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Antonio María Bocarro

Biografía

Bocarro, Antonio María. Ceuta, 1754 – Cuba, 15.III.1820. Mariscal de Campo e ingeniero director.

El 2 de diciembre de 1767 era nombrado cadete del Regimiento Fijo de Ceuta, sirviendo en dicha plaza y estudiando en la Academia de Matemáticas de esa ciudad, filial de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona. Al terminar los estudios, ingresaba en el Real Cuerpo de Ingenieros el 6 de enero de 1776 como subteniente de Infantería y ayudante de ingeniero, siendo destinado a las islas Canarias, donde el 28 de noviembre de 1780 ascendía a teniente e ingeniero extraordinario.

En marzo de 1781, el ingeniero director de Canarias, Antonio Amat de Tortosa, firmaba un informe relativo a las fortificaciones de la plaza de Santa Cruz de Tenerife y demás puestos de la isla, en el que señalaba que para el mismo fue acompañado por el ingeniero jefe del detall, Antonio Bocarro. Por una Real Orden de 9 de julio de 1783 se le concedía a Bocarro licencia para restablecer su salud en Ceuta, de donde pasaba a Cartagena en 1785 y, sucesivamente, a Ceuta, Galicia y Aragón.

En diciembre de 1788 era promovido a capitán e ingeniero ordinario, sirviendo en la Dirección de Ingenieros de Galicia, y en 1793 se le ascendía al grado de teniente coronel de Infantería. Como cartógrafo, levantaba planos de la plaza de Bayona (Pontevedra).

A partir de 1793 se integraba en el Ejército de Aragón, participando en la Guerra de la Convención o del Rosellón contra la Francia revolucionaria. Permaneció en el citado ejército, con el que tomó parte en numerosas acciones hasta la finalización de la guerra en 1795, año en el que se le destinaba a la Dirección del Cuerpo correspondiente a dicho ejército.

En 1800 pasaba a servir a la Dirección de Extremadura y en 1801 intervenía en la campaña de Portugal (Guerra de “las Naranjas”) como comandante general de Ingenieros de la 3ª División, asistiendo a los sitios de las plazas de Jurumenha, Arroches y Campo Mayor, y levantando el plano del terreno de la plaza de Elvas en Portugal.

Terminada la guerra pasaba a la Dirección de Granada y en 1802 solicitaba licencia de pasajero a Indias, en calidad de destinado a Panamá como ingeniero, embarcando en la fragata Nuestra Señora de la Rosa, alias La Flor del Paraíso. Ascendía a coronel graduado de Ingenieros el 5 de octubre de ese mismo año (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo).

Promovido a subinspector y brigadier, el 4 de mayo de 1813 seguía en Panamá como comandante general, hasta 1815, en que se le nombraba inspector subinspector de Ingenieros de Cuba, con sede en la Habana. Mariscal de campo en 1815, al siguiente año se le concedía la Gran Cruz de San Hermenegildo.

En agosto de 1817 Bocarro realizaba un Plano de una parte de La Habana y sus barrios que enviaba al capitán general de la isla, acompañado de un exhaustivo informe sobre el estado de absoluta indefensión de la plaza, debido fundamentalmente al crecimiento esporádico de los barrios extramuros, culpando abiertamente a las autoridades locales de sentar malos precedentes, instalando fuera de la muralla edificios tan significativos como el arsenal, la Factoría de Tabacos o la Casa de Beneficencia, aspecto que ya había sido denunciado anteriormente. En su informe refleja, asimismo, la tipología y pertenencia de las construcciones ilegales: “Hay en estos referidos barrios una inmensidad de suntuosas fábricas [construcciones] de mampostería de los sujetos más respetables por su carácter y conveniencias”. En consecuencia, Bocarro proponía “derribar la actual muralla y edificar sobre los valiosos terrenos que ocupa”. Siguiendo las instrucciones de una Real Orden, en febrero de 1819 Bocarro le encargaba al ingeniero Mariano Carrillo de Albornoz los proyectos de defensa que tan imperiosamente reclamaba la corona.

