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Esteban Vicente Pérez

Biografía

Vicente Pérez, Esteban. Turégano (Segovia) 20.1.1903 – Long Island (Estados Unidos), 11.1.2001. Pintor.

Esteban Vicente fue el tercero de seis hermanos. Su padre, oficial de la Guardia Civil, procedía de una familia de tradición militar y era aficionado a pintar. Su madre, Sofía Pérez Álvarez, pertenecía a una familia de profesionales liberales. Al poco de nacer Esteban y en beneficio de la educación de los hijos, la familia se trasladó a Madrid. Allí, desde muy pequeño, acompañaría a su padre en sus frecuentes visitas al Museo del Prado. Se educa en los Jesuitas y en 1920 ingresa en la Academia Militar, pero la abandona apenas transcurridos tres meses. Poco después, planteó a su progenitor el deseo de ser artista y recibió una respuesta que siempre recordaría: “De acuerdo, hazte artista, si eso es lo que quieres. Pero prepárate para sufrir”. Su primera intención fue formarse como lo que hoy se denominaría “arquitecto paisajista”, pero dado que entonces no existían estudios de este tipo, decidió matricularse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ingresó en ella en 1921 —el mismo año en que lo hace Dalí—, con la intención de formarse como escultor. Aunque sufrió una expulsión temporal de la Academia, de resultas de sus protestas por lo que consideraba un trato discriminatorio hacia los estudiantes, terminó sus estudios en 1924. Por entonces, se había instalado en un estudio en la calle del Carmen, compartido con el norteamericano James Gilbert. A través del contacto con sus compañeros pintores, Esteban se sintió fascinado por las posibilidades del color y la agilidad del pincel, lo que le decidió a dedicarse en adelante a la pintura.

Esteban Vicente compartiría su siguiente estudio, en el número 7 del Paseo del Prado, con su hermano Eduardo, también pintor y con Juan Bonafé, el polaco Wladyslaw Jahl (introductor en España del Ultraísmo), el mencionado Gilbert y el británico Cristóbal Hall (cuyo amor a la antigua pintura española transmitirá a Vicente). Entre tanto, había trabado amistad con un grupo de jóvenes instalados en la Residencia de Estudiantes: Rafael Alberti, Jorge Guillén, Federico García Lorca, Luis Cernuda y, sobre todo, Pedro Salinas y Luis Buñuel. También estaba entre sus amigos de entonces el pintor Francisco Bores. Por invitación de Bonafé, pasaría varias temporadas en la localidad murciana de La Alberca, donde se reunía un grupo de pintores entre los que se encontraban Luis Garay, Ramón Gaya, Cristóbal Hall y Pedro Flores, con quien le uniría una larga amistad. Como ellos, su pintura de entonces se desenvuelve por el camino del Arte Nuevo, tal y como lo preconizara Juan Ramón Jiménez, que impulsó decididamente la actualización del arte español de su tiempo. La primera exposición de Vicente tuvo lugar en 1928 en el Ateneo de Madrid, en compañía de Juan Bonafé, y mereció por ella una elogiosa crítica de Antonio Espina en La Gaceta Literaria. Publicó también varios dibujos —entre ellos un retrato de Juan Ramón Jiménez— en revistas de vanguardia, como la murciana Verso y Prosa o la sevillana Mediodía. En 1929 marchó a París, donde ya están algunos de sus amigos del grupo de Murcia.

Allí compartirá estudio con Pedro Flores y se ganará la vida realizando decorados para Folies Bergére y retocando fotografías. También trabará amistad con Michael Sonnabend, un joven estudiante norteamericano que, años después, se convertiría en su marchante neoyorquino. Ese mismo año pasará seis meses en Londres, visitando a1 pintor Augustus John y su círculo. En 1929 Vicente solicita una beca a la Junta de Ampliación de Estudios para realizar un estudio sobre pintura francesa que le permitirá residir en París en mejores condiciones materiales. La estancia se prolonga un año, en el cual expone en el Salón des Surindépendants.

En compañía de Ramón Gaya visitará a Picasso en su estudio y a través de un pintor inglés amigo, Darcy Japp, conocerá también a Max Ernst.

