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Pedro Manuel Villarejo

Biografía

Villarejo, Pedro Manuel. Manuel de Jaén. Bailén (Jaén), 6.IV.1676 – Valladolid, 11.XI.1739. Predicador capuchino (OFMCap.), misionero popular y escritor ascético.

Pocos son los datos que se conservan de la infancia y primera formación del P. Manuel, así como de la extracción social de su familia, aunque debió de ser popular, ya que siendo todavía muy joven entró a formar parte, como paje, de la familia del obispo de Cádiz, José de Barcia, ilustre tanto por su virtud como por su ciencia, a quien siempre recordaría con sumo respeto y veneración. Posteriormente pasó al servicio del arzobispo de Toledo, señor Valero, hasta que en 1697, a la edad de veintiún años pidió ser admitido en la Orden capuchina, vistiendo el hábito en el convento de Alcalá, el 4 de junio de ese mismo año. Probablemente al entrar en la Orden contaba ya con algún estudio, pues después de siete años, el tiempo habitual para realizar los estudios de filosofía y teología, fue ordenado sacerdote en mayo de 1704.

Aunque pasados algunos años fue nombrado, en 1715, vicario del Convento de San Antonio del Prado (Madrid) y guardián de los conventos de Segovia (1725) y Toro (1727), la actividad pastoral en la que destacó muy notablemente fue la predicación, a la que se entregó con total dedicación, sabiendo unir a las cualidades excepcionales, como una voz bien timbrada y potente, con que le había dotado la naturaleza, el estudio asiduo de la Sagrada Escritura y de los padres de la Iglesia. En los primeros años de su ministerio pastoral predicó sobre todo panegíricos, muy del gusto de la época, y sermones morales; después se centró en la predicación de misiones, que fue lo que le afamó. Así, en 1720 se encontraba con otro religioso compañero, como se solía hacer, predicando misiones generales por todo el vastísimo arzobispado de Toledo. Posteriormente prosiguió recorriendo innumerables pueblos de La Mancha, las dos Castillas, y sobre todo la tierra de Campos, congregándose tanta gente para escucharle que muchas veces se veía en la necesidad de predicar en la plaza pública o en lugares al descubierto.

El estilo de su predicación adquirió con el tiempo tonos y características muy personales y originales. Muchas veces interrumpía el sermón introduciendo temas que le interesaba inculcar al pueblo, pero que poco tenían que ver con el hilo conductor del discurso. Otras veces los cortes servían seguramente para romper la monotonía y el cansancio, intercalando en ellos cantos piadosos como la Salve. Además sabía combinar el dramatismo terrible de algunos sermones, por ejemplo los de las verdades eternas, con la suavidad y dulzura de otros. Por otra parte, él consideraba inseparable de la predicación el ministerio de la confesión, al que también se dedicó con sumo interés, siendo muy caritativo y cariñoso con los penitentes. En los pueblos en los que predicaba, para asegurar los frutos de la misión, intentaba restaurar las cofradías, escuelas de Cristo, órdenes terceras u otras congregaciones que hubiera, fundando nuevas si no existían.

Una faceta importante en la vida del P. Jaén fue la de escritor. Él entendía que una ocupación muy noble para un religioso era escribir libros útiles que fueran como una extensión de la predicación. Por eso, en las misiones predicadas por él repartía libritos devocionales entre los fieles, como lo había hecho anteriormente su venerado obispo Barcia. El objetivo era siempre la salvación de las almas y la gloria de Dios. Sus obras fueron por este motivo breves, sencillas y adaptadas al pueblo, fruto de su experiencia personal, y destinadas a erradicar los vicios. Su primera obra, publicada en 1718, fue la Instrucción utilísima y fácil para confesar..., que tuvo varias ediciones, en las que el P. Jaén introducía los cambios y correcciones que le dictaba su experiencia. Muchos obispos recomendaron la obra y concedieron indulgencias a los que la leyeran. Después también publicó el Remedio universal de la perdición del mundo..., menos difundida y que era un tratado sobre el modo de hacer oración mental, al que añadía al final siete meditaciones sobre la Pasión. Otras obras publicadas por él, también de carácter devocional, las dedicó al vía crucis y a una novena a San Antonio.

Los últimos años de su vida continuó predicando misiones por Segovia, Toro, donde consta que se encontraba en 1732, y en Valladolid, donde le sorprendió la muerte el 11 de noviembre de 1739. Fruto de una de sus misiones fue la fundación en 1741 del convento de Rueda (Valladolid). El P. Jaén fue siempre un capuchino ejemplar, muy entregado a la oración y retirado, ocupado siempre en el ministerio pastoral de la predicación y confesión y en la escritura de sus obras.

 

Obras de ~: Instrucción utilísima y fácil para confesar particular y generalmente y prepararse y recibir la Sagrada Comunión, Madrid, 1718 (más de treinta eds. España, París y México); Remedio universal de la perdición del mundo, arma poderosa contra el infierno, preservativo de todos los males espirituales, estímulo para todas las virtudes y medio eficaz para asegurar la salvación, manifestado todo en la práctica de la oración mental, Madrid, 1728; Día del buen cristiano (la unió como un apéndice a la Instrucción); Modo de visitar las Cruces (agregada al Remedio universal); Novena de los nueve martes, revelada por el mismo santo, a la que agregó: Novenario para invocarle nueve días continuos, nueve horas y trece días en cualquiera necesidad (novena a San Antonio).

 

Bibl.: V. de la Fuente, Historia Eclesiástica de España, vol. VI, Madrid, 1875, pág. 59; B. de Carrocera, Necrologio de los frailes menores capuchinos de la provincia del Sagrado Corazón de Castilla (1609-1943), Madrid, Imp. de Editorial Magisterio Español, 1943, pág. 280; M. de Pobladura, Los frailes menores capuchinos en Castilla. Bosquejo histórico 1606-1945, Madrid, Administración de El Mensajero Seráfico, 1946; “Emmanuel a Jaén”, en Lexicon Capuccinum. Promptuarium Historico-Bibliographicum OFMCap (1525-1950), Romae, Bibliotheca Collegii Internationalis S. Laurentii Brundusini, 1951, pág. 535; L. de Aspurz, “Jaén, Manuel de”, en Q. A ldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Centro Superior de Investigaciones Científicas, 1972, col. 1224; La provincia de frailes menores capuchinos de Castilla. II: 1701-1836, Madrid, Centro de Propaganda, 1973, págs. 593-597.

 

José Ángel Echeverría, OFMCap.

 

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