Asher Ben Yehiel. Ha-Rosh. Colonia (Alemania), 1250 – Toledo, 1327. Rabino mayor de la comunidad judía de Toledo, jurista y tratadista.
Según se supone, la hija del rabino Eliécer, nieto del Gershom Mi-Or ha Golá, se casó con el rabino Natán; de este matrimonio nacerían dos hijos, uno de ellos sería el rabino Eliécer ben Natán y uno de sus yernos llegaría a ser Elikim ben Yehudá, bisabuelo de Asher ben Yehiel. A su vez, Elikim tuvo un hijo, Uri, y éste a Yehiel ben Uri, padre de Asher ben Yehiel.
Asher nace en Colonia alrededor del año 1250. Aprendió sus primeros conocimientos con su padre Yehiel ben Uri, y después con el que siempre consideró su maestro, Meir ben Baruj de Rotemburg. Se casó en 1266 con Clara, hija de Salomón ben Yodlim de Ekelenz, con la que se sabe tuvo a Yehiel, Salomón, Yehudá, Yaacob, Elikim, Moshé, Eliécer y Simón.
En 1283 comenzaron en Alemania unas terribles persecuciones. Quizás fuera por este motivo por el que Asher decide enviar a su hijo Yehudá junto a un alumno suyo a Barcelona, a estudiar con Salomón ben Adret. Poco después, en 1286, Meir ben Baruj de Rotemburg, maestro de Asher ben Yehiel, fue encarcelado, de modo que las comunidades judías alemanas se vieron obligadas a organizarse y a enviar una embajada con doce representantes para liberarlo, entre los que se encontraba Asher ben Yehiel. Los judíos alemanes tuvieron que pagar cien mil marcos para que las autoridades dejaran salir de prisión al insigne rabino.
Asher abandona finalmente la zona alemana en 1303, ya que la situación se hacía cada vez más difícil, y en su largo peregrinar hacia la Península Ibérica pasará por diferentes zonas y ciudades, como Saboya, Montperllier, Provenza... y Barcelona, hospedándose en casa de Salomón ben Adret, con el que le uniría, a partir de entonces, una gran amistad.
Nombrado rabino mayor de Toledo en 1305, fue alto dignatario de su yeshibá (escuela rabínica), lo que le situó en una posición de gran importancia en el mundo hispano-judío; gracias a su saber, estudiantes de diferentes países llegaron a Toledo: de Francia, Alemania, Rusia, Bohemia... Presidente del tribunal rabínico toledano, su prestigio se incrementó con el tiempo, por lo que sus decisiones fueron seguidas en distintas comunidades hispanas y extranjeras: Córdoba, Sevilla, Alcalá, Algeciras, Almadén, Ávila, Burgos, Carrión, Santa Cruz, Escalona, Fez, etc.
Cuando ha-Rosh llega a la aljama toledana ésta se encontraba en plena crisis existencial. Se buscaba un guía espiritual a la muerte del gran moralista, el rabino Yona Guirondí, año 1263. A esto hay que añadir los problemas políticos a los que se vio enfrentada la minoría a finales de siglo xiii, que no fueron fáciles de asumir: en el período de Alfonso X, tras la ejecución del almojarife Don Çag de la Maleha, junto a otros judíos cortesanos, llevaron a la comunidad a una gran desolación; esto iría unido a los problemas dinásticos con los que tendría que enfrentarse Sancho IV, y que influirían en la disminución de los privilegios de la minoría, situación que se agravaría aún más si cabe durante las dos regencias de María de Molina.
De la contratación de Asher ben Yehiel se esperaba que fueran resueltas las crisis internas en las que la minoría se había hundido, en la necesidad de encontrar entre tantas desgracias un verdadero jefe espiritual.
Sin embargo, y a pesar de su prestigio, Asher ben Yehiel encontró diferentes problemas hasta su integración y aceptación en la comunidad: su falta de conocimientos del castellano y del árabe planteó, al parecer, y desde los primeros tiempos, conflictos, al mismo tiempo que el desconocimiento de las formas de vida y costumbres de los judíos en tierras de Castilla.
Era la primera vez, y se cree que la última, que un jefe espiritual de origen askenazí se hace con la dirección de una de las más importantes comunidades judías peninsulares, intentando durante este período una unión del método de estudio sefardí y askenazí.
A pesar de todo, la verdadera integración sólo se realizará con sus hijos, Yaacob y Yehudá. Él, por su parte, contribuyó de forma indiscutible a la codificación de la ley judía (halajá).
A nivel ideológico se oponía, como Salomón ben Adret y otros contemporáneos, a la importancia que se atribuía a la filosofía, y al igual que éstos, Asher ben Yehiel decidió frenar la trascendencia que se le daba a esta materia.
