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Mandonio

Biografía

Mandonio. Lérida (antes Ilerda) o Vic (antes Ausa) (Barcelona), c. 250 a. C. – Valle del Ebro, 205 a. C. Caudillo ibérico.

Caudillo y rey ibero, que, junto a Indíbil, luchó durante la Segunda Guerra Púnica a favor y en contra de cartagineses y romanos (218-205 a. C.). Según Polibio (X, 18, 7, y XI, 29, 3), era hermano de Indíbil, rey de los ilergetes, pero es más probable que estuviera casado con su hermana (Polibio, X, 18, 7), como sería habitual entre elites regias, por lo que eran parientes cercanos.

Indíbil era rey de los ilergetes, pueblo ibérico establecido entre los Pirineos, el Ebro, el Segre y el Gállego, que constituían la ciudad-estado más fuerte al norte del Ebro con su capital en Ilerda (Lérida). Pero no se sabe si Mandonio era ilergete o rey de los ausetanos (de la comarca de Ausa, Vic, Barcelona) o de los iliergavones (de la zona del Bajo Ebro), siendo probable que se trate de un régulo local, emparentado con Indíbil y aliado suyo. Mandonio e Indíbil constituyen una pareja de guerreros que, además de parientes y amigos, actúan casi como una diarquía, institución frecuente entre guerreros indoeuropeos. Su nombre deriva de mandos, “mulo” en Celta, que tiene paralelos por Iliria, Germania, Bélgica, Galia, Galia Cisalpina (Norte de Italia) y en Hispania, en Barcelona (CIL, II, 6147) y en Huelva, lo que confirma su carácter celta, probablemente originario de gentes llegadas con la Cultura de los Campos de Urnas a las zonas interiores y meridionales de Cataluña.

Mandonio aparece junto con Indíbil como aliado de los cartagineses en su lucha contra Roma y, según Polibio, eran los jefes más poderosos de Hispania. El 218 a. C. Publio y Cneo Escipión desembarcaron en Ampurias (Gerona) con dos legiones para contrarrestar el ataque de Aníbal en Italia, y Cneo Escipión derrotó y capturó en la batalla de Cissa (Tarragona) al general púnico Hanón y a Indíbil, jefe de los aliados ilergetes. Al año siguiente, el 217 a. C., Mandonio e Indíbil, que había recuperado la libertad, atacaron a los aliados de Roma, cosetanos, layetanos e indigetes, pueblos costeros de Gerona, Barcelona y Tarragona, y Asdrúbal, que acudió a socorrerles, resultó vencido por un ejército celtibérico aliado de los romanos. En consecuencia, los pueblos del norte del Ebro que aún eran fieles a Cartago se pasaron a Roma y no hay noticias de Mandonio durante unos años.

El 212 a. C., Indíbil aparece de nuevo con siete mil suesetanos frente a Publio Escipión en la campaña de la Bética, en la que Asdrúbal Giscón venció y dio muerte a ambos Escipiones. Probablemente entonces recuperaron el poder que habían perdido sobre sus territorios. Pero Asdrúbal exigió a Indíbil una gran suma de plata y tomó a sus hijas y a la mujer de Mandonio como rehenes (Polibio, IX, 11, y X, 35), trasladándolas a Cartago Nova para asegurar su fidelidad, lo que acarreó un cambio de alianzas.

En 209 a. C. Publio Cornelio Escipión el Africano vino a Hispania para vengar a su padre y su tío y, con un hábil golpe de mano, se apoderó de Cartago Nova (Polibio, X, 7, 6). En ella encontró los rehenes que tenían en custodia los púnicos, entre los que estaba la mujer de Mandonio, hermana de Indíbil, una “dama de edad avanzada, de rostro venerable y majestuoso” (Polibio, X, 18), que dos veces realizó la proskynesis arrodillándose ante Escipión para pedirle que respetara la dignidad de las mujeres rehenes mejor de lo que lo habían hecho los cartagineses. Escipión así lo hizo y su continencia le dio gran fama y le granjeó la amistad de numerosos pueblos y reyezuelos hispanos, gracias a una política de atracción de las poblaciones indígenas al dejar en libertad a muchos rehenes de los púnicos para que sus parientes establecieran alianzas con Roma, política de la que se benefició la esposa de Mandonio y las hijas de Indíbil.

Indíbil y Mandonio esperaron una ocasión propicia para abandonar a Asdrúbal y pasarse a los romanos.

