Carrillo Lasso, Alfonso. Córdoba, 1582 – 1628. Minería. Caballerizo real de las Reales Caballerizas de Córdoba.
Escritor y jurisconsulto español, caballero del hábito de Santiago y caballerizo de Córdoba. Escribió en 1624 un breve opúsculo sobre los orígenes y usos antiguos de las minas españolas, que resultó ser uno de los textos más renombrados de su tiempo, alcanzando ediciones hasta el siglo xix. Sus obras más destacadas contienen el reflejo de sus amplios conocimientos. Carrillo Lasso destacó por ser especialista en, al menos, dos aspectos: leyes y caballos. Tanto como jurisconsulto al servicio real o como caballerizo real de las Reales Caballerizas de Córdoba, sacó a la luz varios textos en la última etapa de su corta vida, que le granjearon amistades dentro de los más altos círculos del poder.
En su haber está el que formó parte de uno de los proyectos más ambiciosos y menos conocidos iniciados por Felipe II y continuado por sus sucesores. El Rey Prudente tuvo la firme intención de crear una raza de caballos particularmente española. Sus excelentes cualidades y su alto valor y prestigio fueron varias de las preocupaciones en que más tiempo trabajó Carrillo Lasso, conservando su nobleza y belleza, objetivos principales desde la creación de las Caballerizas Reales en el año 1567. No en vano dirigió estas instalaciones, que aún se conservan, desde 1622 hasta 1625.
Una de las amistades de Carrillo Lasso, quien nunca perdería de vista la jerarquía inferior que ocupaba ni que en razón de su cargo podía conocer a muchas personas, el adelantado Juan de Oñate, le informó de que iría a visitar las minas de Córdoba. Esto motivó que Carrillo Lasso, por orden de Oñate, escribiera su Tratado de las minas antiguas de España, acabado en Córdoba el 20 de octubre de 1624, ya iniciada la visita, para entretenimiento del adelantado. En el texto hace referencias continuas a autores clásicos que dieron noticia de las extracciones mineras por la antigua Hispania romana, como Plinio el Viejo. El texto queda fuera de la corriente arbitrista del momento y no tiene como intención específica reflejar la situación por la que Oñate visitó las minas de Córdoba. Sin embargo, el contenido del mismo no hace sino redundar en una idea generalizada: las minas de España fueron inmensamente ricas.
Carrillo Lasso mantiene un tono de añoranza al reflejar que sus riquezas fueron codiciadas desde la Antigüedad hasta sus días, que muchas de ellas fueron abandonadas por la falta de conocimiento, que sucumbió la extracción por el olvido del manejo y práctica de esta labor, bien por las dificultades de las minas, o por sus cortas leyes de los metales. Así, quedó estéril España en cuanto a las minas se refiere a principios del siglo xvii, motivos reflejados por Francisco Javier de Gamboa cuando cita a Carrillo Lasso.
No puede ser considerado un arbitrista stricto sensu, ya que no propone remedios al deficiente beneficio de la actividad minera, tanto peninsular como virreinal. Tampoco se tienen noticias de que poseyera una amplia experiencia en esta materia. En el momento en que escribió el texto estaba plenamente imbuido en su trabajo de caballerizo y entre sus intenciones no están ninguno de los objetivos que aparecen en otros textos contemporáneos sobre minería, ni recoge algún problema coetáneo. No obstante, es consciente de la mala situación, ya que, al recoger “las grandezas de las minas de España”, recurre al pasado, dejando a un lado el presente de los años en que escribió su obra.
Obras de ~: De las antiguas minas de España, Córdoba, Salvador de Cea, 1624; Caualleriza de Cardoua, Córdoba, Salvador de Cea, 1625; Consuelo de Dios, Córdoba, Salvador de Cea, 1625; Importancia de las leyes, Córdoba, Salvador de Cea, 1626; Soberania del Reyno de España, Córdoba, Salvador de Cea, 1626; Virtudes reales, Córdoba, Salvador de Cea, 1626.
Bibl.: F. J. de Gamboa, Comentarios a las ordenanzas de Minas, Madrid, Joaquín Ibarra, 1761, pág. 76; G. Bowles, Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España, Madrid, Imprenta Real, 1782.
Miguel López Pérez