Entre 1931 y 1934, Esteban Vicente viviría fundamentalmente entre París y Barcelona, ciudad a donde llega con una carta de presentación para Sebastián Gasch de su amigo Pedro Flores. Vicente mantuvo una estrecha amistad con el influyente crítico, que le abriría las puertas de los ambientes artísticos de la ciudad.

En Barcelona, Vicente dio clases en el Instituto Maragall, donde lo hacía por esas fechas Manuel Ángeles Ortiz. Un marchante interesado en el arte moderno, Joan Merlí, le ofrecería un pequeño estipendio mensual a cambio de sus cuadros. También llevó a cabo importantes exposiciones: en las galerías Catalónia (1934), Syra (1931 y 1933) y Avinyó (1931). La crítica reconoce en él un pintor neofauvista, próximo a la Escuela de París, un representante de lo que se podría denominar “pintura poética” o “pintura fruta”.

Entre sus amistades barcelonesas están el escultor Ángel Ferrant y la pintora Soledad Martínez. Fue un asiduo visitante del estudio de Joan Miró, al que visitaba en compañía del arquitecto José María Sert, el músico Pau Casal y un grupo de poetas catalanes. En 1935 contrajo matrimonio en Barcelona con Esther Cherniakofsky, una joven norteamericana que cursaba estudios en La Sorbona. Ese verano, la pareja pasaría varios meses en Ibiza.

Ya en Madrid, desde donde pensaban viajar a los Estados Unidos, tiene lugar el estallido de la Guerra Civil. Tras un intento de poner su talento al servicio de la República, pintando camuflaje para vehículos, es animado a marchar a los Estados Unidos.

Se instalaría en el neoyorquino barrio de Greenwich Village y, a través de Joseph Stella, el primer pintor con quien trabó amistad, se introdujo en los ambientes artísticos de la ciudad. Gracias al crítico y pintor Walter Pach, celebró una primera individual en Kleemann Gallery. En 1937 nació su hija Mercedes. El embajador Fernando de los Ríos le propuso entonces trabajar en el consulado de España en Filadelfia, donde se ocuparía de tramitar los envíos de divisas de los trabajadores españoles. En esa ciudad permaneció hasta 1939, cuando finalizó la contienda en España y se clausuró el consulado de la República. Regresó entonces a Nueva York y celebró su segunda exposición en Kleemann Gallery, lo que le granjeó cierto reconocimiento y una serie de encargos de retratos.

Al año siguiente, adoptó la nacionalidad norteamericana.

En esa época Vicente se ganaría la vida como profesor de español en Dalton School y como locutor para Voice of America. Su hija Mercedes murió en 1943 y, poco después, se divorciaría de su primera esposa, contrayendo matrimonio con Teresa Babín, portorriqueña, profesora de literatura y especialista en la obra de Lorca. Ambos se trasladaron a Puerto Rico, en cuya Universidad de San Juan, Vicente dio clases de pintura. También realizó una exposición, en cuyo catálogo figuraba un texto de Pedro Salinas, y pronunció alguna conferencia. A su regreso a Nueva York, en 1947, entraría en contacto con una serie de pintores, como Jackson Pollock, Mark Rothko, Franz Kline, Barnett Newmann y Willem de Kooning (“el mejor dibujante que conozco”, diría Vicente de él) y críticos como Harold Rosenberg y Thomas B. Hess.

También establecerá amistad con los compositores Edgar Varése y Stefan Wolpe, a los que siempre recordaría con admiración. En 1949 pasó una temporada dando clases de pintura en la universidad californiana de Berkeley donde, a falta de materiales de trabajo, comenzaría a utilizar papeles recortados de revistas, lo que dará lugar a su fructífera experimentación con el collage. Se puede considerar este momento como el final de un largo período de crisis y evolución, pues el pintor figurativo que llegó a Estados Unidos es ahora ya un pintor abstracto. Apenas se conoce la producción de Vicente a lo largo de la década de 1940, pero por sus propias palabras, se sabe de su insatisfacción por el tipo de pintura que hasta entonces había realizado.