Tras la desaparición de Asher ben Yehiel, sus hijos continuaron su labor. Cabe resaltar el papel que realizaron Yehudá (1270-1349), quien sucedió a su padre en su puesto, redactando también importantes responsas; Yaacob sería el verdadero artífice de la unión entre la tradición sefardí y askenazí; por último, Yehiel, sobre el que prácticamente no se poseen datos, fue juez en la susodicha comunidad de Toledo.
Entre sus escritos cabe destacar Piskei ha-Rosh (también conocido como Halajot ha-Rosh), posiblemente redactado entre 1303 y 1327; en él reunió las dos formas de trabajo, el askenazí y el sefardí. Asher quería llegar al equilibrio entre ellas y dar al estudioso una posible vía, uniendo los dos sistemas analíticos.
En esta obra hay que distinguir dos partes bien diferenciadas: 1. Versículos: bendiciones, el sábado, Bitzá (tratado del Talmud), Meguilá (El libro de Ester), Rosh ha-Shaná (Año Nuevo), Sucot (La fiesta de las Cabañas), ayunos, enfermos... 2. Halajot (leyes): el orden de las halajot de Pesaj (conmemoración de la salida de Egipto), normas dietéticas, etc.
Responsa de ha-Rosh, la primera parte, es el resultado de su período alemán y la segunda corresponde a su mandato toledano; esta recopilación fue estructurada en su mayor parte por su hijo Yaacob y terminada por un alumno suyo cuyo nombre se desconoce, aproximadamente a finales de 1329. Las Responsas son importantísimas, ya que proporcionan una visión de la vida cotidiana, religiosidad, costumbres, problemas relativos a la herencia, etc., a los que tuvieron que enfrentarse los judíos alemanes y españoles, teniendo como base las leyes rabínicas.
En Orhot hayim trata la conducta moral y la religiosidad que todo buen judío debe seguir, haciendo especial hincapié en el sentido de la caridad. En cuanto a Significado del Talmud, sólo se la conoce a través de su hijo Yehudá, que la nombra.
Obras de ~: Piskeiha-Rosh, en A. Fridman, Ha-Rosh. Rabbeinu Asher ben Yehiel ve-saasuav haiav ve-pehulam, Francfort, 1918-1920; Responsa de Asher ben Yehiel, Francfort, 1918-1920; Significado del Talmud citada en Tesuvot de R. Yehudá ben ha- Rosh, Philadelphia, Beit ha-Talmud, 1927, pág. 55; Orchos chayim lehawrawsh or the pathway of eternal life, Tel Aviv, 1970.
Bibl.: S. A., Rabi Asher ben Yehiel, Seelot u Tesuvot ha-Rosh, Venecia, 1607; Teshuvot de R. Yehudá ben ha-Rosh, Filadelfia, Bet Talmud, 1825; A. Fridman, Ha-Rosh. Rabbeinu Asher ben Yehiel ve-saasuav, haiav ve-pehulam, op. cit.; E. E. Urbach, “Sheetol ve-teshuvot ha-Rosh ve-ctevei yad uvedefusim”, en Shenaton ha-Mishpat ha-Ivrit, II (1975), págs. 1-153; Baalei ha tosafot, Jerusalén, Hebrew University, 1980; Ha-Rosh Ravenu Asher ben Yehiel ve-saasuav, haiav ve-pehulam, Jerusalén, Mosad ha-Rab Kook, 1986; Ascher ben Jechiel: sein leber un wirken, Francfort, David Doller, 1918; R. Amran, “La situación social y moral de la comunidad judía toledana en tiempos de Asher ben Yehiel”, en Hispania Sacra, 40 (1988), págs. 1007-1013; “Un estudiante ruso en la yeshibá de Toledo en tiempos de Asher ben Yehiel”, en Anuario de Estudios Medievales, 20 (1990), págs. 9-13; A. Sáenz- Badillos, Literatura hebrea en la España medieval, Madrid, Fundación Amigos de Sefarad-Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1991, págs. 225-226; I. M. Ta-Shma, “Rabbenu Asher and his son R. Y a’acob B’al ha-turom- Between Ashkenaz and Sepharad”, en Peamim, 46-47 (1991), págs. 75-96; D. Rilchter, Die Responsen des Rabbi Ascher Jechiel (Rosch), Zurich, Schultess Polygraphister Verly, 1992; I. S. Yudlov, Sheelot ve- Teshuvot le rabenu Asher ben Yehiel, Jerusalén, Mahón Yerushalaim, 1994 (ed. rev.); J. Wesberg, On the political thought of Rabbi Asher be Yehiel: an analysis of the Rosh’s Responsa, Jesuralén, 1998; I. M. Ta-Shma, “Between East and West: Rabbi Asher ben Yehiel and his son Rabbi Ya’acob”, en Studies in Medieval Jewish History and Literature, III (2000), págs. 179-196.
Rica Amran