Gómez de Salazar y Orduña, Federico. Logroño, 2.VIII.1882 – Madrid, 6.VIII.1922. Militar, introductor de la educación física y el deporte en el Ejército y en España.
Era hijo del coronel Federico Gómez de Salazar y de la Vega y de María de los Dolores Orduña Cana. En junio de 1896 obtuvo el ingreso en la Academia de Infantería con tan solo trece años, siguiendo los cursos abreviados exigidos por la necesidad de oficiales para las campañas de Cuba y Filipinas, por lo que terminó sus estudios doce meses más tarde con el empleo de segundo teniente y destino en el Regimiento de Canarias.
En 1899 obtuvo el empleo de primer teniente y continuó destinado en el Regimiento de San Fernando hasta que en 1903 causó alta en la Academia de Infantería como ayudante de profesor.
Muy pronto destacó por ser un gran deportista. Practicó el tiro y la esgrima recibiendo numerosos premios en competiciones nacionales y provinciales. Compaginó el deporte y el estudio, obteniendo, en 1903, la nota de sobresaliente en lengua inglesa en la Escuela Superior de Artes e Industrias.
En la Academia impartió las asignaturas de inglés, tiro, esgrima, ordenanzas, táctica, aritmética y álgebra, y tuvo a su cargo el parque ciclista.
A su ascenso a capitán, en 1906, regresó a la Academia en comisión de servicio y como profesor de inglés y esgrima.
A su llegada a la Academia de Infantería, Gómez de Salazar dedicó sus esfuerzos a organizar los equipos deportivos, comenzando por el de fútbol, que en noviembre de 1906 se enfrentaría al Athlétic Club de Madrid y en los años siguientes al Madrid C.F. y al Español de Madrid.
A partir de 1907 tuvo a su cargo las clases de gimnasia y un año después fue destinado en plantilla a la Academia de Toledo.
Propuesto por el director de la Academia, José Villalba Riquelme, en septiembre de 1910, fue comisionado, en unión del médico militar Federico González Deleito, para permanecer durante dos meses en Suecia y Francia “con objeto de estudiar los métodos de la gimnasia sueca”; este viaje sería prorrogado hasta finales de año.
Al año siguiente, comenzó a asistir a las sesiones de la Comisión de Táctica encargada de la redacción de un reglamento de gimnasia para Infantería, que se aprovecharía de sus amplios conocimientos en la materia.
Mientras el coronel Villalba permaneció como director de la Academia de Infantería, fue un estrecho colaborador en sus proyectos educativos de carácter físico, continuando con su labor al causar baja aquél en 1912.
A partir de 1913, formó parte del tribunal de examen para el ingreso en la Academia en las materias de reconocimiento y gimnasia.
Habiendo proyectado Villalba la creación dentro de la Academia de lo que había pensado llamar Escuela de Gimnasia y Esgrima –antecedente de lo que más tarde sería la Escuela Central de Gimnasia-, en 1913 se tuvo que solicitar la agregación de Gómez de Salazar en comisión a la Academia por haber causado baja en la plantilla de profesorado al haber cumplido el tiempo de permanencia en el Centro. Dicha agregación se mantendría, según su Hoja de Servicios, “hasta consolidar la instrucción gimnástica y poner en completa aptitud de un buen desempeño al que haya de sucederle en dicha enseñanza”. No solo fue entrenador del equipo de fútbol académico, sino también jugador del de béisbol.
En agosto de 1918 obtuvo el empleo de comandante y de nuevo se le agregó al centro “para desempeñar la clase de gimnasia”.
Creada la Escuela Central de Gimnasia en diciembre de 1919, dos meses después fue destinado a la misma como profesor, teniendo a su cargo las asignaturas de gimnasia práctica, descripción de actitudes, estudio crítico del reglamento de gimnasia, pedagogía gimnástica y análisis de los movimientos, además de las clases de boxeo y lucha, y continuando con el desempeño de la instrucción gimnástica de los alumnos de la Academia de Infantería.
En febrero de 1921 se le concedió el título de profesor de gimnasia y en el mes de septiembre de ese mismo año fue destinado al Batallón Expedicionario del Regimiento de Segovia, al que se incorporó en Melilla y con el que muy pronto entró en operaciones.
Tras combatir incansablemente a lo largo de seis meses, en marzo de 1922, embarcó hacia la Península y se incorporó a su destino en la Escuela Central de Gimnasia. El 5 de agosto marchó a Madrid y al día siguiente falleció en el Hospital Militar de Carabanchel de meningoencefalitis.
Obras de ~: Prolegómenos de Derecho para estudio de la Constitución de la Monarquía española, 1919.
Fuentes: Archivo General Militar, sección 1ª, legajo G-2351, exp. 03.
J. L. Isabel