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Rafael Pérez Rubio

Biografía

Pérez Rubio, Rafael. Córdoba, 14.IV.1796 – ?, s. xix. Ministro.

Hijo de los vecinos de Córdoba Gabriel Pérez Luque y María Rubio Molina, que, siguiendo los pasos paternos (militar que hizo carrera en las Reales Caballerías de Córdoba, alcanzando en 1809 el grado de teniente coronel), en agosto de 1808 ingresó como cadete en el Regimiento de Caballería de Alcántara.

En julio de 1809 le fue concedida una licencia para ser instruido por su progenitor. Pues bien, superando el plazo otorgado de dos años, se mantuvo en esa situación durante la ocupación francesa de Córdoba, iniciada en enero de 1810. Por eso, cuando ésta terminó en el verano de 1812, se entabló un juicio de purificación para examinar la conducta seguida por Rafael Pérez durante la Guerra de la Independencia.

Fallado favorablemente a finales de 1817, en el verano siguiente fue habilitado en el empleo de alférez y destinado al Regimiento de Caballería del Algarve.

En enero 1820, hallándose destacado con este Regimiento en Puerto Real (Cádiz), lo abandonó para incorporarse en San Fernando (Cádiz) a las tropas del ejército sublevado a favor de la Constitución gaditana al mando del mariscal de campo Antonio Quiroga. Después de participar en la acción para conquistar Cádiz, se sumó a la columna expedicionaria del teniente coronel Rafael Riego, siendo apresado a finales de febrero en Málaga. Al mes siguiente, una vez restablecido ese Código, fue promovido al grado de teniente y destinado al Regimiento de Caballería de la Costa de Granada. Prestando aquí sus servicios a lo largo del trienio liberal entonces iniciado, se significó en las acciones contra los realistas de los campos de Beniel (Murcia) en julio de 1822 y de Valencia durante los sitios que sufrió en abril y mayo de 1823. Ya desde julio como ayudante de dos escuadrones del Regimiento, enfrentándose a las tropas de los Cien Mil Hijos de San Luis, siguió el movimiento de su fuerza de caballería hasta que, con la restauración del absolutismo, a finales de año se procedió a su extinción.

Dada la trayectoria de Rafael Pérez estrechamente vinculada al liberalismo, la implacable represión que acompañó al segundo retorno a la Monarquía tradicional no pudo por menos de afectarle. Así, declarado en situación de licencia indefinida a la desaparición de ese Regimiento, en septiembre de 1825 fue expulsado del Ejército “como indigno de continuar en él”. Tuvo que esperar en su residencia de Málaga a que la amnistía de octubre de 1832, promovida con el tímido aperturismo de la recta final de la Monarquía fernandina, le revalidara en el empleo de teniente, perpetuándose sin embargo, en la licencia ilimitada.

Ésta se convirtió en definitiva en noviembre de 1834, cuando Rafael Pérez dejó la carrera militar.

Carrera que, finalmente, en diciembre de 1837 sería resarcida de la postración sufrida, cerrándose con el grado de capitán.

A la par de darse de baja en el Ejército, que correspondía ya al tiempo de la Monarquía constitucional abierto bajo la Regencia de María Cristina con el Estatuto Real, Rafael Pérez ingresó en la carrera administrativa, primero, desde noviembre de 1834 como administrador depositario de Rentas del partido de Antequera (Málaga) y, después, desde enero de 1835 como contador de Rentas del partido de Sigüenza (Guadalajara). Con el restablecimiento provisional en agosto de 1836 del Código político gaditano y el proceso constituyente inmediatamente inaugurado, esta carrera sufrió un cambio y un impulso más que notable, mostrándose su clara inclinación por el liberalismo progresista. Así, dejando la órbita del Ministerio de Hacienda pasó al de la Gobernación, en donde ascendería de manera fulminante: el punto de partida fueron los nombramientos de jefe político, de Alicante en octubre de 1836, de Barcelona en enero de 1837 y de Madrid en agosto; y, acto seguido, el 1 de octubre la dirección del Ministerio.

En efecto, con la remodelación total que, a consecuencia de la expedición real carlista, se produjo ese día en el Gabinete presidido por Eusebio Bardají y Azara, entró Rafael Pérez, sustituyendo a Diego Antonio González Alonso, como titular de cartera de Gobernación. Al frente de esta responsabilidad tuvo como cometido fundamental, heredado de éste y del predecesor en el cargo del ejecutivo de José María Calatrava, Pedro Antonio Acuña, la conclusión de los primeros comicios legislativos bajo la nueva normativa electoral de 20 de julio, complementaria de la Constitución promulgada el 18 del mes anterior.

Pues bien, establecidas las pautas fundamentales e iniciado ya el proceso electoral, Rafael Pérez simplemente se encargó de supervisar el escrutinio general, efectuado el 4 de octubre, y transmitir los resultados claramente adversos para los progresistas, debido, entre otras razones, al comportamiento imparcial de las autoridades y a la mejor organización de los moderados.

Parece que, al poco del triunfo de éstos, Rafael Pérez comenzó a elevar instancias a la Reina Gobernadora presentando la dimisión por causa de “su quebrantada salud”. Renuncia que, finalmente, el 25 de noviembre le fue admitida, siendo reemplazado interinamente en la jefatura del Ministerio por el titular de Marina, Comercio y Gobernación de Ultramar, Francisco Javier Ulloa Ramírez de Laredo. A partir de aquí, se produjo tal declive en la carrera políticoadministrativa de Rafael Pérez que se puede decir que desapareció de la escena pública. Sólo se incorporó en febrero de 1839 a la comisión creada en diciembre del año anterior para examinar el estado de la administración general de Cuba y Puerto Rico.

Concluido este cometido, y sin otra ocupación conocida, Rafael Pérez sostuvo desde entonces una auténtica lucha por mantener el haber anual máximo de 40.000 reales asignado en enero de 1838, que en marzo de 1844 le fue revisado, reduciéndoselo a 25.000 reales por considerar que no contaba con los pertinentes años de servicio. A pesar de las representaciones elevadas a las distintas instancias que podían influir en su demanda, Rafael Pérez se mantuvo en esa liquidación a la baja hasta 1851. Fue en este año cuando consiguió, primero, en octubre el incremento del haber a 30.000 reales y, después, en diciembre el mejor aval para sus pretensiones, el nombramiento como caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, que implicaba el reconocimiento mínimo de veinticinco años de servicio efectivo. De acuerdo con ello, el Consejo de Estado en julio de 1852 falló a favor de Rafael Pérez, acordando que se le abonara una pensión anual de 40.000 reales.

 

Bibl: J. I. Cases Méndez, “La elección de 22 de septiembre de 1837”, en Revista de Estudios Políticos, 22 (1977), págs. 167- 215; C. Marichal, La revolución liberal y los primeros partidos políticos en España, 1834-1844, Madrid, Ediciones Cátedra, 1980; A. Gil Novales, Diccionario biográfico del Trienio Liberal, Madrid, Ediciones El Museo Universal, 1991, pág. 156; M. Risques Corbella, El Govern Civil de Barcelona al segle xix, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1995.

 

Javier Pérez Núñez