Su deseo de explorar el lenguaje pictórico y el conocimiento directo de la obra de los artistas mencionados fue lo que, a través de una serie de variaciones cubistas, le condujo hasta la abstracción. Así pues, de forma inesperada, tras su largo período de silenciosa transformación, Vicente se convirtió en uno de los artistas seleccionados por Clement Greenberg y Meyer Shapiro para la exposición New Talents 1950, una de las más significativas del período, que mostró una selecta panorámica del arte norteamericano reciente. Asimismo, al año siguiente, fue uno de los organizadores y participantes de la exposición 9th Street, que reunió por primera vez a los artistas que acabarían siendo conocidos como la primera generación de la escuela de Nueva York del expresionismo abstracto. Consecuentemente, será seleccionado para la primera exposición de la Escuela de Nueva York, que viajó a Francia y a Japón, y, posteriormente, para otras muestras internacionales de pintura norteamericana.

El crítico Thomas B. Hess lo incluyó en el libro Abstract Painting: Background and American Phase (1951), ensayo fundamental sobre la Escuela de Nueva York. Por entonces, Vicente fue admitido como miembro de The Club, un grupo fundado en 1949 que reunía a artistas y críticos de vanguardia, y cuyas discusiones fueron un importante estímulo. En 1955 se publicó en Art News “Vicente paints a collage”, un artículo de Elaine de Kooning sumamente esclarecedor acerca de la aportación de Vicente a esta técnica. El verano de aquel año lo pasó dando clase en Black Mountain College, Carolina del Norte, un proyecto pedagógico dirigido entonces por Joseph Albers en el que también enseñaban los compositores John Cage, Stefan Wolpe, los poetas Charles Olson y Robert Creeley y el coreógrafo Merce Cunningham.

La labor docente del pintor continuaría durante largos años, en diversas universidades y escuelas de arte de todo Estados Unidos: Yale, Princeton, Columbia y Universidad de California, entre otras. Participará, asimismo, en 1964, en la fundación del New York Studio School of Drawing, Painting and Sculpture, uno de cuyos objetivos fundamentales era presevar un tipo tradicional de enseñanza artística, cada vez más relegado por el arte conceptual y la experimentación.

En su larga carrera docente, algunos estudiantes de Vicente se han convertido en artistas de prestigio, que han reconocido la importancia de su magisterio, como es el caso de Dorothea Rockburne, Chuck Close, Brice Marden o James Bishop.

Desde mediados de la década de 1950 Vicente realizará sucesivas exposiciones en algunas importantes galerías neoyorquinas: Rose Fried, Leo Castelli, André Emmerich o Berry-Hill. En 1961 se divorció de Teresa Babín y contrajo matrimonio con Harriet Godfrey Peters, que ya le acompañará hasta el final de su vida. Con ella adquirió una granja de tipo colonial holandés en Bridgehampton, una colonia de artistas emplazada en Long Island. Instaló allí su estudio y plantó un jardín que se convertiría con los años en una fuente de inspiración. En 1969 es seleccionado para la muestra The New American Painting and Sculpture: The First Generation, a cargo de William Rubin, en el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York. Entre 1965 y 1972 realizó varios viajes: a México, a Marruecos, a India y a Turquía, de los que traería figuritas populares, cuyo eco se encuentra en sus Toys o divertimentos, extraordinarias esculturas de pequeño formato y lenguaje cubista que realizó entre 1968 y 1998 como pasatiempo y nunca quiso exponer. En 1974 murió su hijastra Alison Peters, con quien le unía una estrecha relación. La década de 1980 fue pródiga en reconocimientos: en 1984 fue nombrado doctor honoris causa en Bellas Artes por la Parsons School of Design de Nueva York, en 1985 recibió Saltus Gold Medal de la National Academy of Design y el Premio de la American Academy and Institute of Arts and Letters. En el año de 1987 marca una fecha importante: se celebra en la Fundación Banco Exterior de Madrid, una gran exposición retrospectiva: Esteban Vicente, Pinturas y Collages, 1925-1985. Comisariada por Vicente Todolí y Natacha Seseña, es la primera individual que Vicente celebra en España desde antes de la Guerra Civil y su amplia selección supone un descubrimiento para el gran público, así como de hecho su incorporación al arte español contemporáneo. Al año siguiente expone de forma individual en la galería Theo, por invitación de Elvira González, que en adelante será su galerista en España. Es seleccionado para ocho exposiciones colectivas, entre ellas Aspects of Collage, Assemblage and the Found Object in Twentieth Century Art, en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York.

