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Alonso Matías

Biografía

Matías, Alonso. Granada, 1580 – Málaga, 11.IX.1629. Jesuita (SI) y arquitecto.

Los datos que se conocen del hermano Matías son escasos, a pesar de los elogios que le conceden los historiadores de los siglos xix y xx. Gallego y Burín dedica algún párrafo de su obra El Barroco Granadino, a glosar la personalidad de este maestro, recogiendo las noticias que ofrecen Llaguno y otros historiadores; pero apenas se incluyen datos sobre su origen y familia. Será en 1968 cuando Gutiérrez de Ceballos despeje el enigma que había sobre su personalidad, dando a conocer unos datos de gran importancia para el conocimiento de su vida y obra.

Nació en Granada según se notifica en la carta necrológica que se escribió a causa de su muerte. Aun cuando el año exacto de su nacimiento es desconocido, no faltan referencias que permiten fijarlo en 1580, fecha que Gutiérrez de Ceballos da por válida debido a que en el catálogo del colegio de la Compañía de Granada, redactado en 1603, se indica que era oriundo de Granada y contaba en ese año veintitrés años de edad y dos de vida religiosa.

De su infancia y familia no se sabe nada. El estudio realizado por Gutiérrez de Ceballos está basado en los datos que ha revelado el Archivum Romanum Societatis Iesus (ARSI), por lo que su personalidad queda perfilada a partir de su incorporación a la Compañía como miembro activo. En 1601 Alonso Matías ingresó en el colegio de la Compañía de Jesús de Málaga, cuando tenía veintiún años de edad; de aquí pasó al colegio de Montilla, donde realizó dos años de noviciado, siendo posteriormente trasladado a Granada. Su estancia en esta ciudad fue muy breve, pues en 1606 aparece adscrito a la Casa Profesa de Sevilla. También fue corto su período sevillano, aunque fue muy fructífero artísticamente, puesto que realizó el retablo mayor y el lateral de la iglesia, constituyendo así su primera actuación en este campo. Desde allí debió de trasladarse al colegio de Marchena, seguramente requerido para proseguir los trabajos que se estaban llevando a cabo en el retablo mayor de su iglesia.

En 1611 aparece Alonso Matías asignado por los catálogos al colegio de Córdoba, ciudad en la que vivió el período más largo de su vida y donde desarrolló su personalidad más libremente. Su estancia en Córdoba se vio interrumpida por los años que pasó en el colegio de Montilla, donde aparece asignado en el catálogo trienal de 1615 y desde donde pasaría a la casa de Écija en 1619.

La fortuna hizo que la catedral de Córdoba careciera de retablo y que el obispo fray Diego de Mardones estuviera preocupado por dotar al templo catedralicio de un gran retablo, lo que le llevó a ofrecer al Cabildo, en diciembre de 1613, una considerable cantidad de dinero sufragarlo. Sin embargo, a esta premura del obispo siguen unos años de silencio hasta que en febrero de 1618 se aprobó la traza presentada por el hermano Matías. El proyecto que presentó el jesuita era exhaustivo y convincente. El Cabildo catedralicio acordó poner en ejecución dicha traza y que el propio Matías fuese el superintendente de la obra, sin depender de ningún otro maestro, más que del obispo y de los diputados nombrados para supervisar la obra, así como también se aceptó el mármol como material idóneo para realizarlo.

Muchos sinsabores habría de traer al hermano Matías la ejecución del retablo, que no siempre se han entendido correctamente, pues, si bien es cierto que las obras duraron más de lo que se había previsto, también hay que indicar que en ningún momento el Cabildo estuvo descontento con su trabajo, por el contrario, le nombraron maestro mayor y le pedían asesoramiento cuando surgía algún problema de tipo arquitectónico.

El malestar surgió más bien en el seno de la propia Compañía, recelosa de las atenciones que el hermano lego recibía; de otra forma no se entendería la carta que el padre Vitelleschi dirigió al padre Quirós, recriminando la participación de Matías en la construcción del puente sobre el río Guadalquivir, dándole una importancia que en las actas capitulares del Ayuntamiento no aparece reflejada. Progresivamente el ambiente en la Compañía se fue haciendo más tenso y hostil. Las cartas del padre Vitelleschi al Cabildo eran cada vez más forzadas, de tal manera que se le obligó a abandonar la dirección del retablo y se planteó incluso el despedirlo de la Orden. Finalmente se acordó trasladarlo de colegio y evitar que volviera a Córdoba.

Pese a las presiones del Cabildo cordobés para evitar que Matías saliera de Córdoba, la Compañía dispuso su retiro enviándole otra vez al colegio de Montilla en el otoño de 1625, donde le esperaba una larga y dura reclusión. Una vez que consideraron suficientemente castigado al hermano, la Compañía se reunió para decidir si le debía expulsar o permitirle el paso a otra Orden religiosa, si éste era su deseo.

A mediados de 1627 Alonso Matías fue trasladado nuevamente a la Casa Profesa de Sevilla, donde volvió a ocuparse de su oficio de ensamblador y arquitecto.

