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Pedro Vélez de Guevara

Biografía

Vélez de Guevara, Pedro. Toledo, 1529 – Sevilla, 17.I.1591. Humanista y jurista.

Nació en Toledo y era uno de los hijos, pero no el primogénito, del Dr. Hernando de Guevara, y por ende sobrino de fray Antonio O.F.M. No se conocen los detalles de sus primeras etapas formativas, pero es indudable que estudió en la Universidad de Salamanca durante la cuarta década de la centuria, figurando en el año académico 1552-1553 como “bachiller en cánones”, así como en los dos cursos siguientes, matizando más claramente en 1554-1555: “don Pedro Vélez de Guevara, bachiller canonista, prior de Sevilla”. Después de una breve estancia en Roma, retornó al Estudio salmantino, donde se le encuentra matriculado en el curso académico 1564-1565 con el grado de bachiller: “don Pedro Vélez de Guevara, natural de Toledo, bachiller canonista, se matriculó a 16 de octubre de 1565”. Todavía mantuvo su presencia en el Estudio salmantino al año siguiente, y el dominico P. Beltrán de Heredia indica que recibió en 1566, por el Estudio universitario de Valladolid, el grado de licenciado en Derecho Canónico, aunque este dato no pudo verificarse.

En 1538 ya era clérigo de la diócesis de Burgos, fundado en los beneficios de Santa María de Magazos, Santiago de Cillero, San Julián de Landrove y San Pedro de Vivero, todos en la provincia de Lugo y diócesis de Mondoñedo. En 1546 desempeñaba el oficio de prior o superior de los eremitorios “en el sacro colegio de la Iglesia de Sevilla”, y las bulas del priorato fueron presentadas por el clérigo valenciano, bachiller Juan de Escayo, quien actuaba como procurador en virtud de poder notarial, otorgado por el titular del oficio con data en Salamanca el 25 de septiembre de 1546. El 9 de septiembre de 1560, obtuvo a su favor unas bulas apostólicas del Papa Pío IV, fechadas el 17 de marzo de ese mismo año, que le concedían la “provision y colación” de “una media ración que en la catedral hispalense tuvo e poseyó Alonso Rodríguez”. Asistió por primera vez al cabildo celebrado el 3 de enero de 1565, por lo que sería muy probable que permaneciese en Salamanca durante esos años precedentes, ejerciendo en el último citado, septiembre-octubre de 1565, el oficio de secretario del concilio provincial Salmantino-compostelano para la aplicación de los decretos tridentinos. Culminada la celebración de esta asamblea eclesial, asumió el oficio de provisor y vicario general del obispado hispalense, en virtud de nombramiento del inquisidor general y arzobispo hispalense, Fernando de Valdés, del que informa al cabildo el 18 de febrero de 1568.

Fue investido de una canonjía en la catedral de Sevilla el 8 de junio de 1569, aunque el fallecimiento del doctoral Fernando Vázquez de Menchaca, ocurrido el 12 de agosto de 1569, dio pie para optar a la provisión de la vacante, renunciando a su canonjía. Asumió las tareas de jurista capitular, como “doctoral” del cabildo catedralicio, con anterioridad al 1 de marzo de 1570. En 1572 asistió al concilio provincial celebrado en la capital andaluza, en representación de su corporación. Aunque estuvo ausente de Sevilla durante algún tiempo, la única propuesta de promoción que le llegó del entorno regio, y que está bien contrastada, fue la realizada por el secretario de Felipe II, Mateo Vázquez, al incluirlo en el elenco de personas hábiles para ocupar la sede episcopal mindoniense, en la carta de 20 de diciembre de 1581, dirigida por Vázquez al P. Chaves, donde figura en segundo lugar de posibles candidatos: “don Pedro Vélez de Guevara, prior de Sevilla”.