Durante la década de 1990 se sucederán en España los premios y reconocimientos. En 1991 recibe de S. M. el Rey la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En 1992 viaja a España para asistir a la inauguración de su exposición en el Torreón de Lozoya de Segovia. En 1995 el Instituto Valenciano de Arte Moderno presenta una gran retrospectiva de sus collages. En 1998 le es concedido el Premio de las Artes, instituido por la Junta de Castilla y León. Ese mismo año se inaugura en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía una gran exposición antológica: Esteban Vicente.

Obras 1950-1998, y varios de sus cuadros entran a formar parte de la colección permanente del Museo.

El 28 de abril de 1998 se inaugura en Segovia el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, situado en un palacio del siglo XV rehabilitado, que albergará la colección de casi ciento cincuenta obras pertenecientes a todas las etapas de su trayectoria, donadas por el pintor y su esposa. En 1999 Esteban Vicente y Harriet G. Vicente recibirán la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio. A su vez, en los Estados Unidos también se suceden los galardones: en 1993, cuando cumple noventa años, es elegido miembro de la American Academy of Arts and Letters.

A pesar de su avanzada edad, pinta y dibuja, y continúa analizando el trabajo de sus estudiantes en la New York Studio. En 2000, por primera vez, no pasa el invierno en su estudio de Nueva York, sino en su casa de Bridgehampton, donde realiza numerosos dibujos.

En el Museo de Navarra se celebra la muestra Esteban Vicente esencial, una exposición antológica formada por obra procedentes de su museo de Segovia.

El 11 de enero de 2001, poco antes de cumplir noventa y ocho años, Esteban Vicente fallece en su casa de Bridgehampton. En su museo segoviano se celebra en esos días una muestra de las últimas obras del pintor, titulada El color es la luz. Esteban Vicente 1999-2000, en cuyo catálogo se reúnen por primera vez sus escritos acerca del arte. Cumpliendo su voluntad, las cenizas del pintor son trasladadas al jardín de su museo en Segovia. Al año siguiente de su fallecimiento, se celebraría en él la primera exposición dedicada exclusivamente a sus Toys o Divertimentos.

El centenario de su nacimiento, en 2003, dio lugar a una serie de exposiciones sobre las distintas fases de su trayectoria, lo que unido a un creciente reconocimiento, sitúa a Esteban Vicente en el lugar que le corresponde, el de uno de los grandes pintores españoles de la segunda mitad del siglo XX.

 

Obras de ~: Pintura: Landscape with Red Umbrella, 1931; Untitled, 1950; In Pink and Grey, 1950; Number 6, 1956; Balada, 1959; Untitled, 1967; Alison Series: Harmony, 1976; Melody (Cantabrian Series), 1982; Harriet, 1984; Untitled, 1986; Untitled, 2000.

Collage: Untitled, 1952; Number 6, 1957; Black, Grey and Green, 1961; Untitled, 1978; Untitled, 1990.

Dibujo: Untitled, 1960; Untitled, 1977.

Escultura: Untitled (“Divertimento”), c. 1968-1995; Untitled (“Divertimento”), 1970.

 

Bibl.: V. Todolí et al., Esteban Vicente: Pinturas y collages. 1925-1985, Madrid, Fundación Banco Exterior de España, 1987; E. de Kooning, “Vicente pinta un collage”, Art News, 1952 (reproducido en el catálogo J. M. Bonet et al., Esteban Vicente. Collages. 1950-1994, Valencia, Instituto Valenciano de Arte Moderno Centre Julio González, 1995); M. González et al., Esteban Vicente. Obras de 1950-1998, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1998; A. Martínez de Aguilar, J. M. Parreño y E. Vicente, El color es la luz. Esteban Vicente. 1999-2000, Segovia, Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, 2001; E. Frank, J. M. Parreño y E. Russotto, Esteban Vicente, Segovia, Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, 2002; J. M. Bonet, Luz entera. Esteban Vicente y sus contemporáneos [1918-1936], Segovia, Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, 2003.

 

José María Parreño

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