También planteaba para La Habana reformas como la apertura de una gran plaza ajardinada en el Campo de Marte y de un paseo para el uso exclusivo de peatones, así como el acondicionamiento de diferentes instalaciones para baños de uso público y gratuito, llamando la atención en este proyecto el gran número de medidas higienistas que proponía. En cuanto al puerto de la ciudad, el ingeniero del Cuerpo don Francisco Lemaur proyectaba en 1814 otro muelle a continuación del existente, situado entre el de San Francisco y Caballería. Todos estos diversos proyectos en la zona de San Francisco fueron refundidos en unos planos dibujados el año 1816 por Antonio de la Torre y visados por el ingeniero Bocarro, comprendiendo los necesarios sondeos, muelles de madera, secciones y plantas de las diversas obras ejecutadas tanto interiores como exteriores.

Finalmente, los almacenes de la aduana estaban proyectados inicialmente el año 1799 en la zona del muelle de Caballería por el ingeniero Cayetano Paveto. Veinte años después, al reorganizar la zona y autorizar el derribo de parte de la antigua muralla, fue realizado un nuevo proyecto por el ingeniero militar Mariano Carrillo de Albornoz y Archer, con el visado de Bocarro, siendo estas obras necesarias por el gran incremento de las transacciones comerciales del puerto de La Habana. En efecto, tenían que “manifestar que no resulta perjuicio a la defensa de la Plaza de la Havana por el derribo de la muralla correspondiente al llamado muelle de la Sal”. Añadía después que el proyecto era consecuencia del “expediente formado para la construcción de dos almacenes de Aduana al frente de la casa de la Intendencia, inmediatos al muelle nombrado de la sal, derribando al intento el pedazo de muralla de acuerdo con los Excmos. Sres. Capitán General y Subinspector Director de Yngenieros”.

Con respecto a la fortificación, en 1818 firmaba un Plano y perfil del proyecto de una batería de dos piezas de grueso calibre que debe hacerse en Peñas Altas en el puerto de Matanzas. La traza presenta una plataforma semicircular hacia el mar, con parapeto continuo para artillería a barbeta. El frente de tierra es rectangular y está rodeado de foso, con puente mixto (fijo y levadizo). En el centro de la plaza de armas se levanta una edificación rectangular, con una habitación para el oficial, cuartel de la tropa, cocina y una dependencia dedicada a los repuestos de pólvora. Un año después, realizaba el plano de la Batería del Morrillo en Matanzas, y el Plano de una parte de la plaza de la Havana [sic] y de los barrios extramuros comprehendidos [sic] entre San Lázaro y el Puente de Chavez.. / Levantado de orden del Exmo. Señor Dn. Antonio Ventura Bocarro por los señore gefes [sic] y oficiales del Rl. Cuerpo de Yngenieros [sic] de esta Dirección.

 

Fuentes y bibl.: Biblioteca Virtual de Defensa, Cartografía de Cuba.

Estados (o Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1797-1819; Estado Militar de España, 1815-1820; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; J. M.ª Pinto de la Rosa, Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Museo Militar Regional de Canarias, 1996; H. Capel, “Los ingenieros militares y su actuación en Canarias”, en Actuación de los Ingenieros Militares en Canarias. Siglos XVI-XX, Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias - Universidad de La Laguna, 2001, págs. 13-54; M.ª D. González Ripoll Navarro et al., El rumor de Haití en Cuba: temor, raza y rebeldía, 1709-1844, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 2004; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012; A. Amigo Requejo, En busca de una identidad moderna. Ocio urbano en La Habana del siglo XIX (1844-1868), tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2018; O. Hernández de Lara, J. Orihuela León y B. Rodríguez Tápanes, “Batería de Peñas Altas: apuntes histórico- arqueológicos sobre una fortaleza olvidada (Matanzas, Cuba)”, en Revista científica de Arquitectura y Urbanismo, 40, 1 (2019), págs. 5-22; J. Tous Meliá, Colección de cuatro mapas antiguos de las Islas Canarias. Las Islas Canarias a través de la Cartografía. Mapas manuscritos de las Islas Canarias del último tercio del siglo XVIII, s.l., 2020.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño