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Polibio

Biografía

Polibio. Megalópolis (Peloponeso, Grecia), 209-208 a. C. – Grecia, 122 a. C. Historiador griego.

Polibio, en el año 167 a. C., fue llevado a Roma como rehén, después de la batalla de Pidna, en la que el cónsul romano Paulo Emilio venció a Perseo, rey de Macedonia. A partir de esta fecha, la vida de Polibio se vinculó con Roma. Era hijo de Licortas, que había sido hiparco en el año 192 a. C. y estratega entre los años 184 y 182 a. C. Su maestro fue Filopemen, excelente general y hombre de Estado. Polibio recibió excelente formación filosófica y literaria. Había estudiado Música y sentía inclinación por la Geografía y la Medicina. En su obra menciona varios poetas, como a Homero, a Simónides, a Píndaro y a otros, pero ello no implica que tuviera un conocimiento profundo de la literatura griega. Tenía buen conocimiento de los historiadores griegos Herodoto, Tucídides y Jenofonte. Criticó a otros historiadores como a Filarco, a Timeo, a Teopompo y a Éforo. Su concepción historiográfica era la peripatética de Aristóteles, de Teopompo y de Dicearco. Su conocimiento de Aristóteles no debió ser profundo.

En el año 181 a. C. había sido embajador ante Ptolomeo V Epifanes, con su padre y con Arato, hijo de Arato de Sición. Polibio fue nombrado miembro de la Liga aquea en al año 170 a. C., sin tener la edad requerida. La Liga aquea envió una embajada al cónsul Q. Marcio Filipo en la que iba Polibio, pero ya el cónsul estaba en Macedonia y la embajada llegó tarde.

En el año 150 a. C., Polibio quedó libre en Roma, a propuesta de P. Cornelio Escipión Emiliano y de Catón. Polibio gozó de libertad de movimientos en Roma, pues fue maestro de Escipión Emiliano. En al año 150 a. C. volvió a Grecia. Durante la Segunda Guerra Púnica actuó como experto militar. Asistió a la destrucción de Cartago en el año 146 a. C., y, ese mismo año, al incendio y saqueo de Corinto. Volvió a Roma. El Senado le encargó conciliar a los vencedores y a los vencidos. Hacia el año 140 a. C. visitó Alejandría y, quizás después, Rodas.

Polibio pasa a la posteridad por sus Historias. No se conserva nada de otros tratados. Escribió una monografía de tres libros sobre el estratega Filopemen, fuente para la Vida de Filopemen de Plutarco. Cicerón menciona una Guerra de Numancia, hoy perdida.

Esta obra pudo ser seguida en la Historia de Iberia de Apiano.

Las Historias tenían cuarenta libros, de los que sólo han llegado los cinco primeros. Extensos fragmentos se conservan de los libros VI al XVIII. A partir del libro XVIII sólo han llegado pequeños fragmentos procedentes de los florilegios encargados por Constantino Porfirogenete. Polibio historia los sucesos comprendidos entre la Primera Guerra Púnica, 265 a. C., y la destrucción de Corinto en al año 146 a. C., que fue el final de la Tercera Guerra Púnica.

Polibio, en realidad, se propuso escribir la historia desde el 220 a. C., comienzo de la Segunda Guerra Púnica, hasta el 168 a. C., fecha de la batalla de Pidna. Los dos primeros libros son una introducción.

Narra los acontecimientos desde el 265 a. C. al 220 a. C. El tema central de las Historias de Polibio es la Segunda Guerra Púnica. El libro III se consagra a la invasión de Italia por Aníbal, hasta la derrota de Cannas en el 216 a. C. En los libros IV y V describe los acontecimientos en Grecia y Asia. La situación para Roma era muy delicada por una posible alianza entre Cartago y Filipo V de Macedonia, como indica Polibio.

