Cerro y Sáenz, Manuel de. Pedroso (La Rioja), 1739 – Buenos Aires (Argentina), 1810. Funcionario, administrador de los ramos de policía, regidor, alcalde de 2.º voto, consiliario del Consulado de Buenos Aires, comerciante.
Hijo de Cristóbal del Cerro y Rubio [Rivero?] y de María de la Cruz Sáenz y Fernández, es conocida su ascendencia en España. Luego de cumplir veinticinco años se trasladó a América avecindándose en Potosí con el cargo de oficial tercero de las Reales Cajas de esa villa imperial. Más tarde, pasó a Buenos Aires, donde se dedicó a la exportación al por mayor de cueros y otras mercancías. En las fragatas que trasladaban el correo embarcó la importante cantidad de 7.000 cueros en La Diana, El Tucumán, La Infanta, La Diligencia, La Santa Amalia. Asimismo, utilizó para el trasborde a los barcos que hacían el recorrido oceánico, la lancha de Miguel Planes.
A los cuarenta y cinco años casó en la catedral de Buenos Aires, el 8 de septiembre de 1784, con la joven de dieciocho de edad, Juana María González de Castilla y Cabezas, nacida en igual ciudad, hija de Santiago González de Castilla y de Juana Cabezas, ambos, principales miembros seglares de la Orden Tercera de San Francisco, en donde aquél también estaba enrolado como terciario franciscano. Santiago González de Castilla ocupó el mayor cargo al ser designado ministro de la hermandad en 1776 al igual que su cónyuge, Juana Cabezas, elegida abadesa de la misma, en 1774.
El 11 de septiembre de 1790 se quejó al virrey de que algunos vecinos de la ciudad demoraban en componer las veredas que, según bando general de buen gobierno del virrey de las provincias del Río de la Plata, Nicolás de Arredondo, había ordenado en 1 de marzo de igual año.
Debido a la importancia desarrollada en sus actividades, ocupó varios cargos en la administración pública.
El 4 de marzo de 1791 pidió certificación de servicios de su actuación al Cabildo de Buenos Aires.
En este sentido, recibió respuesta con la constancia de que, debido a su “ilustre nacimiento”, el ayuntamiento lo había designado para tales encargos y, por tanto, le expedía el documento solicitado.
Fue regidor, defensor de menores y fiel ejecutor en 1786; en 1793, alcalde de segundo voto. Al año siguiente, del Cerro Sáenz fue designado el día 2 de junio, consiliario del Consulado. En 1803 fue nombrado para inspeccionar las islas “del Uruguay”, que proveían por aquellos tiempos de leña y carbón a Buenos Aires. El 26 de octubre de 1809, en atención a sus condiciones, resultó elegido administrador de los ramos de empedrado, alumbrado y carros de limpieza, que comprendía igualmente el título de administrador de los ramos de Policía. En tal calidad, asistió al Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810 donde dijo que se conformaba con el dictamen del oidor de la Real Audiencia Manuel José de Reyes, por lo que votaba por la permanencia del virrey Cisneros, asesorado por otros magistrados. Su número de orden de votación figura bajo el 206, mientras que el de asistencia, con el 154. En la época que corre entre 1792 hasta el 12 de diciembre de 1810, siguió en cumplimiento de las funciones señaladas, hasta que se retiró con el grado de alférez, el 12 de noviembre de este año, de las milicias de Infantería de Buenos Aires.
Éste fue su último cargo público. La sucesión de Manuel del Cerro Sáenz y de Juana González del Castillo se prolonga en Argentina hasta nuestros días.
Fuentes y bibl.: Archivo General de la Nación Argentina, Cabildo de Buenos Aires. Índice de Nombres, 1589-1821, catálogo (ms.), s. f.; Archivo de la Venerable Orden Tercera de San Francisco. San Roque de Montpellier (Argentina), Libros de Hermanos, luminarias, etc. Siglo xviii.
E. Udaondo, Crónica de la Venerable Orden Tercera de San Francisco en la República Argentina, Buenos Aires, Huarpes, 1920; C. Ibarguren, “Cerro y Sáenz, Manuel del”, en Revista Genealogía (Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, Buenos Aires), 13 (1961), págs. 107-108; G. O. E. Tjarks, El Consulado de Buenos Aires y sus proyecciones en la Historia del Río de la Plata (advertencia de Ricardo R. Caillet-Bois), t. II, Buenos Aires, Universidad, Facultad de Filosofía y Letras, 1962, pág. 888; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. II, Buenos Aires, Editorial Elche, 1968, pág. 273; R. H. Marfany, El Cabildo de Mayo, Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1982, págs. 26 y 116; H. Fernández de Burzaco, Aportes Biogenealógicos para un Padrón de Habitantes del Río de la Plata, t. II, Buenos Aires, R. J. Pellegrini e hijo Impresiones, 1987, pág. 130; C. Jáuregui Rueda, Matrimonios de la Catedral de Buenos Aires, 1747-1823, Buenos Aires, Fuentes Históricas y Genealógicas Argentinas, 1989, pág. 102; P. Navarro Floria, Manuel Belgrano y el Consulado de Buenos Aires. Cuna de la revolución (1790-1806), Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 1999, pág. 117; M. I. Seoane, Buenos Aires vista por sus procuradores (1580-1821), Buenos Aires, Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho, 1992, pág. 274; Instituto de Investigaciones Históricas del Derecho, Los Bandos de buen gobierno del Río de la Plata, Tucumán y Cuyo (época hispánica) (edición y estudio de Víctor Tau Anzoátegui), Buenos Aires, 2004, pág. 312; N. Siegrist de Gentile, “Hermanos de la Orden Tercera de San Francisco en Buenos Aires: siglos xvii-xx”, en Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, t. XXV, n.º 231, pág. 16; “Identidades femeninas civiles y profesas religiosas en Buenos Aires: siglos xvii-xx, Letras: A-C”, en Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (Buenos Aires), t. 25, n.º 234 (2004), págs. 40 y 43; “Identidades femeninas civiles y profesas religiosas en Buenos Aires: siglos xvii-xx, Letras: D-I”, en Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, t. 26, n.º 235 (2005), pág. 53.
Nora Siegrist