El canónigo doctoral adquirió en las aulas salmantinas una especial vocación por el humanismo, lo que le facilitó una plena sintonía con el grupo de personas cultas que conciliaron las letras humanas con las divinas, y dieron luz propia al ambiente cultural sevillano en el que se fraguó la biografía del pacense Benito Arias Montano, al que acompañó en 1555, cuando el extremeño mostró a Fray Luis de León un libro “escrito en toscano”, que era “extrañamente curioso… de un italiano habilísimo… que era hombre de grandísima vida”. Asesoró en 1559 al patriarca de Valencia, San Juan de Ribera, sobre el opúsculo intitulado Consideraciones de Juan de Valdés. Mereció unos elogios muy relevantes del biblista extremeño Arias Montano. En sus Rhetoricorum libri recuerda que Vélez acababa de editar el volumen de opúsculos romanistas, impresos en Salamanca el año 1569, de los que realiza una síntesis muy ilustrativa y bastante ajustada a la finalidad del autor: “exposuit nuper sanctissima dicta et vitae praecepta”, aunque el primero de los comentarios tiene por objeto una disertación sobre el primer fragmento del Digesto, el segundo incorpora sus reflexiones acerca del oficio del gobernador y el tercero analiza la definición del dolo malo.

Su ausencia de la ciudad del Guadalquivir fue sentida por el grupo de humanistas que conformaban un relevante círculo cultural de marcado corte humanista y profunda religiosidad intimista, como lo demuestra la dedicatoria de Plantino, quien desde Amberes, recuerda su ausencia en los Salmos del Rey David, a cuyo deseo obedecía esa obra; en una oda que le dedica el escritor extremeño, refiere los títulos académicos que le asistían: “Oda Benedicti Ariae Montani ad Petrum Veleium Guevaram theologum et iurisperitum, hispalensis ecclesiae Priorem et Iurisconsultum canonicum”. El canónigo doctoral hispalense falleció en Sevilla el 17 de enero de 1591 y fue inhumado en la catedral donde se colocó una lápida con inscripción latina, todavía visible en la actualidad.

Obras de ~: La segunda parte del libro llamado Monte Calvario, obra de fray Hernando de Guevara…, Valladolid 1549 (Amberes 1559 y 1571; Alcalá de Henares, 1573; Salamanca, 1582 y Lisboa 1686); In Topica Ciceronis Notae. Sevilla, en la imprenta de Alfonso Escribano 1573; Selectae Sententiae, seu Paradoxa VI, ad Ciceronis imitationem, scilicet: I. Omnis malus exul. II. Optandum est castigari a Deo. III. Labor inter praecipua bona numerandus. IV. Nulla est causa peccandi. V. Soli bono bona senectus. VI. Bonus vir non moritur, sed abit”, Sevilla, 1557; Ad legem primam Digestorum libri VI, Ad titulum de officio praesidis commentarii  y De diffinitione doli mali liber singularis, Salmanticae, excudebat Mathias Gastius, 1569; Cardenal Mafeo, Buena Monga, trad. de ~, Sevilla, en la imprenta de Juan de León, 1587.

Bibl.: A. Palau y Dulcet, Manual del Librero Hispano-americano, t. XXVI, Barcelona, Librería Palau, 1975, pág. 83 (2ª ed. corr. y aum.); J. Gil, Arias Montano en su entorno (bienes y herederos), Badajoz, Editora Regional de Extremadura, 1998, pág. 57; B. Pozuelo Calero, “Dos poemas inéditos del canónigo Francisco Pacheco y de Benito Arias Montano en alabanza de la Cena Romana de Pedro Vélez de Guevara”, en Archivo Hispalense 223 (1990)105-119; M. Cobos Rincón, “Una epístola censoria inédita del humanista sevillano Pedro Vélez de Guevara al Divino Herrera”, en Indiana Journal of Hispanic Literatures 10-11 (1997), págs.. 101-126; N. Antonio, Biblioteca Hispana Nova, t. II, Madrid 1999, págs. 278-279; J. Capela Real, “La oda a Pedro Vélez de Guevara de Benito Arias Montano o el cuento de la Cenicienta”, en El humanismo extremeño. Estudios presentados a las terceras jornadas…, Trujillo, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, 1999, págs. 47-61; E. Sánchez Salor, De las elegancias a las causas de la lengua. Retórica y Gramática del humanismo, Alcañiz-Madrid, Ediciones del Laberinto, 2002; J. García Sánchez, “Aproximación a la biografía de dos juristas ‘gallegos’ del siglo XVI, nominados ‘Pedro Vélez de Guevara’”, en AFDUDC 10 (2006), págs.  471-509.

Justo García Sánchez

 

Relación con otros personajes del DBE

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