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Antonio Cañero Baena

Biografía

Cañero Baena, Antonio. Córdoba, 1.I.1885 – 21.II.1952. Rejoneador.

Perteneciente a una larga familia de caballistas, An­tonio Cañero está considerado como el primer re­joneador moderno. Su padre, Manuel Cañero Ve­lázquez, era profesor de equitación, y varios de sus hermanos también tuvieron estrecha relación con el mundo del caballo. Uno de éstos, el menor, murió a consecuencia de la coz que un caballo le dio en el corazón. Según su biógrafo Paco Laguna, Antonio Cañero nació en la casa n.º 31 de Puerta Osario, y recibió las aguas bautismales en la parroquia de San Miguel Arcángel, en la misma pila en la que años des­pués fue bautizado Manuel Rodríguez, Manolete.

Militar de profesión (ejerció como profesor de equitación y alcanzó el grado de capitán), también participó en diferentes concursos hípicos. Antes de hacerse rejoneador profesional, a partir de 1913, y hasta 1917, toreó varios festivales como torero a pie y, luego, como rejoneador, aunque entonces conside­raba esta actividad poco menos que un deporte. En esos años sufrió varias cornadas gravísimas.

El 14 de octubre de 1921 toreó en Madrid una co­rrida patriótica organizada a beneficio de los heridos de la guerra de Marruecos. Junto a Cañero actuaron los matadores Rafael el Gallo, Ignacio Sánchez Me­jías, Manuel Granero, Chicuelo, Juan Belmonte y Juan Luis de la Rosa. “Los toreros rivalizan en fae­nas —escribió en la revista El Ruedo el periodista F. Mendo—, a cual más lucidas; pero la nota apa­sionante la da el rejoneador cordobés con su lucidí­sima actuación. Dieciocho mil espectadores ovacio­nan, asombrados, la lección de toreo a caballo, inédita para la inmensa mayoría. Una concepción nueva del toreo a la jineta acaba de surgir en España”.

“Presionado por las empresas y por los públicos”, según Mendo, el 2 de septiembre de 1922 decidió hacerse profesional en la plaza de San Sebastián. To­reó mucho en los años siguientes, con la característica fundamental de que los toros que lidiaba, a los que hacía una lidia completa, ya totalmente moderna, es­taban en puntas. También era corriente que echase pie a tierra y, después de torear con la muleta, los matase a espada. Además de en España, también toreó en Por­tugal, México y en otros países americanos. En mayo de 1939 participó en Madrid en su última corrida.

“A Cañero cabe atribuirle el haber resucitado el gusto de los públicos hacia el toreo a caballo”, añade F. Mendo, un gusto en esos años absolutamente olvi­dado, después de que éste fuese el origen de la fiesta de los toros, en la época caballeresca. Además de la introducción del rejoneo moderno (a la jineta), otras aportaciones de este caballista fueron el cambio de in­dumentaria (hasta su presencia en los ruedos, se vestía a la federica, como los portugueses, y Cañero intro­dujo el traje corto o campero para los rejoneadores españoles), la lidia de los toros en puntas y el sorteo de los astados con los matadores de a pie. Unida a la historia del jinete cordobés corre la de la jaca Bordó, de gran fama en esa época.

En la ciudad de Córdoba hay una barriada que lleva su nombre, en agradecimiento a que Cañero cedió los terrenos para que en ellos se edificaran casas baratas.

 

Bibl.: J. L. Ribeiro, Apuntes taurinos: consideraciones y precep­tos acerca del arte de rejonear, Lisboa, 1925; R. García Pérez, El libro de Cañero, Madrid, Editorial Pueyo, Imprenta Helé­nica, 1926; J. Sánchez Moreno, Antonio Cañero, “El torero de guante blanco”, Barcelona, Editorial Biblioteca Films, 193? (col. Triunfadores del Ruedo n.º 11); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. 3, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 157-159; José Luis de Córdoba (seud.), “Genio y fi­gura de don Antonio Cañero”, y F. Mendo, “Don Antonio Cañero aportó una versión españolísima al toreo a caballo”, en El Ruedo (Madrid, Prensa y Radio del Movimiento), n.º 401, 28 de febrero de 1952; A. Domecq y Díez, El rejoneo, Madrid, Gráficas Valera, 1958; “El arte del rejoneo”, en C. Orellana (dir.), Los toros en España, Madrid, Oreal, 1969; J. Santos Alonso, Lo válido y lo inválido en el rejoneo, San Luis Potosí (México), ed. del autor, 1991 (trad. al francés, Le rejoneo, Ni­mes, Editorial Sime, 1994); Filosofía del toreo a caballo y otras consideraciones, México, Bibliófilos Taurinos, 1995 (col. Lec­turas Taurinas, n.º 34); F. López Izquierdo, El rejoneo, arte de caballeros, Madrid, Egartorre, 1994; G. Moreno Pidal, Doma de campo y rejoneo, Badajoz, Univérsitas, 1998; P. La­guna, Tauromaquia de Cañero, Villa del Río, 2000; L. Nieto Manjón, La historia insólita del toreo a caballo, Madrid, Tutor, 2001, pág. 54; J. M. Martínez Parras, El Rejoneo, Sevilla, Junta de Andalucía, col. Cuadernos de Aula Taurina, 2006, págs. 65-66, 78-79.

 

JoLuis Ramón Carrión