Hernández Laso, Sabino. Villamor de los Escuderos (Zamora), 11.XII.1886 – Madrid, 28.VII.1936. Religioso de la Sociedad Salesianos de Don Bosco (SDB), sacerdote, educador, mártir, beato.
Estuvo tres años en el colegio salesiano de Salamanca y luego pasó al noviciado de Carabanchel Alto (Madrid), donde profesó como salesiano en 1908. En 1916 fue ordenado presbítero en Salamanca, continuando allí un año más. Luego estuvo en Talavera, Salamanca, Baracaldo, Béjar, Madrid-Atocha, Santander y Vigo. A la Comunidad de Estrecho-Madrid llegó en 1935, como profesor de enseñanza elemental.
El colegio de Madrid-Estrecho sufrió distintos ataques incluso antes de julio de 1936, pero el día 19 de este mes fue asaltado. Mientras algunos de los asaltantes cacheaban a los salesianos, otros se dedicaron a registrar la casa en busca de las imaginarias armas y riquezas, hasta que aparecieron dos guardias de Asalto que lograron convencer a los milicianos de que a los salesianos había que detenerlos y llevarlos a la Comisaría del distrito. Allí estuvieron alrededor de cuatro horas y, luego, los trasladaron a la Dirección General de Seguridad, donde, tras interrogarlos nuevamente, fueron puestos en libertad. Una vez en la calle, los salesianos fueron a albergarse en domicilios particulares, señalados de antemano. El colegio había quedado convertido en cuartel de milicias. Sabino fue a un domicilio particular en la calle Fuencarral, n.º 10. Pero el día 28 de julio unos milicianos irrumpieron en el piso y le detuvieron. Fue asesinado a los cuarenta y nueve años.
A la comunidad del colegio de Estrecho de Madrid pertenecieron otros tres salesianos que dieron su vida a causa de la fe en fechas diferentes: Nicolás de la Torre Merino —Béjar (Salamanca), 4.III.1892 – Madrid, 8.VIII.1936—, de cuarenta y cuatro años, coadjutor. Novicio en Sarriá-Barcelona, estuvo en Valencia, La Coruña, Vigo y Madrid. Reconocido como religioso, fue encarcelado y fusilado.
Salvador Fernández Pérez —San Pedro de Creciente (Pontevedra), 29.VII.1870 – Madrid, 18.IX.1936—, de sesenta y seis años. Profesó en Sarriá-Barcelona y allí fue ordenado sacerdote. Muy entusiasta y servicial.
Maltratado, detenido y puesto en libertad, fue reconocido como sacerdote, lo detuvieron y lo fusilaron.
Pío Conde Conde —Portela (Orense), 4.I.1887 – Madrid, 15.III.1937—, sacerdote de cuarenta y nueve años. Hizo el noviciado en Sarriá-Barcelona y estuvo en los colegios de Sarriá, Béjar, Santander —donde fue director—, Vigo y Madrid, comunidad de Estrecho.
Era muy apreciado como confesor. Sufrió muchas vejaciones, incluso antes de julio de 1936, por ser sacerdote.
Asaltado el colegio, detenido y dejado en libertad, unos amigos le acogieron en su casa, en donde estuvo escondido. En octubre, se le procuró refugio diplomático en la embajada de Finlandia, pero ésta fueasaltada el día 3 de diciembre y las personas allí acogidas trasladadas a la cárcel de San Antón. La presión internacional hizo que las autoridades republicanas liberaran a estos detenidos. Pío, al salir, se instaló en una pensión, pero, aún con la identidad de un sobrino suyo, fue detenido de nuevo y llevado a la Comisaría de Estrecho, de donde había partido la denuncia. Por ser mayor de cuarenta y cinco años, se le aplicó la Ley de Evacuación, y se le condujo al Refugio de Evacuados de la calle García de Paredes. Entre el 16 y el 20 de marzo de 1937, fue evacuado a Valencia, para ser juzgado allí, pero lo asesinaron en el viaje.
Otro grupo de religiosos salesianos asesinados en Madrid fue el de la comunidad de la Ronda de Atocha.
A ella pertenecían: Mateo Garolera Masferrer —San Miguel de Oladella (Gerona), 11.XI.1888 – Madrid, 2.X.1936—, coadjutor, de cuarenta y siete años. Entró como empleado doméstico en Sarriá-Barcelona y marchó al noviciado de Carabanchel Alto (Madrid). Piadoso, humilde y fiel a sus deberes.
El 19 de julio de 1936, fue sorprendido con toda la comunidad, por las milicias en el asalto al colegio de Atocha, que fue incendiado. Alineado con otros hermanos cara a la pared, bajo la amenaza de los fusiles, sacó serenamente su rosario y comenzó a rezar. Alguien se lo tachó de imprudencia, pero él replicó: “¿Por qué nos vamos a avergonzar de aparecer lo que somos?”. Uno de los milicianos le instó a que lo tirara, pero él se negó.
