Francia, Blanca de. Jaffa (Israel), 1253 – Francia, 1323. Esposa de Fernando de la Cerda.
Hija de Luis IX de Francia y de la reina Margarita, nació a principios de 1253 en Tierra Santa, durante la cruzada de su padre, el Rey.
Según las crónicas, el progenitor hubiera deseado que se consagrara a la vida contemplativa en el monasterio del Císter de Maubuisson; pero Blanca manifestó no estar interesada en elegir este camino, llegando a pedir, probablemente a través de su confesor, y a obtener del pontífice Urbano IV, con los once años todavía por cumplir, el privilegio de anular los votos si la hubieran ingresado en convento.
Su padre, Luis IX, no contravino su voluntad y eligió para ella la vida marital. Entró así en los planes paternos el fortalecimiento de las relaciones con el reino de Castilla mediante una alianza matrimonial entre Blanca y Fernando de la Cerda, primogénito de Alfonso X y heredero del trono castellano. Las negociaciones oficiales empezaron en 1266. El 10 de mayo en una carta Alfonso X otorgó los poderes a frey Juan Martínez, obispo electo de Cádiz y al caballero Enrique el Toscano y el 12 de mayo Fernando hizo lo mismo. Las capitulaciones matrimoniales se firmaron en Saint Germain-en-Laye el 28 de septiembre de aquel año. Luis IX daba a su hija en concepto de maritagium 10.000 libras turonesas. Los enlaces se celebraron tres años más tarde, en 1269, teniendo Fernando catorce años y Blanca casi diecisiete: en Toledo el 13 de julio Fernando tomó a Blanca por esposa, representada ésta por el maestre Guillermo de Chatelleraut, oficiándose en Burgos la bendición nupcial con Blanca presente el día 30 de noviembre de aquel año.
En julio de 1275, sólo seis años después de su boda, enfermó Fernando mortalmente en Villa Real. Su muerte provocó una crisis en la Corte con motivo de la sucesión al trono castellano. Alfonso intentó solucionarla convocando las Cortes en Burgos en la primavera de 1276. En la crisis intervino también Felipe III de Francia, hermano de Blanca, que defendió la herencia regia de los hijos de Fernando y Blanca, los infantes de la Cerda, o al menos que les permitiese salir, con su madre, con destino a Francia. Alfonso X rechazó esta última posibilidad.
En Burgos en 1277 se convocaron otra vez Cortes, pero tampoco entonces el problema encontró solución.
La tensión volvió a crecer tanto en la Corte como en el seno de la Familia Real, y a principios de 1278 la esposa de Alfonso X, Violante de Aragón, al momento partidaria de los infantes, huyó a Aragón, llevándose consigo a la Corte de su hermano Pedro III a Blanca, su nuera, y a los niños, Alfonso y Fernando.
Violante regresó luego a Castilla mientras Blanca pasó a Francia a la Corte de su hermano el rey Felipe III, desde donde se interesó por la suerte de sus hijos, cautivos en Játiva (reino de Aragón).
En los últimos años de su existencia cuidó de la memoria de su padre, ya canonizado, encargó la realización de un ciclo de frescos sobre su vida en la iglesia de las clarisas de Les Cordelières de L’Ourcine (París) y pidió a su confesor Guillermo de Saint-Pathus que escribiese la biografía de su progenitor.
Bibl.: G. Daumet, Memoire sur les relations de la France et de la Castille, Paris, Fontemoing, 1913 [trad. española en Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, 9 (1984), págs. 157-285]; A. Ballesteros Beretta, Alfonso X, Barcelona, Salvat, 1963; J. F. O’Callaghan, The Learned King: The Reign of Alfonso X of Castile, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1993 [trad. española: Alfonso X, Sevilla, Universidad, 1999, 2.ª ed.]; J. le Goff, Saint Louis, Paris, Éditions Gallimard, 1996; M. González Jiménez, Alfonso X, Barcelona, Ariel, 2004.
Gianluca Pagani