En el libro VI, Polibio cuenta cómo la virtud romana se sobrepuso. En opinión de Polibio, la excelencia de la constitución romana fue la causa de la dominación romana de Italia, de Sicilia, de los iberos y de los galos. Los libros VII-XV tratan de la recuperación romana. Termina la narración histórica con la batalla de Zama, que puso fin al peligro cartaginés.

Se describen las conquistas de Italia, Sicilia, Iberia y la Galia. El libro XVI se dedica a la segunda guerra macedónica entre Filipo V y Roma, entre los años 200 y 197 a. C. En el libro XVIII se describe el final de la guerra. Los libros XV al XXV debieron consagrarse a las guerras contra Antíoco III, entre los años 192 y 187 a. C. Los libros XVII al XXIX tratan de la tercera guerra macedónica, que terminó con la batalla de Pidna. En el libro XXX se narra el triunfo celebrado en Grecia por Paulo Emilio. Roma había salido victoriosa en Occidente contra Cartago, y en Oriente contra Perseo.

Polibio amplió las Historias hasta el año 168 a. C.

añadiendo otros libros, hasta el XL. En muchas acciones participó el historiador directamente y en otras fue testigo. Roma se convirtió en dueña absoluta del mundo. Estos libros se encuentran muy fragmentados.

Los quince primeros libros los debió de escribir Polibio antes del año 146 a. C., y los restantes después de esta fecha.

En la historiografía de la Antigüedad, Polibio ocupa un lugar de primer orden, por su concepción de la historia y por su manera de interpretarla. Desde el principio de su obra dejó bien claro el objeto de su estudio, que es, única y exclusivamente, según sus propias palabras (III, 4), escribir cómo, cuándo y por qué todas las partes del mundo conocido habitado cayeron bajo la dominación romana. Las tres categorías no se encuentran en el mismo plano. La causa trasciende a las dos primeras. La causa se relaciona con la dimensión del comienzo y del pretexto. Queda ello muy claro al analizar en el libro III las causas aducidas por algunos historiadores de la Segunda Guerra Púnica. La primera causa que aducen es el sitio de Sagunto, y la segunda, el paso del Ebro por los cartagineses.

Estos dos acontecimientos son los comienzos, pero no las causas de la guerra, en opinión de Polibio. Para el historiador griego, los inicios son los primeros intentos y la realización de acciones ya planeadas.

Causas son los antecedentes que conducen a los juicios y opiniones. La concepción historiográfica de Polibio se muestra teñida de una gran dosis de intelectualismo.

Polibio no sólo descubre el cuándo y el cómo, sino que interpreta las categorías formales de pensamiento. Polibio concede especial importancia en las Historias a las constituciones políticas. El primer aspecto que analiza es la constitución. El segundo, la constitución política, en la que se analiza su origen, perfección, evolución y composición. Polibio considera como causa suprema, tanto del éxito como del fracaso, la estructura política, pues de ella surgen todas las intenciones y proyectos de los actos (VI, 8-10). Polibio es bien explícito entre causalidad y constitución política. Roma se recuperó después del desastre de Cannas debido a la constitución romana.

Las costumbres y las leyes son los fundamentos de toda constitución. Si las costumbres y las leyes son acertadas, la constitución será acertada, y los hombres, rectos. En opinión de Polibio, una constitución como la romana era casi perfecta, porque Escipión proyectó en la realidad histórica sus virtudes. Ello se deduce de que Cartago derrotó a Roma hasta la llegada de Escipión.

Polibio dedica el libro VI a analizar el origen, la composición y la evolución de la constitución política.

Describe en este libro la constitución política romana.

Las constituciones originarias eran la realeza, la aristocracia y la democracia. Estas constituciones, para Polibio, no son las mejores y más perfectas. La constitución perfecta sale del sincretismo de las tres.

Estas tres no son las constituciones únicas, ya que, también, unas constituciones degeneradas son la tiranía, la oligarquía y la oclocracia. Las tres primeras constituciones se corresponden a las tres segundas.

Polibio también examina otra constitución: la Monarquía. El varón que destaca por su valor y fortaleza se convierte en jefe. Piensa Polibio que la Monarquía fue el primer sistema que se estableció.

