García, Francisco. Larraga (Navarra), 1795 – Estella (Navarra), 18.II.1939. General carlista.
Participó como soldado voluntario en la Guerra Realista del reino de Navarra (1821-1823), que finalizó como teniente de Infantería. En 1823 fue destinado como subalterno, y a los dos o tres años pidió la excedencia. Por intervenir en la acción de Valcarlos el 20 de octubre de 1830 contra la intentona liberal de Mina, el 9 de noviembre de 1830 ascendió a capitán y fue condecorado con la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase.
En 1833 reconoció al rey carlista Carlos (V), y el 5 de noviembre asistió a la reunión militar en Aguilar de Codés (Navarra) que creó la Junta Gubernativa de Navarra. Con otros militares, firmó en Estella el acta que designó a Zumalacárregui como comandante general de Navarra. Durante toda la guerra, centró su actividad militar en Navarra, logrando notables éxitos, y poniendo al ejército carlista en un “estado floreciente y próspero” (Mitchell, 1840). En enero de 1834 participó en la acción de Argudín. Siendo comandante, defendió el puente de Arquijas con el 4.º batallón de Navarra, por lo que recibió la Cruz de 1.ª clase de la Orden de San Fernando, y en febrero de dicho año participó en la acción de Zubiri contra Oráa, atacando con tres compañías el pueblo de Urdániz. En enero de 1835 fue herido en la acción de Orbiso, luego ascendió a coronel y, por sus operaciones en las Améscoas, ganó el entorchado de brigadier, distinguiéndose en noviembre de dicho año en los combates de Estella y Montejurra.
En febrero de 1836 destacó en la acción de Puente la Reina, y en marzo el general en jefe, el conde de Casa- Eguía, le nombró comandante general de Navarra, cargo que ejerció hasta su muerte. El 25 de abril de 1836, al mando de su división, venció a los liberales en Larrasoaña, luego en Tirapegui, Guendulain, y de nuevo en Larrasoaña (24 de junio) y la borda del crucero de Cilbeti (4 de julio). En dicho año se enfrentó en Zubiri a los generales cristinos barón de Meer, Fernández de Córdoba, y Bernelle, venció a este último, ganando la faja de mariscal de campo. Derrotó a Fernández de Córdoba en el puente de Muniáin (19 de julio). Aunque en octubre fue vencido en Arróniz, se desquitó en Estella (8 de diciembre) y venció a la legión francesa en Allo (21 de diciembre).
A comienzos de 1837, el infante Sebastián Gabriel le confirmó en la comandancia general de Navarra, con el mando de una división de tres brigadas. En abril de 1837, tras su enfermedad de gota por la que le sustituyó interinamente Zaratiegui, se distinguió en la toma de la villa de Peralta, atacó sin éxito Azagra (22 de septiembre) y derrotó al brigadier liberal Zurbano que intentaba liberar la villa de Lodosa, sitiada a su vez por el teniente general carlista Uranga. Gracias a su mando, casi toda Navarra estuvo en manos carlistas. En diciembre de 1837 frenó un intento liberal sobre el valle de Salazar situado al noreste de Navarra.
A comienzos de 1838, tuvo encuentros ventajosos en las acciones de Unzué, Biurrun, proximidades de Estella y Orbaiceta. Procuró aislar la ciudad de Pamplona, cabeza del reino de Navarra. El 19 de abril tomó Valcarlos. También fue vocal de la Diputación Provisional de Navarra, creada por don Carlos (Real Decreto carlista de 15 de mayo de 1838). El 19 de septiembre de 1838 venció en la importante batalla de El Perdón, junto a Pamplona, a los generales isabelinos Isidro Alaix (virrey de Navarra) que cayó gravemente herido, Joaquín Bayona y Fermín Ezpeleta, por lo que ganó la Gran Cruz de Isabel la Católica.
Maroto fracasó en su intento de atraerse al general García, quien, apoyado por Arias Tejeiro, el arzobispo de León, y muchos otros, era uno de los dirigentes carlistas navarros —el “partido navarro”— contrarios a Maroto. A finales de 1838, García secundó a los ministros que solicitaron a don Carlos que aceptase la dimisión o destituyese a Maroto. La oposición de García a Maroto, por sospechar que éste negociaba con el Gobierno liberal, no llegó a una fase de concreción. Maroto, celoso por su victoria en El Perdón, consideró que García era un obstáculo en sus negociaciones con Espartero y, con el pretexto de una conjura, el 17 de febrero entró en Estella, apresándole por sorpresa y con gran facilidad, después de que, ajeno a lo que se fraguaba, el general García intentase escapar vestido de sacerdote por la puerta de San Nicolás. El 18 de febrero, Maroto, con “increíble arrojo” (Lassala, 1841), fusiló a García en el Puy de Estella, sin juicio ni defensa, y contra los procedimientos establecidos por don Carlos, a la vez que a los generales leales Pablo Sanz Baeza y Juan Antonio Guergué, el brigadier Teodoro Carmona y el intendente Uriz, y, horas más tarde, al oficial de la Secretaría de Guerra Joaquín Ibáñez.
Su hijo Jerónimo García fue coronel y jefe de Estado Mayor de los carlistas navarros en 1872, y murió en el combate de Eulate el 19 de junio de 1872; su otro hijo, Vicente, llegó a ser teniente coronel del ejército de don Carlos (VII).
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José Fermín Garralda Arizcun