“¡Qué importa que me maten! —dijo—, más pronto iré al cielo”. Y siguió rezando. La llegada de los guardias de Asalto procuró la libertad a los salesianos. Mateo se dirigió entonces a la calle Juan Bravo, 32, donde estuvo refugiado durante quince días. Para no causar problemas a sus protectores, se procuró después alojamiento en la calle Santa Isabel, n.º 40, en casa de una cooperadora salesiana. También tuvo que marcharse de allí ante la manifiesta hostilidad de algunos vecinos del inmueble.
En la pensión Loyola le detuvieron el día 1 de octubre de 1936 y lo llevaron a la checa de Fomento. En ella se encontró con los salesianos detenidos en la pensión Nofuentes. Pero la suerte final de Mateo permanece velada.
Fue asesinado el 2 de octubre de 1936.
Emilio Arce Díez —San Martín de Ubierna (Burgos), 31.X.1908 – Casa de Campo (Madrid), 23.VII.1936—, de veintisiete años, coadjutor. Trabajó de sastre en los colegios de La Coruña, Astudillo (Palencia) y Madrid. Fue la primera víctima salesiana de la persecución religiosa en Madrid. Fue arrestado y asesinado el mismo día.
Victoriano Fernández Reinoso —Campos (Orense), 27.I.1913 – Madrid, 23.VII.1936—, de veintitrés años, candidato al sacerdocio, de excelentes cualidades.
Consiguió ponerse a salvo en un primer momento, pero fue descubierto y, finalmente, asesinado.
Juan de Mata Díez —Ubierna (Burgos), 11.II.1903 – Madrid, 1.X.1936—, de treinta y tres años, laico cooperador salesiano. Consiguió escapar y vivir escondido hasta que, en un registro hecho en la pensión donde estaba, fue reconocido como religioso, y fusilado esa misma noche, junto con su hermano Higinio, postulante salesiano.
Francisco José Martín López de Arroyave —Vitoria, 24.IX.1910 – Paracuellos del Jarama (Madrid), 9.XI.1936—, coadjutor, de veintiséis años. Trabajaba con óptimos resultados en el colegio salesiano de Madrid-Atocha cuando se desató la persecución religiosa. Durante los meses de cárcel continuó con las prácticas de piedad y animó a los más decaídos.
Fue fusilado en Paracuellos el 9 de noviembre, junto con otras personas.
Anastasio Garzón González —Madrigal de las Altas Torres (Ávila), 7.IX.1908 – Paracuellos del Jarama (Madrid), 28.XI.1936—, coadjutor, de veintiocho años. Después de completar en San Benigno Canavese (Turín-Italia) su formación técnica y espiritual, se le confió la dirección del taller de mecánica del colegio de Atocha-Madrid. Cuando el asalto al colegio, se refugió primero en casas de antiguos alumnos.
El 27 de julio llegó a la pensión Asturiana, en la calle Abada, n.º 10, donde estaba el sacerdote salesiano Fortunato Sáiz. Allí le detuvieron dos hombres armados, el 7 de septiembre, por ser salesiano. Fue conducido a la Dirección General de Seguridad y recluido en los calabozos, hasta que partió hacia la cárcel Modelo, y luego a la cárcel de San Antón el 16 de noviembre, donde estuvo hasta el día 28 del mismo mes. Salió para la muerte en una de las sacas de presos asesinados en Paracuellos del Jarama, el 28 de noviembre.
Justo Juanes Santos —San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), 31.V.1912 – Paracuellos del Jarama (Madrid), 28.XI.1936—, de veinticuatro años, candidato al sacerdocio. Terminados los estudios, estaba haciendo en Madrid-Atocha su trienio de prácticas.
Se distinguía por su piedad y sencillez. Fue detenido al encontrarle, en un registro, algunos objetos religiosos.
Murió en Paracuellos del Jarama junto con doce religiosos agustinos, que impartieron la absolución a todo el grupo. Ramón Eirín Mayo —La Coruña, 26.VIII.1911 – Paracuellos del Jarama (Madrid), 15.XII.1936—, coadjutor, de veinticinco años. Hizo en Italia un curso de perfeccionamiento profesional y a su regreso se le encomendó la dirección del taller de carpinterosebanistas de Madrid. Escondido, trabajó como enfermero, pero su actitud recogida le delató. Fue arrestado como religioso y ya no regresó.
Todos estos religiosos salesianos fueron beatificados en Roma el 28 de octubre de 2007.
Bibl.: J. L. Bastarrica y J. Mallo, 1936-1939, tres años de historia salesiana, Madrid, E. G. Salesiana, 1970, págs. 73-79; “Mártires Salesianos: Semillas de vida”, Boletín Salesiano, Año CXX, 06 (junio de 2007); P. Marín, Los mártires Salesianos de Madrid, Sevilla, Bilbao y León (1935-1937). Semilla de nueva vida, Madrid, Editorial CCS, 2007; M.ª E. González Rodríguez (ed.), Quiénes son y de dónde vienen. 498 mártires del siglo xx en España, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 228-241; Hablar hoy de martirio y de santidad, Madrid, Conferencia Episcopal Española, Edice, 2007, págs. 145-206; Confer, 28 de octubre de 2007. Beatificación de 462 Religiosos y Religiosas Mártires de España, “Vosotros sois la luz del mundo”, “Folletos Con Él. Testimonio y Testigos”, n.º 282 (octubre de 2007).
María Encarnación González Rodríguez