Polibio, a lo largo de sus Historias, menciona la historia pragmática. En IX, I, 3, se citan los tres tipos de narraciones históricas: uno, tratar la genealogía; el segundo, la fundación de colonias, y el tercero, las acciones de los pueblos, de los estados y de los políticos.

Polibio se fija en el tercero. El historiador entiende por historia pragmática la narración de las acciones que han hecho los pueblos y los dirigentes. La historia es útil al enseñar la actuación de los estados y de los personajes históricos. Polibio interpreta la interacción entre el agente histórico y su realización. Entiende por historiografía pragmática la narración de los hechos políticos y militares encuadrados en la triple dimensión de modo, tiempo y causa.

En la concepción historiográfica de Polibio, la Fortuna desempeña un papel importante, lo que, aparentemente, es sorprendente. Tres son las principales interpretaciones propuestas: la Fortuna es determinante del destino humano. Para Polibio, la Fortuna sólo sería una expresión de lo contingente y desconocido. La tercera interpretación se apoya en el libro XXXV, 17, en el que se afirma que debe atribuirse a la Fortuna y a la Divinidad, lo que queda fuera de la previsión humana.

Es posible una cuarta interpretación. La Fortuna sustituye la imposibilidad racional del hombre.

La noción de Fortuna sólo cobra sentido en una concepción intelectualista de la historia.

Las fuentes de sus Historias son difíciles de conocer.

Con seguridad, consultó archivos, documentos oficiales y escritos literarios. Un párrafo del libro XII, 25e, es muy significativo sobre la manera de proceder de Polibio: la historia pragmática comprende tres elementos. El primero es la información dada por las fuentes escritas y su yuxtaposición. El segundo es la visita a los países y ciudades, para conocer las peculiaridades de cada uno de ellos. El tercero se aplica a la actividad política. En los dos primeros libros, utilizó fuentes literarias. Probablemente, las Memorias de Arato de Sición, fundador de la Confederación aquea, así como la Historia de Grecia y Asia de Filarco, que historiaba los acontecimientos entre los años 272 y 220 a. C. También leyó a Fabio Píctor, entre los romanos, y a Filino de Agrigento, que era filocartaginés.

Igualmente utilizó a Timeo y a Éforo, de quien recibió el concepto de historia universal. Para los acontecimientos de la Segunda Guerra Púnica, las fuentes serían Fabio Píctor y L. Cincio Alimento, historiador de Roma desde sus orígenes. Debió de consultar a Sósilo de Lacedemonia, que acompañó a Aníbal y celebró las hazañas de Aníbal en siete libros. También, quizás, Sileno de Caleakte, testigo de las hazañas de Aníbal, pudo ser leído por Polibio. La historia romana desde sus orígenes hasta el año 189 a. C. es de suponer que fue manejada por el historiador griego, así como A. Postumio Albino, que redactó una historia.

Polibio criticó las fuentes que consultó y nunca las yuxtapone. El historiador utilizó los tratados que se grababan en placas de bronce. Polibio menciona estos tratados. Seguramente consultó los Annales Maximi del pontífice Máximo. Examinó, probablemente, los archivos privados de los Escipiones. También pudo conocer los archivos de los aqueos. Más dudoso es que consultase los archivos de los rodios y los del Senado romano.

Polibio distingue en sus Historias, historia universal e historia particular. Es más útil, en su opinión, la historia universal. Critica a los historiadores locales, Polibio puntualiza que antes del año 220 a. C., los acontecimientos eran desligados. Las guerras de Occidente no repercutían en las de Oriente. Señala Polibio que los acontecimientos históricos se concatenaban unos con otros. La Primera Guerra Púnica obedece a la conquista de Italia por Roma. Esta conquista originó la guerra de los mercenarios en Cartago. Esta contienda animó a Roma a conquistar Cerdeña, conquista que encendió el odio entre Roma y Cartago.

