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José Eduardo de Cárdenas y Breña

Biografía

Cárdenas y Breña, José Eduardo de. Cunducán (Tabasco, México), 1765 – 1821. Diputado, sacer­dote.

Nació en Cunducán en 1765 y allí fue cura párroco. En 1788 ocupó el vicerrectorado del colegio de San Juan de Letrán, ordenándose presbítero en 1794 y, posteriormente, catedrático de latín en el seminario de Yucatán. Diputado por la provincia de Tabasco en las Cortes Generales y Extraordinarias (1810-1813), fue elegido el 13 de julio de 1810, y juró su cargo el 27 de febrero de 1811. No formó parte de nin­guna comisión de las Cortes, descollando muy pronto como notable orador sagrado, aunque habló poco en los debates parlamentarios. Presentó a las Cortes una notable Memoria a favor de la provincia de Tabasco, en la Nueva España (Cádiz, 1811), en la que exponía la situación pública de su provincia, de cuyos inte­reses fue un gran defensor y donde la presentaba de forma idílica “como una Arcadia americana, todavía en su primitiva hermosura, reino de una edad de oro permanente en que el hombre, en su primitiva pureza goza de los dones de su generosa naturaleza”. Solicitó una descentralización de la administración municipal y que se concediera a su capital, Villahermosa, una exención de los impuestos de su puerto para conse­guir así potenciar su desarrollo. Pidió, asimismo, la elaboración de mapas detallados para las provincias americanas, dada la imprecisión que se tenía de sus límites, y se mostró partidario del trabajo agrícola como elemento ennoblecedor ante la moral aristocrá­tica de los grandes terratenientes. También intentó desmentir la secular torpeza intelectual de los indios, optando por la educación como medio más eficaz de salvarlos de su sempiterno atraso, sugiriendo que los indígenas que todavía no estuvieran suficientemente adaptados fuesen repartidos por las grandes hacien­das de labor. De indiscutible lealtad a España, fue en cambio un gran defensor de la autonomía municipal, criticando la autoridad de los virreyes, que conside­raba excesiva, y a los que veía poco menos que ex­tranjeros que iban a lucrarse a América. Las Cortes le concedieron dos semanas de licencia para reponer su salud, volviendo otra vez a pedirla para regresar a Tabasco por enfermedad y, aunque le fue concedida (junio de 1811) todavía dos años después se ignoran las razones. En 1814 se vio perseguido por haber pre­sentado, junto con otros diputados americanos, una Exposición acerca de los motivos originarios de la Gue­rra de la Independencia, pudiendo regresar a su curato de Cunducán no sin cierto riesgo. Considerado un liberal moderado, el estado de Tabasco le erigió una estatua en el Paseo de la Reforma.

 

Obras de ~: Memoria a favor de la provincia de Tabasco, en la Nueva España, Cádiz, Imprenta del Estado Mayor General, 1811.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputa­dos, Serie Documentación Electoral, Legislatura 1810-1813, leg. 3, exp. 44.

Congreso de los Diputados, Diario de sesiones de las Cor­tes Generales y Extraordinarias, Madrid, Imprenta de J. A. Gar­cía, 1870; M. L. Rieu Millán, Los diputados americanos en las Cortes de Cádiz, Madrid, Consejo superior de Investigaciones Científicas, 1990, pág. 84; J. M.ª García León, Los diputa­dos doceañistas, vol. I, Cádiz, Ayuntamiento, 2006, págs. 301-302.

 

José María García León