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José Ulloa Navarro

Biografía

Ulloa Navarro, José. Tragabuches. Ronda (Málaga), ú. t. s. xviii – Andalucía, 1819 post. Torero y bandolero.

Analizada su figura en detalle por José María de Cossío y, de manera breve, por Don Ventura, son sin embargo tan escasos los datos que hay sobre la vida de Tragabuches, que otros autores dudan de su existencia. Su leyenda fantástica y su vida aventurera son muy superiores a su posible (y no segura) trayectoria como torero.

Gitano de origen, Cossío asegura que su padre adoptó el apellido Ulloa “cuando la célebre pragmática de Carlos III autorizó a los gitanos a tomar los apellidos que tuvieran por conveniente con la condición de naturalizarse en los dominios de España”. Y añade que el apodo Tragabuches le venía al padre de José Ulloa, según la voz popular, “por haberse comido un pollino recién nacido en adobo”.

Se asegura que fue discípulo de Pedro Romero en la escuela de toreo que éste tenía, bajo la protección de la Real Maestranza, en su casa-matadero de Ronda. Inicialmente contó con el favor del maestro, pero, según Cossío, “esto fue en un principio; luego, el glorioso torero, con sus prejuicios como cada hombre, atendió cada día menos a la formación taurina de Ulloa, corroborándose equivocadamente en su voluntad de dar a la luz de las plazas diestros de puro origen español”. Pasó entonces a recibir los consejos de José Romero, hermano de su anterior maestro.

Con veinte años, siguiendo siempre a Cossío, salió como banderillero en las cuadrillas de José y Gaspar Romero; dos años después actuaba como sobresaliente, y en 1802 recibió la alternativa de este último en la Plaza Mayor de Salamanca.

Un lance no taurino cambió la vida de Tragabuches. Dice Cossío: “Indudablemente, la influencia mayor sobre su indolencia nativa la ejercía la compañera que había elegido para su vida: la Nena, una bailaora bellísima y popular, de quien estaba profundamente enamorado. Al mismo tiempo que a torear y amar, se dedicaba al contrabando, y las ropas y objetos que él introducía furtivamente eran vendidos por la Nena en las casas principales de Ronda”. Con motivo del regreso a España de Fernando VII [en 1814], en Málaga se anunciaron tres corridas de toros, para las que se ajustó José Ulloa”. Partió de Ronda a caballo, pero tras un accidente en el camino, debió regresar a su casa. En ella, escondido en una tinaja de agua, encontró a Pepe el Listillo, apenas un adolescente. Allí mismo acabó con la vida del desdichado amante de la Nena, a la que momentos después arrojó a la calle por una ventana. Tras pararse a colocar los vestidos de su infortunada mujer, Tragabuches salió huyendo de Ronda. Ausente del juicio que se le instruyó, fue condenado a la horca. Pero Ulloa ya se dedicaba a otros menesteres: junto a los apodados Ojitos, el Fraile, el Cojo, Minos y Escalera, Tragabuches, ahora llamado El Gitano, formaba parte de la partida de bandoleros conocida como Los siete niños de Écija, siendo el más feroz y despiadado de todos ellos. Excepto Ulloa, todos fueron detenidos y ejecutados. En la cárcel, Antonio Fuentes Minos cantaba una copla que él llamó de Tragabuches y que se hizo famosa: “Una mujer fue la causa/ de mi perdición primera;/ que no hay perdición de hombres/ que por mujeres no venga”.

Disuelta la cuadrilla, las autoridades publicaron “un pregón que prometía el indulto a cuantos se presentasen a la justicia y no estuviesen procesados por delitos anteriores a su ingreso en el bandidaje”, añade Cossío, lo que no era el caso de Tragabuches, que desapareció sin dejar rastro, añadiendo un nuevo enigma a una vida sobre la que no hay constancia de que sea cierta.

 

Bibl.: J. Velázquez y Sánchez, Anales del toreo. Reseña histórica de la lidia de reses bravas. Galería biográfica de los principales lidiadores: Razón de las primeras Ganaderías españolas, sus condiciones y divisas, Sevilla, Imprenta y ed. Juan Moyano, 1868; J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. III, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 962-963; Don Ventura (V. Bagués), Historia de los matadores de toros, Barcelona, Imprenta Castells-Bonet, 1943 (Barcelona, De Gassó Hnos., 1970, pág. 28); C. Castillo Ibáñez, Tragabuches, vida y tragedia de un torero gitano, Zaragoza, Talleres Gráficos La Editorial, 1959; M. E. González Sevilla, Tragabuches, Madrid, Espasa Calpe, 1999; M. Pérez Regordán, El bandolerismo andaluz, pról. de J. de las Cuevas, Cádiz, Librería Raimundo, 2000.

 

José Luis Ramón Carrión

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