Los acontecimientos de un período determinado dependen de dos factores: de la Fortuna y de Roma, dotada de una excelente constitución histórica, y con hombres llenos de proyectos.

En las Historias, los individuos aparecen como causas que determinan el acontecer histórico, como Aníbal, Filipo V, Perseo, Cleómenes, Filopemen, etc. El estudio de los personajes históricos en Polibio implica el estudio de sus operaciones mentales, que terminan en fracaso o en éxito.

El estilo de Polibio lo juzgaba Dionisio de Halicarnaso, monótono e insípido. Nadie terminaba la lectura de las Historias. El propio Polibio reconoce que su obra adolece de cierta austeridad. Las Historias son una reacción contra la historiografía dramática y retórica, derivadas de la escuela de Sócrates. Criticó la obra histórica de Timeo, de Filarco y de Teopompo.

Polibio no rechazó el empleo de discursos, aunque limita su incorporación a la historia, porque el historiador no debe presumir en su obra de orador. La lengua de Polibio es el ático.

Para la historia de Iberia, las Historias de Polibio son fuentes de primer orden, como para el famoso Tratado del Ebro de 226 a. C., cuya ruptura estuvo en la causa de la Segunda Guerra Púnica. Describió bien el historiador griego la política seguida por Asdrúbal en su trato con los iberos. Examinó Polibio las guerras con los indígenas en Iberia. Se extendió en analizar las causas de la Segunda Guerra Púnica. Narró las primeras actuaciones de los hermanos Escipiones en Iberia para cortar las bases de sustentación del ejército expedicionario capitaneado por Aníbal, que invadió Italia. Prestó atención a la conquista de Sagunto, cuya topografía describe bien, así como la de Cartagena por Escipión, cuya topografía describe, y la traición de Indíbil y Mandonio, que se pasaron al bando cartaginés.

Contó los acontecimientos que siguieron a la caída de Cartagena en manos de los romanos. Se detuvo en su narración en los últimos acontecimientos, que motivaron la expulsión de los cartagineses de Iberia, en el año 206 a. C. Describió la campaña de P.

Cornelio Escipión contra Indíbil y Mandonio. No se olvidó Polibio de señalar la importante participación de la caballería hispana en la batalla de los Grandes Campos de Medscherda, 203 a. C. También recuerda que en la batalla de Zama, 201 a. C., figuran algunos soldados de Baleares junto a Aníbal. Polibio se ocupó, igualmente, del comienzo de la guerra celtibérica (154-133 a. C.), que él presenció, y de la actuación de Marcelo con los celtíberos en al año 152 a. C., de los preparativos de Lúculo para la guerra, 152-151 a. C.

Es una desgracia para el conocimiento de la Hispania antigua, la pérdida de la Historia de la guerra numantina que escribió Polibio. Apiano, la principal fuente sobre ella, debe seguir esta obra. Probablemente, la descripción de las guerras lusitanas (135-136 a. C.) tienen por fuente principal a Polibio. No se conserva ningún fragmento de Polibio sobre ellas.

Polibio visitó las minas de plomo argentífero de Cartagena, las más importantes de todo el mundo antiguo.

Describió el procedimiento de extracción del mineral y su rendimiento a Roma. Estrabón resumió su descripción en su Geografía. En el libro XXXIV, Polibio dejó una descripción de la riqueza de Lusitania y del precio de sus principales productos.

 

Bibl.: F. W. Walbank, A historial comentary on Polibius, Oxford, University Press, 1957, 1967 y 1979; A. Díaz Tejera, Polibio. Historias I (caps. 1-31), Madrid, Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1972; M. Balasch, Polibio. Historias. Libros I-IV, Madrid, Gredos, 1981; Polibio. Historias. Libros V-XV, Madrid, Gredos, 1981; Polibio. Historias. Libros XVI-XXXIX, Madrid, Gredos, 1983; J. Mangas y D. Plácido, La Península Ibérica prerromana de Eforo a Eustacio, Madrid, Fundación de Estudios Romanos, 1999, págs. 531-548.

 

José María Blázquez

 

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