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Juan de Nájera

Biografía

Nájera, Juan de. Alejandro de Avendaño. Francisco de la Paz. Morón de la Frontera (Sevilla), 16.VIII.1677 – Sevilla, 1.VIII.1748. Religioso mínimo (OM), teólogo y filósofo.

De muy joven entró en la Orden de los Mínimos, mostrando un especial aprovechamiento en el estudio de la Filosofía (teniendo como maestro a fray Lázaro Valbuena), hasta el punto de que, no habiendo sido ordenado sacerdote, en cambio fue nombrado lector de Artes.

En la Orden Mínima fue regente de los estudios y corrector del Colegio de San Francisco de Paula de Sevilla. En el capítulo general de Valencia de 1716 presentó “conclusiones”. Más tarde fue colega provincial y después llegó a regir la provincia monástica hispalense.

Fue designado también examinador sinodal del arzobispado de Sevilla y del obispado de Cádiz. Desde 1713 fue socio de la Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias de Sevilla, en la que fue primer consultor teólogo.

La aparición de Juan de Nájera en el panorama intelectual español del siglo XVIII representó una de las más relevantes y autorizadas voces a favor de la regeneración y modernización del país.

Dadas las circunstancias que motivaron el retraso cultural de España y su incapacidad para asumir, al tiempo que otros países, las novedades filosóficas y científicas conforme éstas se iban produciendo, los intelectuales españoles partidarios de los nuevos planteamientos, haciendo suya la denuncia de esta situación realizada por Juan de Cabriada en 1687 en su Carta filosófica, médico-chymica, se agruparon en tertulias y reuniones al margen del ámbito universitario, donde prevalecían los argumentos más ortodoxos respecto de la pureza de la fe y los más radicales adversarios de las nuevas ideas filosóficas y científicas, para estudiar, adaptar y, finalmente, asumir y asimilar la nueva ciencia.

Con la fundación de la Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias de Sevilla en el año 1700 y tras los sucesivos y reiterados apoyos de la Corona (Carlos II, Felipe V, Fernando VI y Carlos III), se abrió un cauce esencial en la importación de las nuevas ideas. Básicamente estas circunstancias determinaron la conocida como polémica entre escolásticos y ‘novatores’ (apelativo utilizado por Francisco Palanco para atacar a los partidarios de la nueva filosofía y con un marcado matiz despectivo en la época) a principios del siglo XVIII en España, en la cual Juan de Nájera desempeñó un papel fundamental.

En 1713 Gabriel Álvarez de Toledo publicó su Historia de la Iglesia y del mundo, que contiene sus sucesos desde su creación hasta el diluvio, obra que desencadenó la rotunda y encendida respuesta de Francisco Palanco, hermano de religión de Juan de Nájera, con su Dialogus phisico-theologicus contra philosophiae novatores, sive thomista contra atomistas, que constituía el cuarto tomo de su Curso de Filosofía. En él renegaba de la fama creciente de los novatores a los que acusaba de ser perjudiciales para la fe y la creencia religiosa de los españoles; se oponía a sus teorías contrarias a la filosofía aristotélica imperante en el ambiente cultural e intelectual español; y les acusaba de ir contra los dogmas de fe y de ser perjudiciales para las creencias religiosas del pueblo.

Con encomiable erudición apareció en escena Juan de Nájera con su obra Diálogos filosóficos en defensa del atomismo, y respuesta a las impugnaciones aristotélicas del R.P.M. Fr. Francisco Palanco, Calificador de la Suprema, Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo, Electo Obispo de Panamá, y Provincial del Sagrado Orden de Mínimos de San Francisco de Paula de la Provincia de Castilla, en que defendió las teorías del atomismo moderno y planteó cuáles eran los puntos de enfrentamiento con los defensores del escolasticismo, circunscribiéndolos básicamente al ámbito de la filosofía y no al terreno teológico.

En 1720 publicó su Maignanus redivivus, sive de vera quidditate accidentium manentium in Eucharistia, justa novo-antiquam Maignani doctrinam, cuyo objetivo primordial era el de liberar a Maignan de las sospechas de falsa doctrina; en este texto defendió las tesis filosóficas del atomista francés, hizo un repaso de los asuntos y temas teológicos (Eucaristía, Consagración, accidentes eucarísticos, etc.) y planteó una clara intención de conciliar el atomismo moderno con las tesis de los partidarios de la tradición filosófico-teológica en España.

1737 fue el año de publicación de su última gran obra, los Desengaños filosóficos; en ellos se desmarcó parcialmente de los planteamientos modernos que había lanzado contra Francisco Palanco en anteriores obras, desechó el sistema cartesiano como fundamento de sus tesis filosóficas, aceptó los ideales modernos de forma moderada y presentó un cierto eclecticismo que le llevó a replantearse algunos de sus posicionamientos filosóficos anteriores más radicales.

 

Obras de ~: Oración panegyrica moral, en la festividad que celebró la Sociedad Regia de Médicos de Sevilla el segundo día de Pasqua de Pentecostés a el Espíritu Divino, Granada, Nicolás Prieto, 1714; Alejandro de Avendaño (seud.), Diálogos filosóficos en defensa del atomismo, y respuesta a las impugnaciones aristotélicas del R.P.M. Fr. Francisco Palanco, Madrid, 1716 (incluye una carta a Palanco, bajo el seudónimo de Francisco de la Paz); Resolución moral a consulta que le hizo el Lic. D. Diego Tirado Beltrán, Sevilla, 1719; Maignanus redivivus, sive de vera quidditate accidentium manentium in Eucharistia, juxta novoantiquam Maignani Doctrinam, Dissertatio Physico-Theologica; in tres partes divisa, Toulouse, 1720; Copia de una carta que un religioso mínimo sevillano escribió con algunas observaciones sobre el segundo tomo del Theatro Crítico, al R.P. Fr. Manuel Ramírez de Arellano, Córdoba, Acisclo Cortés de Ribera, 1728 (atrib.); Disertación curiosa o Discurso phísico-moral sobre el monstruo de dos cabezas, quatro brazos y dos piernas, que en la ciudad de Medina Sydonia dio a luz Juana González, 1736; Desengaños filosóficos. Primero, en que se demuestra que las Razones Seminales de San Agustín, admitidas y explicadas por los Doctores solemnes, no son los Compendios Cartesianos. Segundo, en que se reducen los nuevos sistemas philosophicos, excepto el Cartesiano, a el Aristotélico de las Escuelas, por la clave de la famosa distinción de potencia y acto. Tercero, en que se concluye que la Philosophia de las Escuelas obtiene de justicia la primacía que posee sobre las modernas, por autoridad, por experiencia y por razón, Sevilla, Imprenta Siete Revueltas, 1737.

 

Bibl.: M. Cabrera, Oración fúnebre en las exequias que la provincia de Mínimos de Sevilla hizo en su Colegio de dicha ciudad por su amantísimo Padre Fr. Juan Jacinto de Naxera, Sevilla, Imprenta de Juan de Basons, 1748; G. M. Roberti, Disegno storico dell’Ordine de Minimi’ dalla morte del Santo institutore fino ai nostri tempi (1507-1907), vol. III, Roma, Industria Tipográfica Romana, 1922, págs. 900-901; J. López Cruchet, “El filósofo Juan de Nájera y la Ilustración en España”, en Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, 20 (2003), págs. 269-283; El papel de Juan de Nájera (A. de Avendaño) en la recepción del pensamiento moderno en la España de principios del siglo XVIII, Madrid, Universidad Complutense, Servicio de Publicaciones, 2005, CD.

 

Julián López Cruchet

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