Una noche de repente abandonaron el campamento cartaginés, deserción seguida por otros aliados, y se ofrecieron a Escipión, al que reconocieron como Rey, efectuando ante él la genuflexión ritual. Escipión les devolvió a sus familares, firmaron un tratado comprometiéndose a seguir a los romanos y establecieron su campamento junto al de Escipión para combatir contra Asdrúbal (Polibio, X, 38). En consecuencia, el 208 a. C., Indíbil y Mandonio, los más fieles aliados de los púnicos y los reyes más poderosos de Hispania, junto a Edecón, rey de los edetanos, pasaron a ser aliados de Roma, tras romper con los cartagineses, alianza que permitió la victoria de Baécula el 208 a. C.

El año 206 a. C., una repentina enfermedad de Escipión hizo circular el rumor de su muerte e Indíbil y Mandonio, que consideraban el pacto establecido como personal, insatisfechos con las recompensas recibidas y para liberarse del dominio de Roma, iniciaron una revuelta general aprovechando la sublevación de las tropas romanas acampadas junto al Júcar, descontentas por no volver a casa y por falta del pago de su soldada. Escipión sofocó la revuelta de las tropas amotinada, pagó las soldadas y marchó contra Indíbil y Mandonio, que se habían retirado a sus territorios esperando acontecimientos al saber que estaba vivo. Temiendo el castigo, reunieron veinte mil infantes y dos mil quinientos jinetes junto a los sedetanos (del valle del Ebro). Escipión llegó en diez días al Ebro y en cuatro más hasta la Lacetania (Livio, XXVIII, 26, 7), entre el Alto Llobregat y el Segre.

Establecida la batalla, fueron derrotados y puestos en fuga. Indíbil envió a Mandonio a presentarse a Escipión y pedir clemencia, lo que hizo abrazado a sus rodillas. Escipión les reprochó que sus delitos merecían la muerte, pero les perdonó, dejándoles libres y con sus armas para que pudieran “escoger entre la amistad o el odio de los romanos”, imponiéndoles sólo un tributo para pagar a los soldados (Tito Livio, XXVIII, 31-34).

La política de clemencia de Escipión no surtió efecto, pues al año siguiente, el 205 a. C., mientras Escipión en Italia preparaba la guerra en África, los ilergetes se sublevaron de nuevo junto a los ausetanos y otras tribus ibéricas contra los procónsules L. Léntulo y L. Manlio, reuniendo un ejército de treinta mil infantes y cuatro jinetes en territorio sedetano. Establecido el combate, Indíbil descabalgó, luchó pie a tierra y finalmente fue herido y muerto, sucumbiendo igualmente cuantos estaban a su alrededor.

Tras la total derrota y la fuga, Mandonio, según relata Tito Livio (XXVIII, 29, 3), convocó un consejo.

Éste le acusó de instigador de la revuelta y decidió la entrega de las armas y ofrecer la sumisión. Los romanos contestaron que sólo la aceptarían si les entregaban vivos a Mandonio y los instigadores de la guerra.

En consecuencia, Mandonio y los demás príncipes fueron hechos prisioneros y crucificados. La paz se restableció en Hispania, fijándose ese año un estipendio doble y el pago de trigo para seis meses, túnicas y togas para el ejército, al tiempo que se recibieron rehenes de cerca de treinta pueblos (Tito Livio, XXIX, 1-3), con lo que concluyó la oposición a Roma al Norte del Ebro.

 

Bibl.: Polibio, Historia, X, 18, 7; X, 35-38; XI, 29, 2; Tito Livio, Ab Urbe condita, XXII, 21, 3; XXVI, 49, 11; XXVII, 17, 3; XXVIII, 24-26 y 31-34; XXIX, 3, 1-5; Dión Casio, Historia Romana, XVI, 42 frag.; Silio Itálico, Punica, III, 376; Zonaras, IX, 10; Münzer, “Mandonius”, en Real-Encyclopädie der classischen Altertumswissenschaft, vol. XVI, 1, Stuttgart, 1928, col. 1025-1026; M. Guallar Pérez, Indíbil y Mandonio. Historia de los caudillos ilergetas sacada de los textos clásicos, Lérida, Institut d’Estudis Ilerdencs, 1956; M. L. Albertos, La onomástica personal primitiva de Hispania tarraconense y bética, Salamanca, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Instituto Antonio de Lebrija, 1966, pág. 146; J. M.ª Blázquez, España Romana, Madrid, Cátedra, 1996, págs. 13-20.

 

Martín Almagro Gorbea

 

 

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