Carbonell y Llácer, Antonio. Alcoy (Alicante) 30.V.1827 – Córdoba, 14.VIII.1878. Empresario.
Empresario de la ciudad de Alcoy primero, y de la de Córdoba después, en las que realizó actividades dentro del sector industrial, comercial y financiero bajo el epígrafe de “Capitalista negociante”; llegó a ser uno de los primeros contribuyentes de Alcoy por este epígrafe fiscal en 1861.
En 1851 se casó con Cándida Morand Bordehore —hija de un destacado banquero de Denia—, lo que le introdujo en los círculos financieros regionales; llegó a ser el primer banquero privado de la ciudad de Alcoy hasta el traslado de sus negocios a Córdoba, en 1866. En su cartera de valores del año 1866 figuraban inversiones en la Sociedad de Crédito Valenciano de Alcoy, Sociedad de Crédito y Fomento de Madrid, Sociedad Española General de Crédito, Sociedad Española de Crédito Comercial de Madrid y las sociedades de Alcoy La Nacional y La Alcoyana, que liquidaría al poco tiempo de realizar su traslado a Córdoba. En dicho año, el volumen de su actividad financiera asciende a 4.789.996,68 reales de vellón, y destacan en esta actividad las operaciones que realiza con las ciudades de Alicante, Valencia, Madrid y Sevilla.
El traslado de la empresa y la familia de Antonio Carbonell a Córdoba obedeció a razones de tipo económico; por una parte continuó la actividad financiera y de recaudación de contribuciones en un nuevo mercado que estaba menos afectado por la crisis financiera de 1864 que el levantino, pero su traslado le permitió incrementar su actividad comercial en productos que, como el aceite o la madera, eran los de mayor importancia. La principal beneficiaria de esta decisión fue a medio y largo plazo la ciudad de Córdoba, que desde entonces contó con una de las empresas de mayor relieve en el mundo del aceite de oliva.
La actividad de Antonio Carbonell y Llácer al frente de la empresa en Córdoba fue relativamente breve, ya que falleció a los doce años de su traslado, con cincuenta y un años de edad. En esos doce años montó el sistema de corresponsales para la recaudación de contribuciones, estableció la red de delegados de la Casa Carbonell para la actividad financiera y comercial y entabló relaciones con los principales empresarios y banqueros de Andalucía, como Lariso de Málaga, Tomás de la Calzada de Sevilla o Rodríguez Acosta de Granada y Pedro López de Córdoba, sin olvidar a los que desde antes de su traslado eran sus principales corresponsales, como Jaime Janer o Tutau y Cía.
El análisis global de la cuenta de resultados de la Casa Carbonell en estos doce años dio un saldo favorable de 906.132 reales de vellón. En su composición mostraron una clara incidencia los resultados favorables de la actividad comercial a partir de 1870, mientras que en la financiera tuvieron resultados negativos a partir de 1874. En cualquier caso, la rápida expansión de los primeros llevó a realizar inversiones que la muerte, un tanto inesperada, de Antonio Carbonell y Llácer no permitió amortizar de forma adecuada. En consecuencia, la situación económica de la empresa, a la muerte del fundador, fue un tanto comprometida y como declararon sus albaceas testamentarios —los banqueros cordobeses Pedro López y José Escalambre—, Antonio Carbonell había “muerto insolvente sin que sus herederos tengan nada que percibir”. Los libros de contabilidad valoraban sus deudas en 279.311 pesetas, y frente a las mismas sólo quedaba el capital aportado por la viuda, estimado en 335.879 pesetas.
Bibl.: R. Castejón Montijano, La Casa Carbonell de Córdoba. 1866-1918. Génesis y desarrollo de una sociedad mercantil e industrial en Andalucía, Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1977; La Casa Carbonell y los orígenes del capitalismo andaluz. Actas del I Congreso de historia de Andalucía, Córdoba, 1979.
Rafael Castejón Montijano