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Ramón Martí y Padró

Biografía

Martí y Padró, Ramón. Tarragona, 15.I.1846 – Zaragoza, 1904. Coronel de Ingenieros.

Ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara el 1 de septiembre de 1864, terminando los estudios reglamentarios el 18 de agosto de 1870. Promovido a teniente del Cuerpo, fue destinado al primer regimiento de Zapadores.

Tomó parte activa en la Tercera Guerra Carlista durante los años 1873 y 1874 en Cataluña y más tarde en el Ejército del Norte. En aquella región llevó a cabo numerosos trabajos técnicos de construcción de puentes y reconstrucción de los destruidos por el enemigo; contribuyó a las obras de fortificación de San Hilario, Igualada y Berga, y asistió a numerosas acciones de guerra, entre otras, las de San Juan de las Fons, La Gironella, el ataque de Sarria ocupada por los batallones de voluntarios mandados por el “Xic de las Barraquetas”, etc.

Sirvió Martí, durante esta azarosa época, en una de las tres compañías que tan ejemplares hechos realizaron en Barcelona. En los días que siguieron al 11 de febrero de 1873 (proclamación de la Primera República), se fue extendiendo por todo el ejército que actuaba en el Principado la indisciplina, de forma que las unidades se negaron a salir de operaciones si sus mandos no juraban la República. Después de realizarlo los oficiales, las tropas, en vez de volver a la disciplina, se dedicaron a “confraternizar con el pueblo”, cuestión que consistía en “deshacerse de las prendas de uniforme a cambio de otras […], vender o tirar las armas y municiones, perseguir a los jefes y oficiales que no les capitaneaban, volverse contra los que intentaban contenerlos, gritar a unos y a otros ¡abajo los galones! ¡abajo las estrellas! ¡que bailen! […]”.

En Cataluña se encontraban tres compañías de Ingenieros, dos en Barcelona y la tercera en Gerona. Las de la Ciudad Condal estaban alojadas en el Cuartel de Buen Suceso, donde sus oficiales resistieron toda clase de presiones para que se sumasen a las “confraternizaciones”. Finalmente, las compañías, perfectamente formadas, acudieron hasta el palacio de la Diputación en donde los oficiales se presentaron al presidente de la misma, para volver de nuevo formados hasta su cuartel. En los días sucesivos, el resto de las unidades alojadas en el cuartel habían caído en la más completa indisciplina, hasta el punto de deshacerse de sus oficiales y remplazarlos como les había parecido, mientras que los oficiales de las dos compañías de Cuerpo seguían prestando sus servicios y extremando su presencia con su tropa que permanecía leal a sus mandos. Esto era tan evidente que el resto de soldados del acuartelamiento, insubordinados con sus oficiales, saludaban militarmente a los de Ingenieros.

El día 9 de marzo ante la noticia de que se iba a decretar la disolución del ejército de Cataluña, el capitán más antiguo de Ingenieros consiguió una orden para marchar a Igualada, donde se emplearon en continuar las obras de fortificación de dicha villa y posteriormente las de Berga y Bagá, batiéndose bizarramente en Santa Pau y Mieras, en Besora, San Julián, La Gironella, Torre de Oristi, Prats de Llusanés, etc., mientras las turbas armadas, que no otro nombre merecían las columnas que operaban en Cataluña, se movían sin plan ni dirección.

Trasladado Martí al Ejército del Norte, en el campo de batalla, durante los años 1875 y 1876, trabajó en las obras de defensa del puente de piedra que existe entre Cenicero y El Ciego; en la custodia y maniobra del puente militar sobre el Ebro en Alfaro; prestó relevantes servicios realizando continuos y peligrosos trabajos para mantener las comunicaciones, preservando al puente de flotantes de la destrucción por repetidas avenidas del rio; en una de éstas, al tratar de replegar el puente para salvar el material, se fue a pique el pontón que tripulaba, corriendo grave riesgo.

En 1876 tomó parte en las acciones que dieron por resultado la toma de La Solana y se ocupó en trabajos de fortificación y de puentes, algunos de los cuales llevó a cabo bajo el fuego enemigo.

El servicio técnico más notable de los muchos que realizó fue el transporte en brevísimo tiempo de una locomotora y su ténder desde Tudela a Villafranca, por carretera primero, en una longitud de tres leguas, y otras tres leguas de camino vecinal, sin firme, teniendo que atravesar el puente de Tudela de 350 metros de longitud, en mediano estado, y cuatro alcantarillas que hubo que reforzar. Tan serias eran las dificultades de la operación que los ingenieros de los ferrocarriles de Barcelona a Zaragoza y Pamplona declinaron la honra de llevarla a cabo. El entonces teniente Martí la realizó, desmontó la locomotora y el ténder y, con medios bien deficientes, cumplió su difícil cometido, entregando después la locomotora, sin que hubiese sufrido el más pequeño desperfecto.

Destinado a Filipinas en 1876, desempeñó diversas comisiones de ingeniería en Joló, Álbay y otras provincias. Posteriormente se le confió el mando de la expedición científico-militar para abrir un camino militar entre las provincias del Abra y Cagayán a través de la cordillera central de la isla de Luzón, en cuya misión enfermó gravemente y hubo de regresar a España.

A su regreso a la Península, tomó parte, con brillante éxito, en las escuelas prácticas que tuvieron lugar en Guadalajara en presencia de S.M. Alfonso XII. Más tarde era destinado como comandante de Ingenieros de Tarragona, realizando las obras de reparación del Castillo de San Juan, en la plaza de Tortosa que, tratándose de obras de peligrosa ejecución, Martí, como siempre, dio ejemplo a los obreros, que temían trabajar en el fondo de pozos y excavaciones abiertos para el recalce y consolidación de las grandes masas de mampostería y de terreno movedizo sobre que se asienta el castillo, bajando a ellos y asistiendo personalmente a los trabajos manuales.

Promovido a coronel del Cuerpo en 1901, fue destinado primeramente a la Comandancia

principal de Baleares y, al poco tiempo, al regimiento de Pontoneros, que mandó hasta su fallecimiento.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. pers.

Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1870-1904; “Necrologías”, en Revista del Memorial de Ingenieros, 59, 7 (julio de 1904), págs. 210-212; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad, 1983; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, Abriendo Camino. Historia del Arma de Ingenieros, Madrid, Imprenta Grafoffset, 1997.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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