A comienzos de 1629 fue destinado al colegio de Málaga, cuyo rector había solicitado sus servicios para rematar las obras de la iglesia allí comenzada. Cuando Matías llegó a Málaga, la iglesia estaba a punto de concluirse; debió de participar en el cierre y decoración de la cúpula, pues encontró la muerte al caerse del andamio que había levantado para ello. Murió el día 11 de septiembre de 1629 y los pormenores de su fallecimiento se conocen a través de la carta necrológica que escribió el rector del colegio a todas las casas de la provincia de Andalucía.

Matías tenía una formación humanística muy profunda, conocía a los tratadistas italianos, Vitrubio, Alberti, Palladio y Vignola. Su aportación a la retablística española es de gran importancia, por cuanto que la arquitectura va a destacar sobre las demás artes.

Su obra arquitectónica no es conocida; sólo se sabe que participó en los proyectos que la Orden iba realizando, requiriéndose su opinión en los colegios de San Hermenegildo de Sevilla y de Santa Catalina de Córdoba. Por otra parte, dada la fuerte vinculación que mantuvo con el obispo de Córdoba, no sería muy aventurado pensar que intervino en la construcción del palacio episcopal realizado en los años en que Matías estaba trabajando en el retablo mayor de la catedral.

Su labor como ensamblador está mucho más estudiada.

Gran parte de su producción retablística se ha perdido, pues sólo se conserva un número de piezas bastante reducido. Se le conocen tres retablos mayores: el de la Casa Profesa de Sevilla (1606), el mayor del colegio de Marchena (1608) y el mayor de la catedral de Córdoba (1618-1628), y tres retablos de medianas proporciones que él menciona en sus escritos.

Con respecto a estos últimos, se venía manteniendo que habían desaparecido los de Montilla; sin embargo hoy se piensa que los retablos de San Ignacio y San Francisco Javier, que se conservan en la parroquia de Santiago y en la ermita de la Rosa de Montilla, tradicionalmente atribuidos al también jesuita Díaz de Rivero, fueron los realizados por Matías.

La composición de los retablos del maestro mantiene en líneas generales el mismo esquema arquitectónico; un banco, cuerpo tripartito articulado por columnas y ático flanqueado por hornacinas o cajas.

Los intercolumnios van generalmente adornados con pinturas, ocupando la escultura un lugar secundario en sus obras.

La personalidad artística de Alonso Matías es, sin duda, una de las más ricas del barroco hispano; responde plenamente al ideal de artista propiciado por el Renacimiento. No sólo fue artista práctico, sino que también experimentó en los terrenos de la teoría, no limitando sus conocimientos a una sola parcela artística, pues, lo mismo que algunos de sus contemporáneos —Juan de Oviedo, Herrera, más tarde Cano—, ejerció varias de las ramas del arte. Alonso Matías fue, además de teórico, arquitecto y retablista, siendo su influencia en cada uno de estos campos de decisiva importancia para el desarrollo de las formas arquitectónicas en España.

 

Obras de ~: Retablo mayor, Casa Profesa de Sevilla, 1606; Retablo mayor, colegio de la Compañía de Jesús de Marchena (Sevilla), 1608; Retablo mayor, catedral de Córdoba, 1618; Palacio episcopal, Córdoba, 1620-1624; Retablo de san Ignacio, parroquia de Santiago de Montilla (Córdoba), c. 1617; Retablo de san Francisco Javier, parroquia de Nuestra Señora de la Rosa de Montilla (Córdoba), c. 1617.

 

Bibl.: E. Llaguno y Amirola, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, t. III, Madrid, Imprenta Real, 1829; A. Gallego y Burín, El Barroco Granadino, discurso de ingreso, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1956; F. Chueca Goitia, “El protobarroco andaluz. Interpretación y síntesis”, en Archivo Español de Arte (Madrid), n.º 166 (1966); A. Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, Bartolomé de Bustamante y los orígenes de la arquitectura jesuítica en España, Roma, Institutum historicum, 1967, “Alonso Matías precursor de Cano”, en VV. AA., Coloquios sobre Alonso Cano y el Barroco Español, t. I, Granada, 1978; M.ª Á . Raya Raya, El retablo en Córdoba durante los siglos xvii y xviii, Córdoba, Caja de Ahorros de Córdoba, 1980; J. M. P alomero Páramo, El retablo sevillano del Renacimiento, análisis y evolución, Sevilla, Diputación, 1983; M.ª Á . Raya Raya, Retablo Barroco Cordobés, Córdoba, Caja de Ahorros de Córdoba, 1988; M.ª T. Dabrio González, “La arquitectura de los retablos”, en Historia del Arte en Andalucía, t. VI, Sevilla, Ediciones Gever, 1991; M.ª Á . Raya Raya, “Alonso Matías: Apreciaciones acerca de su obra en Montilla”, en VV. AA., II Encuentros de Historial Local. La Campiña, Córdoba, Diputación, 1991, págs. 437-445; J. J. Martín González, El retablo Barroco en España, Madrid, Alpuerto, 1993.

 

María de los Ángeles Raya Raya

 

 

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