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García Gil del Portillo

Biografía

Gil del Portillo, García. ¿Calatayud (Zaragoza)?, m. s. XV – Monasterio de Piedra, Nuévalos (Zaragoza), 17.X.1531. Abad cisterciense (OCist.) del monasterio de Piedra y consejero de Fernando el Católico.

Se ignora la fecha y lugar exacto de nacimiento de García Gil del Portillo, pero debió ser natural del arcedianato de Calatayud. Se le cita ocasionalmente como Gil Portillo o bajo la fórmula latinizada de Egidio. Fue el XXXVI abad del monasterio de Piedra entre los años 1488 y el 17 de octubre de 1531, fecha en que consta su muerte estando aún al frente de la abadía, después de cuarenta y tres años ininterrumpidos.

Debe ser considerado uno de los más importantes consejeros y colaboradores de Fernando el Católico, especialmente tras la muerte de la reina Isabel y durante la minoría de edad de Carlos V. El papa León X, con quien tuvo una excelente relación personal y fluida correspondencia, le nombró visitador y reformador general de la Orden Cisterciense en los reinos de Castilla, Aragón, Portugal y Navarra, en virtud de una comisión dada por el Capítulo General de la Orden el 10 de junio de 1511.

En el Archivo Histórico Nacional de Madrid se conserva el libro de las visitas que hizo entre los años 1515 y 1531, uno de los documentos más importantes para conocer sus viajes, las medidas que tomó ostentando el cargo y el estado en que se encontraban los monasterios cistercienses de la Península Ibérica a principios del siglo XVI. Buena prueba del rigor de este abad es que el manuscrito contiene la norma y modelo para hacer los interrogatorios, normas para elegir y confirmar a los abades en sus cargos y la descripción de las visitas que hizo a Las Huelgas y Hospital Real de Burgos en 1512, Fuen Caliente, Tulebras, Trasobares, Casbas, Santa Fe, Veruela, Iranzu, San Salvador de Leire, Oliva, Fitero, así como la copia minuciosa de la correspondencia mantenida con el general de Císter entre 1520 y 1529. Para evitar que se introdujese en la abadía de Piedra la plaga de las encomiendas, que tanto daño había hecho a otros monasterios de la Orden, con permiso del papa León X y autorización de Carlos V, el 11 de mayo de 1520, se dio bula que le autorizaba a eliminar el carácter perpetuo y vitalicio del cargo de abad (característico de la Edad Media) en favor del establecimiento del sistema electivo trienal, instituido por Martín de Vargas en la reforma castellana de la Orden Bernarda, cuyo rigor fue bien aceptado en Piedra por mantener la posibilidad de que los abades pudieran ser sucesivamente reelectos en el cargo y por mantener su dignidad y privilegios antiguos intactos.

Aceptado el nuevo sistema, Portillo renunció al abadiato perpetuo el 26 de septiembre de 1520 y ese mismo día fue elegido primer abad trienal y sucesivamente reelecto en 1523, 1526 y 1539. De modo que el abad Portillo ha de ser considerado el último abad perpetuo y el primero trienal de Santa María de Piedra, cerrando así el período medieval y abriendo la abadía a las nuevas formas de la espiritualidad de la Edad Moderna. Entre las medidas económicas más importantes de su abadiato está el haber fijado los subsidios y contribuciones ordinarias que las abadías españolas debían pagar al Capítulo General de Císter y haber procedido al reconocimiento notarial de las fincas que eran propiedad del monasterio de Piedra para renovar los contratos de arriendo y alcanzar un efectivo control fiscal sobre las rentas que producían, entre estos reconocimientos se ha de citar el amojonamiento del propio coto monástico del Santa María de Piedra, Fuentes Calientes, Campillo, Villar del Saz, Cilleruelos, Somed, Carenas, etc. El 15 de junio de 1510 Gil del Portillo, dio licencia a Juan Vellido y Martín Serrano, vecinos de Albarracín, y habitantes en la Granja del Val de San Pedro para que pudiesen tener y conservar un molino que había fabricado y rentarlo a favor del Monasterio de Piedra.

Buena prueba de la eficacia de todas estas medidas la encontramos en el aumento de vocaciones y en la construcción de nuevos edificios dentro del estilo tardo-gótico con rasgos ornamentales del primer renacimiento a la italiana, como la escalera monumental, la biblioteca y la redecoración de muchas de las dependencias monacales, siendo, por tanto, una de las épocas de máximo esplendor cultural y artístico para el monasterio de Piedra. De su mano tomó el hábito cisterciense el nieto de Fernando el Católico, fray Fernando de Aragón, que fue abad de Veruela y arzobispo de Zaragoza.

 

Bibl.: J. Finestres y de Monsalvo, Historia del Real Monasterio de Poblet [...] su autor el R. P. M. D [...], vol. II, Cervera y Barcelona, José Ph. Barber, 1752, 5 vols.; V. de la Fuente, España Sagrada. Las Santas Iglesias de Tarazona y Tudela, t. L, Madrid, José Rodríguez, 1866, pág. 216; D. Yáñez Neira, “Monasterios [Piedra]”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, págs. 1621-1622; C. de la Fuente Cobos, La vida económica del Monasterio de Piedra en la primera mitad del siglo XIV, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1993 (inéd.); A. Serrano Montalvo, La población de Aragón según el Fogaje de 1495, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1995, pág. 347; L. Barbastro Gil, El Monasterio de Piedra. 1194- 1836, Alicante, Limencop, 2000, págs. 27, 30 y 76.

 

Herbert González Zymla

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