “arte de bien hablar, con adorno, gravedad y copia” y aplica a la española las reglas que se venían dictando desde los textos latinos. Dispone el material de manera didáctica en forma de preguntas y respuestas que favorezcan el aprendizaje escolar. Debieron de hacerse varias ediciones de este libro. El interés de Merino por la Retórica, unido al deseo de presentar nuevos modelos a los alumnos, alienta la publicación, entre 1776 y 1781, de las Oraciones selectas de Cicerón, en siete volúmenes. Cree que en el escritor latino se hallan las mejores muestras de elocuencia, por lo que selecciona aquellos discursos que parecen más adecuados para los niños. Se atribuye también a Merino una Colección de las partes más selectas de los mejores autores de la latinidad (1777, 3 vols.), ahondando en los mismos criterios de los buenos modelos.

En 1781 publicó un Breve tratado de poesía latina y castellana, poética en forma de preguntas y respuestas, que amplía su Tratado de retórica, de estética clasicista.

La afición de Merino por el arte de la escritura y la búsqueda de métodos adecuados para su enseñanza, ramo en el que los escolapios adquirieron cierta notoriedad en su tiempo, se fue alimentando en el ambiente escolar. Tuvo discrepancias con el método que defendía el famoso Palomares en su Arte nueva de escribir (1776), proyectado para ser utilizado en el Real Seminario de Vergara. Merino, como los escolapios, prefería un tipo de letra española y, ante la arrogancia de los contrarios, redactó una Impugnación a la obra de D. Francisco Palomares en la que se critican sus teorías, pero que no vio la luz hasta después de la muerte del autor, ya que éste era poco amigo de polémicas. Al mismo tiempo, preparó una obra de más envergadura titulada Escuela Paleográphica o de leer letras cursivas antiguas y modernas desde la entrada de los godos en España hasta nuestros tiempos (1780). Busca una justificación histórica de las muestras de la escritura y presenta una gran variedad de tipos de letra desde época antigua. Es un excelente manual de paleografía, primorosamente ilustrado con cincuenta y nueve bellas láminas con muestras de escritura de archivo, que sirvió de referencia durante largo tiempo en los estudios superiores.

Además de dominar las lenguas clásicas, fue Merino un profundo conocedor del hebreo y del árabe.

Escribió una Caligrafía árabe, una Gramática árabe, una Vida de Saladino, quizá novelada, un Diccionario árabe-castellano pequeño y un voluminoso Diccionario arábigo-latino. El interés por el uso exacto de la lengua castellana fue asimismo una preocupación para el escolapio, como deja constancia en un manuscrito inédito que conserva la Biblioteca Nacional de España (Madrid) con el título de Diccionario Antibárbaro de la lengua castellana, fechado en 1786, cuya autoría, antes cuestionada, ya nadie discute. Es un completo prontuario de términos incorrectos y de dificultades idiomáticas que añade observaciones curiosas sobre la lengua.

Al lado de las actividades de tipo erudito, el padre Merino tuvo aún tiempo para dedicarse a la narrativa.

En 1786 publicó una novela titulada La mujer feliz, dependiente del mundo y de la fortuna, en tres volúmenes, que editó bajo el seudónimo de El Filósofo Incógnito.

Aunque original, está relacionada con la obra del portugués padre Teodoro Almeida El hombre independiente del mundo y de la fortuna (1779) y editada en 1783 en castellano. La narración se inicia donde concluye la historia del relato de Almeida, recogiendo su tema y personajes, pero presenta diferencias ideológicas y estilísticas.

Merino cambia la clave de la novela: frente al hombre, la mujer se convierte ahora en la protagonista, y las damas son también las destinatarias de la misma.

Cuenta la historia de Sofronia, condesa de Moravia, conocida con el nombre de “mujer feliz” y los sucesos que ocurrieron durante el tiempo en que, como peregrina desconocida, se hospedó en su casa la princesa Sofía de Constantinopla. La protagonista es un ejemplo para la educación de las jóvenes cristianas. Tuvo un gran éxito y fue reeditada en Madrid en 1804.

Se ignora en qué fecha redactó Merino la novelita Tratado de la Monarquía Columbina, que dejó inédita, y que no vio la luz hasta 1790 en el periódico el Semanario Erudito (XXX: 61-84), y del que existe una edición moderna de 1980. Debió de ser redactada mediada la década de 1780, período de esplendor de la novela utópica en la España dieciochesca. Se trata de un relato utópico que muestra dos caras: la crítica de la realidad existente y la imagen de un mundo bueno y feliz a medida de sus ideales. Cuenta una historia fantástica que se desarrolla en el mundo de las aves, pero que tiene elementos de relación con la sociedad humana de su época. Completa la obra de Merino otro breve relato utópico, Monarquía de los leones, que se ha transmitido inconcluso y se ha editado posteriormente (1993). En ella, el autor emplea el recurso de la parábola para realizar una crítica social.

Ambas novelitas reflejan sin duda un espíritu cristiano contrario a la reforma ilustrada, por más que su teoría estética estuviera acorde con los renovadores neoclásicos.

Tras una intensa vida de trabajo y estudio, murió en Valencia en julio de 1787. Su fama de paleógrafo ocultó otras facetas meritorias de su amplia producción cultural. El padre Merino no es un hombre de la Ilustración, pero sí un sabio erudito que hizo una destacada aportación a la cultura del siglo xviii.

 

Obras de ~: Tratado de Rhetórica para el uso de las escuelas, Madrid, Imprenta J. A. Lozano, 1775; Colección de las partes más selectas de los mejores autores de la latinidad, Madrid, Imprenta P. Lozano, 1777; Escuela paleográphica o de leer letras cursivas antiguas y modernas desde la entrada de los godos en España hasta nuestros tiempos, Madrid, J. A. Lozano, 1780 (ed. facs., Valencia, París, 1994); Oraciones selectas de Cicerón, Madrid, Imprenta de Ulloa, 1776-1781, 7 vols.; Tratado sobre la Monarquía Columbina, ed. y estudio de P. Álvarez de Miranda, Madrid, El Archipiélago, 1980.

 

Bibl.: C. Lasalde, “El P. Escolapio Andrés Merino y sus obras”, en Revista Calasancia, 3 (1915), págs. 760-768 y 859- 864; E. Cotarelo y Mori, Diccionario Biográfico y Bibliográfico de Calígrafos Españoles, t. II, Madrid, Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1916, págs. 28-32; P. Álvarez de Miranda, “El Padre Andrés Merino, autor de la Monarquía Columbina, en Las utopías en el Mundo Hispánico, Madrid, Casa Velázquez-Universidad Complutense de Madrid, 1990, págs. 19- 39; E. Palacios Fernández, “El P. Andrés Merino de Jesucristo y la cultura española del s. xviii”, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, XLVII (1991), págs. 3-42; P. Álvarez de Miranda, “Un relato inédito e inacabado del P. Andrés Merino: la Monarquía de los leones, en Dieciocho, 16 (1993), págs. 13-24.

 

Emilio Palacios Fernández

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