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Fernando García de la Prada

Biografía

García de la Prada, Fernando. La Penilla (Cantabria), 1739 – ?, p. m. s. xix. Consejero de Inquisición e inquisidor.

Hijo de Manuel García Gutiérrez y Sebastiana Ruiz de la Prada. Cursó estudios de Leyes y Cánones en la Universidad de Valladolid, donde se graduó bachiller en ambas disciplinas. Obtuvo el grado de doctor en Cánones en la Universidad de Ávila.

Se ordenó de menores a títulos de la capellanía que Santiago de la Prada, pariente suyo, había fundado en la parroquia de La Penilla, su localidad natal, y lo hizo de órdenes mayores a título de un canonicato patrimonial de la colegial del valle de Castañeda. El obispo de Tuy, fray Lucas Ramírez, le confirió el título de fiscal eclesiástico de su obispado en 1771. Un año más tarde le confirmó como provisor y vicario general, así como juez y examinador sinodial de su obispado y en 1774 fue además su gobernador. Ese último año obtuvo por provisión real la dignidad de arcediano de Montes, en la iglesia de Tuy. Después fue designado por el cardenal arzobispo de Toledo Francisco Antonio de Lorenzana, juez sinodial de ese arzobispado.

Comenzó a servir en Inquisición en 1776 como inquisidor del Tribunal de Canarias. Cuatro años después, en agosto de 1780, fue promovido al cargo de inquisidor-fiscal del Tribunal de Logroño, donde permaneció hasta el 5 de mayo de 1790 cuando fue designado inquisidor supernumerario del Tribunal de Corte para, un año más tarde, lograr plaza como inquisidor numerario. En enero de 1789 el rey Carlos IV le concedió la Cruz de la Real Orden de Carlos III. El 28 de agosto de 1790, a propuesta del cardenal de Sentmenat, patriarca de Indias, obtuvo por designación regia la gracia del cargo de sumiller de Cortina del Rey, cuyo empleo juró en septiembre.

Fue, junto a su hermano Juan Sixto, director de los cinco gremios mayores de Madrid y caballero de la Orden de Carlos III, uno de los promotores, de la creación en 1791 de la Real Sociedad de Amigos del Cantábrico. El 16 de marzo de 1802 recibió el nombramiento de fiscal del Consejo de Inquisición y dos años más tarde de consejero. Abandonaría este último puesto en 1814 al jubilarse.

 

Bibl.: P. Demerson, Próspera y adversa fortuna de la Real Sociedad Cantábrica (1775-1804), Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1986; M. Escagedo Salmón, Solares montañeses. Viejos linajes de la provincia de Santander (antes montañas de Burgos), Navarra, Wilsen, 1991; T. Sánchez Rivilla, “Inquisidores generales y Consejeros de la Suprema: documentación biográfica”, en B. Escandell Bonet y J. Pérez Villanueva (dirs.), Historia de la Inquisición en España y América, t. III, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2000; M. Torres Arce, Inquisición, regalismo y reformismo borbónico. El tribunal de la Inquisición de Logroño a finales del Antiguo Régimen, Santander, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, 2006.

 

Marina Torres Arce